El taller organizado por la Fundación Víctor Jara está dirigido para mujeres mayores de 40 años y tendrá una duración de tres meses. Un proyecto financiado por el Programa Sitios de Memoria, de la Unidad Sitios de Memoria, del Servicio Nacional del Patrimonio.
Desde el pasado 9 de agosto se desarrolla en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara el taller “Memoria y mosaico: mujeres en trozos de colores” organizado por la Fundación Víctor Jara. Un taller dirigido a mujeres mayores de 40 años y que busca trabajar las memorias desde el arte.
El curso que está a cargo de Natalia Vargas y Grisel Rico pretende aportar a las mujeres -a través de la horizontalidad del arte- una forma de conectar con procesos vividos durante los períodos de dictadura 1973, retorno a la democracia y el estallido social desde sus experiencia vividas, trascendiendo lo generacional.
De acuerdo a ambas talleristas, “la metodología de acompañamiento es a través de la escucha activa y recopilación de datos de manera grupal, recurriendo a fortalecer la transmisión oral y el tejido humano”.
Tanto Natalia Vargas como Grisel Rico mencionan que “el mosaico es utilizado como herramienta de arte terapia, trabajando desde la fractura de su vivencia a la materialidad, debido a su relación directa con lo cotidiano dando la posibilidad de crear algo nuevo. Crear un mosaico es aprender a enfrentarse a situaciones, donde todo se puede romper, pero aprendemos a dar nuevas formas de vida”, añadieron las talleristas.
PRIMERAS SESIONES
Ya van cuatro sesiones del taller de mosaico, donde en jornadas de dos horas, las asistentes han trabajado en la elaboración de un diseño de mosaico individual para luego dar paso al trabajo grupal. De acuerdo a Vargas y Rico, “las participantes han agradecido que sea un espacio solo para ellas, mujeres de su edad. Al transcurrir el proceso nos compartieron que han ido avanzando desde su autopercepción, algunas maquillándose para asistir y cambiando sus colores de vestir.”
Paola Espinosa, integrante del curso de mosaico y además del de creación de arpilleras, comenta que se enteró a través de las redes sociales de ambos talleres. Paola asegura que le ha ayudado para reencontrarse consigo misma: “Es primera vez que participo en actividades dedicadas a mí, para encontrarme también con parte de nuestra historia y también para contar mis vivencias. Encuentro que esto es muy positivo y estoy muy agradecida de la oportunidad que nos están dando”.
En la misma línea, su compañera Marta, quien se enteró de las clases a través de afiches en las calles, asegura que el taller le ha parecido “excelente”. “Me ha gustado mucho porque me están ejercitando mis manos que ya están casi muertas”.
El taller de mosaico es financiado por el Programa Sitios de Memoria, de la Unidad Sitios de Memoria, del Servicio Nacional del Patrimonio.
Texto y fotografías: Constanza Yáñez Coñoepan