La trayectoria del hoy Estadio Víctor Jara ha estado llena de luces y sombras, celebraciones y horrores, música mágica y dolor indecible, solidaridad y represión, que hablan de la historia reciente de Chile. Es un lugar de memoria histórica y de patrimonio nacional. Como escribió la Fundación Víctor Jara en 2002, «este espacio…fue un importante centro de expresión artística, donde se vio nacer y desarrollarse a la Nueva Canción chilena». Revisamos brevemente el camino de este recinto de asamblea pública, deportes y cultura en Santiago y cómo la Nueva Canción chilena se entrelazó con él y con la vida de Víctor Jara.
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2018/04/estadio-victor-Jara-.jpg544816Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2021-04-05 14:00:002021-04-16 16:51:13“El significado del Estadio Víctor Jara (ex Estadio Chile)” por J. Patrice McSherry. Publicado en página19, abril de 2021
La inclusión reciente de la categoría de sitio de memoria en el borrador de la modificación de la Ley de Monumentos por una Ley de Patrimonio impulsada por el gobierno, bajo lógicas modernizadoras y extractivistas-neoliberales, se imponen nuevas trabas en las declaratorias de protección, nuevas exigencias y controles, se subsume en definitiva, la complejidad de las políticas de la memoria a una cuestión nominal.
La transición al Chile de postdictadura se enfrentó,
tempranamente, a las demandas de agrupaciones de sobrevivientes, familiares y
defensores de los Derechos Humanos que giraban en torno al acceso a la
justicia, verdad y reparación. El Estado chileno respondió parcialmente,
mediante el desarrollo de cuatro comisiones de verdad, siendo las principales:
la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, conocida como “Rettig”
(1990-1991) y la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, denominada
como “Valech” (2003-2004). La Comisión Rettig investigó las violaciones a
derechos humanos de la dictadura, específicamente la desaparición forzada,
ejecuciones y torturas con resultado de muerte, describiendo modos de
funcionamiento represivo y principales organismos de inteligencia. La Comisión
Valech se orientó a la investigación de las detenciones y tortura, calificando
a las víctimas de prisión política y tortura. En su informe se estableció que
durante la dictadura en Chile habrían funcionado unos 1.132 recintos de
detención y tortura a lo largo de todo el territorio y en sus recomendaciones
conminó al Estado, a declarar como Monumento Nacional los principales centros.
En ambos informes se establece una versión consensuada de
los hechos y particularmente, “una verdad en la medida de lo posible”, que
sitúa como preocupación vital la reconciliación desde un tono religioso y una
justicia restaurativa (no punitiva). Esto implica entre otros, que la “vía
chilena de la reconciliación” haya optado por resguardar bajo secreto los
archivos Valech y así el acceso al nombre de los perpretadores de los crímenes
por 50 años. Así es como las medidas de reparación dirigidas a las víctimas son
mínimas y limitadas. A ello hay que agregar que, con procesos judiciales lentos
y tardíos, se ha logrado a duras penas que tres cuartos del total de víctimas
calificadas como “desaparecidas” tengan algún grado de respuesta y que al 2017,
unos 1402 agentes hayan sido procesados, muchos de los cuales tuvieron cargos
en los gobiernos civiles[1]. De estos sólo 142 cumplen condena, muchos en
penales como Punta Peuco, es decir, de la mano de comodidades y facilidades
extraordinarias. Un cuadro complejo de violencia estructural y clima de
impunidad emerge, junto al desarrollo de pactos de silencio entre gobiernos y
agentes militares y civiles. Por nombrar un ejemplo, no se ha derogado la Ley
de amnistía (Ley 2191), a pesar de que la CIDH en el 2006 se lo ordenó al
Estado.
En los contextos transicionales, las políticas de la
memoria, entendidas como las acciones gubernamentales a través de las cuales
los Estados que cometieron violaciones sistemáticas a los derechos humanos reconocen
su responsabilidad, se fundan en principios generales como el derecho a la
verdad y el deber de memoria, el derecho a la justicia y la reparación, y las
garantías de no repetición. Una de las principales iniciativas a este respecto,
la conforman los sitios de memoria, entendidos como aquellos lugares donde se
cometieron graves violaciones a los derechos humanos o donde se padecieron o
resistieron esas violaciones o que por algún motivo las víctimas o comunidades
consideran que el lugar puede rendir memoria a esos acontecimientos. Los ex
centros de detención y tortura en tanto sitios de memoria, aportan valiosa
información para reconstruir la verdad de lo sucedido; sirven como materiales
probatorios que atienden al derecho de justicia y deber de los Estados de
condenar judicialmente a los responsables; permiten la construcción de una
memoria en torno a los crímenes de Estado, generando espacios para la educación
y la promoción del respeto de los derechos humanos, así como materialización de
las garantías efectivas de no repetición y el derecho a la reparación
simbólica, entre otros.
Ahora, si bien organismos como el Instituto de Políticas
Públicas del Mercosur, establece entre los deberes de Estado la protección de
estos espacios para consagrar el derecho a la verdad y la memoria, y la CIDH
por su parte, señala que se debe asegurar un abordaje integral de la memoria
que implique la obligación de adoptar políticas públicas coordinadas con
procesos de justicia, establecimiento de reparaciones y no repetición de las
graves violaciones a los DD.HH., en Chile, no existe una política de Estado a
este respecto. Es por ello por lo que, se ha utilizado a favor la “Ley de
Monumentos Nacionales”, aunque el espíritu normativo contiene valoraciones
arquitectónicas o históricas decimonónicas, involucrando una serie de
dificultades prácticas y no responde a problemáticas de manejo o uso de estos
espacios. A la fecha, la presión de los colectivos por acceder a las
declaratorias de Monumentos de los sitios de memoria, ha permitido frenar de la
destrucción total a algunos espacios (de los 1132 reconocidos oficialmente, al
año 2018 solo 34 cuenta con protección legal[2]), en consecuencia, el uso
patrimonial se ha convertido en un mecanismo de urgencia.
En el tránsito desde las memorias a los patrimonios, hubo
cambios en el posicionamiento de los lugares hacia la arena pública,
transformando las memorias de la represión, en un bien público a disposición
de la sociedad. En el proceso intervienen diversos actores: sobrevivientes,
familiares, activistas de derechos humanos, vecinos, políticos, FF.AA. y de
Orden, entre otros, disputando el derecho a la tenencia y uso para signar
públicamente su función y sentido. La inclusión reciente de la categoría de
sitio de memoria en el borrador de la modificación de la Ley de Monumentos por
una Ley de Patrimonio impulsada por el gobierno, bajo lógicas modernizadoras y
extractivistas-neoliberales, se imponen nuevas trabas en las declaratorias de
protección, nuevas exigencias y controles, se subsume en definitiva, la
complejidad de las políticas de la memoria a una cuestión nominal. Si se llega
a concretar esta inclusión en la normativa patrimonial, se cierra la
posibilidad de dar un espacio específico a ello dentro de una política de la memoria,
neutralizando lo político ligado a los sitios de memoria, minimizando así la
violencia de lo acontecido.
A diferencia de otros países, en Chile opera un modelo
“outsourcing” patrimonial y en torno a la memoria, en tanto, la posición es
siempre reactiva a las demandas de la ciudadanía. En consecuencia, el Estado no
se involucra en la responsabilidad de la gestión, investigación, entre otros,
de los sitios de memoria, traspasa estas obligaciones a la ciudadanía,
incumpliendo compromisos suscritos en la justicia transicional local e
internacional. “En los años ochenta, cuando lo importante era derrocar a la
dictadura, nunca imaginamos que, décadas después, algunos nos dedicaríamos de
lleno a luchar por recuperar los lugares donde fuimos torturados”[3]. Esta
frase resume el movimiento ciudadano que se ha generado en torno a la
recuperación de los sitios de memoria, que constituye una manifestación
inédita no sólo de la conversión en retórica patrimonial de estos lugares,
sino que es parte de un proceso complejo de “autoreparación”, que implica que
los propios sobrevivientes salven de la devastación, a los propios restos de su
horror. Cuando el lugar es recuperado, a las preocupaciones de gestión y otras
de los usos, se les suma las crecientes acciones de vandalismo, mensajes en
apoyo a la dictadura, asaltos y violencia, que buscan destruir y negar este
pasado.
La falta de ponderación de su relevancia, ha posibilitado
también que muchos de los sitios que aún se conservaban en la actualidad,
hayan sido sin más remodelados, destruidos, demolidos, entre muchos otros,
así como mantenidos en sus usos policiales, militares o represivos. Ahí cabe
recordar la máxima: “sin lugar, no hay acontecimiento”. Materialidad y
recuerdos se conjugan para el necesario rescate de la memoria de esta clase de
lugares. El proceso constituyente en ciernes resulta en una oportunidad única,
para que por fin el Estado se haga parte y sostenga una política pública
integral para la memoria, que permita justamente productivizar el impulso y
movimiento ciudadano en torno a los sitios de memoria, avance en materia de
acceso a la justicia y verdad, sancione el negacionismo, pero sobretodo,
reconozca su agencia, como piso mínimo base para abordar su responsabilidad en
la violación a los DDHH. Esta acción resulta una materia ineludible hoy más que
nunca: el abordaje de una política de la memoria como instructivo, que nos
enseñe sobre la fragilidad del orden social y advierta que en las condiciones
actuales o futuras, nada asegura que la catástrofe no se vuelva a repetir.
Referencias:
[1] Barthou, C. (2017). La justicia en la balanza. Procesos,
juicios y condenas por violaciones de los derechos humanos acontecidas en Chile
entre 1973-1990. Santiago: Comisión Ética Contra la Tortura.
[2] Seguel, P. (2018). Las políticas de protección
patrimonial de sitios de memoria en Chile, 1996-2018. Aproximaciones desde un
campo en construcción. Persona y Sociedad, 1:63-97.
[3] Zalaquett, P. (2017). Presentación. En: Haciendo
Memoria, construyendo historia: el Cuartel Borgoño, (pp. 3-4). Manuscrito no
publicado, Corporación Memoria Borgoño.
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/03/reduperandoelestadio.jpg6831024Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2020-10-31 16:39:462020-10-31 16:44:37Una política integral de la memoria para Chile: los sitios de memoria como instructivo político para hoy
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/03/BanderaVíctor.jpg10511000Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2020-03-31 13:00:002020-03-31 19:35:46VÍCTOR JARA Y LAS NUEVAS FORMAS DE PENSAR Y ACTUAR POLÍTICAMENTE...
Durante las manifestaciones que se desatan en octubre y que continúan por todo Chile, la presencia de Víctor Jara ha sido increíble: murales con su imagen en Valdivia, por ejemplo; veo un afiche tipo cómic en el que Víctor le habla al perro Matapacos: “Nuestro pueblo nos llama. ¡Vamos a darle fuerza!”. Y en la explosión, “El derecho de vivir en paz” se convierte en un himno, que incluso se graba con una letra actualizada –autorizada por Joan Jara- que cantan las voces más destacadas de estos días.
Nuevamente, hace pocos días, la tumba de Víctor Jara fue
profanada con rayados ofensivos contra la memoria del cantautor. ¿Por qué?
Porque el artista no murió en septiembre de 1973 y –como el aparecido- se presenta
cuando lo necesitan. Durante las manifestaciones que se desatan en octubre y
que continúan por todo Chile, la presencia de Víctor Jara ha sido increíble:
murales con su imagen en Valdivia, por ejemplo; veo un afiche tipo cómic en el
que Víctor le habla al perro Matapacos: “Nuestro pueblo nos llama. ¡Vamos a
darle fuerza!”. Y en la explosión, “El derecho de vivir en paz” se convierte en
un himno, que incluso se graba con una letra actualizada –autorizada por Joan
Jara- que cantan las voces más destacadas de estos días. Entre ellas la de
Roberto Márquez, de Illapu, que en cierto sentido enlaza a la Nueva Canción
Chilena con el Canto Nuevo, la música del exilio y la de la posdictadura. El
derecho de vivir en paz como un reclamo de hoy y de siempre. Víctor Jara
aparece, crece en cada episodio de lucha popular y de manera espontánea. Así
también crece el odio que le tiene la derecha.
El odio a Víctor Jara también ha tenido una expresión
institucional. En efecto, cumpliendo los requisitos establecidos en las bases
de una licitación, la editorial Cal y Canto ganó la competencia para hacer el
texto de estudio para la nueva asignatura “Educación Ciudadana”. La empresa
cumplió y entregó el libro, pero súbitamente el Ministerio de Educación procedió
a censurar algunos contenidos, pedir la eliminación de páginas, y encarga un
nuevo texto para que haya “más opciones”. Es decir, duplica el gasto fiscal para
tener una alternativa que, por supuesto, en el reparto que haga el Mineduc
reemplazará el que no le gusta al gobierno. Entre los contenidos censurados hay
una página con una canción y la imagen de Víctor Jara. Con la indicación
“eliminar” está la ilustración para el villancico “Doña María le ruego”, tema
que compusiera Violeta Parra para Víctor Jara cuando este aún integraba el
conjunto Cuncumén. En el dibujo Víctor Jara le canta a una sagrada familia
popular.
El libro incluye una canción compuesta por Víctor Jara en
1968, año de movilizaciones estudiantiles: “Movil Oil Special”. La licitación
del texto de estudio se hizo, por supuesto, antes del llamado estallido social
de octubre del 2019. Cuando en las calles algunos versos de la canción se
hacían dramáticamente actuales para los estudiantes: “Que viene el guanaco / y
detrás los pacos / la bomba adelante / la paralizante / también la purgante, / y
la hilarante. / ¡Ay qué son cargantes / estos vigilantes!” En esos tiempos no
se lanzaban los balines con que le han volado los ojos a tantos manifestantes. Después
del estallido, para un gobierno que ha sido desafiado por los estudiantes
resultó del todo inconveniente publicar una canción que se remata con: “…los
jóvenes revolucionaurios / han dicho basta por fin. / ¡Basta!”.
Jorge Montealegre
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/01/75534355_838688289903757_4784287512669454336_o-scaled.jpg9732560Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2020-01-22 03:19:132020-01-22 03:19:14VICTOR JARA EN LA EDUCACIÓN CIUDADANA
EL COMIENZO DE UNA HISTORIA SIN SABER EL FIN – Desde un histórico 2019 a la esperanza del 2020, con Víctor en el corazón del pueblo
Estamos terminando un año que será recordado para siempre en la historia de Chile. Asistimos a un momento doloroso, lleno de incertidumbre, pero también pleno de esperanzas. Como dijera Víctor, es El comienzo de una historia sin saber el fin…
La rebelión popular, a costa de muchos sufrimientos de pérdidas humanas, miles de heridos y torturados, ha creado las bases para el nacimiento de un nuevo Chile. Sin embargo, no hay certezas de nada. El año que pronto comenzará solo promete ser arduo y complejo. Habrá que superar obstáculos enormes y solo la unidad del pueblo sabrá como hacerlo.
Pese a todo el dolor y las dificultades nos alienta ver como las calles se llenan de vida en las manifestaciones populares. En esos espacios de plena libertad, con el alma llena de banderas, la presencia de Víctor Jara ha estado en el corazón del pueblo. Sus canciones y su rostro pintado en banderas, pancartas y muros, es un poderoso mensaje de rebeldía y esperanza.
Desde un histórico 2019 les enviamos un saludo fraterno y solidario para recibir este 2020, con la mirada puesta en lograr los cambios profundos que Chile necesita para construir entre todos y todas un país más justo y verdaderamente libre.
CON VÍCTOR EN LA MEMORIA SIEMPRE VAMOS POR ANCHO CAMINO.
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2019/12/Lienzo3.jpeg9601280Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2019-12-30 20:18:592019-12-30 20:28:52El COMIENZO DE UNA HISTORIA SIN SABER EL FIN
A Joan no le gusta hablar, pero es un privilegio oír su palabra. Siempre con su dolor irreparable, con solidaridad recíproca, incansable en su misión y transmitiendo fuerza. Mucha fuerza. Cabizbaja, escucha, piensa. No queremos importunarla. Infunde un respeto profundo difícil de verbalizar. El silencio es una canción de Víctor Jara que solo ella conoce.
Recientemente presidió el acto en el que la Fundación Víctor Jara hizo público el sitio archivovictorjara.org. Se trata del resultado de un largo trabajo de rescate patrimonial en torno a la biografía y obra de Víctor Jara; a la solidaridad internacional motivada por el impacto de su testimonio y a la resonancia de su figura en la resistencia democrática y en las nuevas generaciones. El acervo corresponde a quinientas fotografías que estarán a disposición de las personas interesadas en conocer, revisar, investigar. Afiches, fotografías, correspondencia. Huellas, rastros, rostros, resonancias. Surcos. Una tarea de rescate, divulgación y defensa de la memoria que Joan –con sus hijas Manuela y Amanda- inició cuando comenzó un exilio interminable. Ya como Fundación la iniciativa empezó a materializarse hace unos 27 años, con el aporte fundamental de Eugenia Arrieta Salvatierra, ya fallecida, quien como voluntaria de la Fundación se dedicó a solicitar, recopilar y ordenar diversos documentos. La tarea continuó (el Archivo fue presentado por Catalina Echeverría y Mariela Llancaqueo; junto a Cristian Galaz, director ejecutivo de la FVJ).
Pienso que son huellas, los vestigios biográficos que tenemos de Víctor Jara que dejaron una impronta “verificable” (sus discos, fotografías y videos de actuaciones, apariciones en la prensa de su época, etc.); como rastro pienso en la presencia en la ausencia, sin Víctor Jara físicamente –deja su huella en el viento- y ese rastro lo recoge la solidaridad internacional (afiches, conciertos en su homenaje, esculturas, nombre de calle, etc.); por último están las resonancia en las expresiones espontáneas donde la figura y obra es inspiradora de otras obras y figuras, de nuevas generaciones que no conocieron a Víctor Jara en persona ni vivieron o sufrieron la solidaridad internacional o la resistencia bajo dictadura; pero que tienen una cercanía afectuosa con el mito. A propósito recuerdo –y vuelvo a escuchar- “Homenaje” de Santiago del Nuevo Extremo: Sólo quiero saber quiénes miran / hacia donde miro yo /quiénes son los que enredadas las manos / se acuerdan del cantor. // No vacilaremos / en tenderle una canción / un millón de voces / le dirán que no fue en vano / que nos diera de su boca / el pan del aire y una flor / Víctor, gran ausente / desde siempre te cantamos…
Un Archivo es más que un archivo. Lleno de memoria, en él están las huellas, el rastro y las resonancias: un gran surco en nuestra tierra que tiene semillas de valores y memoria, de arte y política que, sabemos, no todas germinan al mismo tiempo.
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2018/12/2018-1.jpg6861360Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2018-12-30 22:53:232018-12-30 23:53:34¿COMO SERÁ RECORDADO ESTE 2018? Unión y fraternidad
Poco antes de que empezara el recital de Roger Waters, y en medio de la ansiosa espera, al centro del Estadio nacional, comenzamos a recibir noticias de que algo muy grave estaba pasando en el Walmapu, en la zona de Ercilla, en la comunidad de Temucuicui. Las noticias eran confusas. Ya entrada la noche y el recital avanzando hacia el final, las noticias se confirmaban: un comunero había sido muerto una vez mas por la espalda, con balas disparadas por miembros del comando Jungla.
Entonces Roger Waters tomó su celular y lo acercó al micrófono. La voz de Victor Jara se escuchó con asombrosa claridad, cantando El Derecho de Vivir en Paz. La emoción por partida doble. Por un lado un homenaje sincero de un gran artista, aplaudido por los 50 mil asistentes. Pero por otro, la triste coincidencia de que lo que ahí se expresaba contenía una verdad desgarradora: el canto valiente siempre será canción nueva. La vigencia del mensaje de Victor nos envolvía en el dolor por tantos y tantas hermanas asesinadas por la mano de miserables intereses económicos.
Esa noche no la podremos olvidar jamás. Por Roger, por Víctor y por Camilo.
#JusticiaParaCamiloCatrillanca
Cristian Galaz
Noviembre 2018
Foto: Agencia Uno.
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2018/11/Camilo-Catrillanca.jpg600900Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2018-11-30 20:08:202018-11-30 20:42:54CAMILO CATRILLANCA, ROGER WATERS Y VICTOR JARA.
https://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2018/11/Roberto-Márquez-FAM-Víctor-Jara-2018.jpg20002746Andrés Castillohttps://fundacionvictorjara.org/wp-content/uploads/2020/06/LOGOSITIO.pngAndrés Castillo2018-11-30 16:54:402018-11-30 18:39:44El FAM con los ojos de Antonio Larrea