Con un enfoque terapéutico y artístico culminó el curso con la entrega de diplomas a sus 14 participantes que destacaron la oportunidad que les brindó el taller, agradeciendo el espacio de sanación y creación.
El pasado viernes 20 de diciembre se realizó el cierre del taller gratuito “Memoria en trozos de colores” desarrollado por la Fundación Victor Jara junto a las monitoras Grisel Rico y Nataly Vargas en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara, un curso orientado hacia mujeres mayores de 40 años para trabajar sus fracturas y dolencias desde un enfoque terapéutico y artístico.
El proyecto que fue financiado por el Programa Sitios de Memoria, de la Unidad Sitios de Memoria del Servicio Nacional del Patrimonio, tuvo una duración de tres meses y se realizó en el espacio que antes fuera una confitería dentro del ex Estadio Chile, centro de detención, tortura y exterminio durante la dictadura de 1973. Dicha confitería es un espacio sensible para el actual sitio de memoria, ya que allí, de acuerdo a Rocío Guajardo, encargada de cultura, «algunas de las mujeres que estuvieron detenidas en el ex Estadio Chile han reconocido que en ese lugar sufrieron violencia política-sexual, es por ello que con este taller se quiso resignificar este lugar, creando y sanando desde el arte y las memorias para así tener reparación».
Grisel Rico y Nataly Vargas señalaron que “este taller tiene sus raíces en el trabajo artístico terapéutico donde también trabajamos con el cooperativismo y nos fuimos tejiendo entre todas como una forma de potenciar una propuesta de desarrollo a través de esta metodología”. Ambas talleristas también destacaron que “lo importante de este trabajo es lo colectivo, tenemos compañeras que en la etapa del mosaico no podían trabajar haciendo los cortes necesarios para poder tomar una tenaza, cortar una pieza, pero nos organizamos de tal manera que habían compañeras que cortaban piezas y otras las pegaban, así que todas éramos parte del todo que culminó en este mosaico”.
El marco del curso fue situarlo desde la reflexión de experiencias vividas en el periodo de la dictadura (1973-1990), pero también abarcando el estallido social de 2019 y épocas complejas personales que transitaron mujeres adultas: “Utilizamos la técnica del mosaico relacionándolo con el tema de la ruptura, de todo lo que en algún momento se puede romper, de igual manera lo podemos reconstruir y por eso elegimos específicamente esta técnica. Es una forma también de ver que el arte es reparatorio, es una deuda que se tiene con nuestra gente y que también hay que retomarla, especialmente después del proceso del estallido, son cosas que tenemos que mantener en la memoria”, sostuvieron Rico y Vargas acerca del enfoque del taller.
Un trabajo colectivo y terapéutico
Catorce fueron las mujeres que finalizaron el taller y recibieron sus diplomas junto a un presente que contenía trozos de cerámica para elaborar un mosaico. En medio de una íntima jornada se llevó a cabo la ceremonia de cierre, donde las participantes conversaron y expresaron su opinión sobre haber sido parte de este proceso creativo y terapéutico. Claudia Miranda fue una de ellas, quien agradeció la experiencia describiéndola como “súper gratificante, ya que junto a nuestras compañeras compartimos nuestras vivencias, nuestra memorias, donde hablamos también de lo que sucedió aquí en el estadio y eso nos sirvió para ir acompañándonos en este proceso. Aprendimos a trabajar colectivamente y ese es el camino que tenemos que seguir.
Lily Heredia Donoso fue otra de las participantes que comentó su reflexión: “Agradezco este proyecto de la Fundación Victor Jara en donde pude aprender, hablar y conocer la historia de muchas otras mujeres. Gracias a las monitoras Grisel y Naty aprendí a ser más tolerante, más cooperadora y aprendí a sanar heridas familiares que tenía por todo lo que pasó en la dictadura, por venir de una familia militar”, detalló.
“Esta experiencia fue fabulosa para mí, fue un crecimiento que nunca voy a terminar de agradecer, porque yo he participado de muchos talleres, pero esto fue totalmente diferente a lo que yo he hecho. Esto fue realmente engrandecedor, acogedor, con aprendizaje, llanto, risa y muchas emociones. Así que muchas gracias a la Fundación por darnos esta oportunidad que me permitió crecer personalmente”, concluyó Lily Heredia Donoso sobre su proceso en el taller de mosaico.
El mosaico que desarrollaron las participantes del curso pretende instalarse en la fachada de la confitería del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara para luego tener una gran inauguración con quienes lo elaboraron en compañía de sus familiares y núcleos de amistades.