Hace unas semanas, representantes de nuestra institución recorrieron este recinto ubicado en Buenos Aires. Un lugar que sirve de referencia para el proyecto de la Fundación que busca avanzar en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.
La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Argentina es un espacio icónico para los Derechos Humanos a nivel mundial. Utilizado por la dictadura argentina como lugar de detención, tortura y asesinato de prisioneros y prisioneras políticas, los edificios en la actualidad relatan -literalmente- las atrocidades y atentados a la humanidad que se cometieron. Un lugar de muerte en el que, paradójicamente, nacieron niños y niñas, algunos de los cuales forman parte de la narración coral que han construido familiares, padres, madres, descendientes y todos quienes reivindican la memoria de las víctimas.
Hace unas semanas, representantes de nuestra Fundación recorrieron este recinto ubicado en Buenos Aires. Este lugar es una inspiración concreta para el proyecto de la Fundación que busca avanzar en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara. “Era un anhelo de hace muchos años visitar la ESMA. Nuestro querido amigo Ernesto Lejderman (hijo de ejecutados políticos en Chile) coordinó un recorrido que resultó impactante y que nos llenó de motivación: entender que la tarea es larga, ardua y continua, tan necesaria hoy como ayer ”, relata Amanda Jara, quien junto a Cristián Galaz y Andrea Ugalde realizaron el recorrido.
En el Museo de Sitio de Memoria ESMA se ejerce pedagogía sobre los Derechos Humanos y se mantiene viva la necesidad de justicia y de garantías de no repetición. Amanda Jara da detalles del funcionamiento de este espacio: “Son 34 edificios en más de 30 hectáreas que fueron entregados a las agrupaciones de DDHH por parte del Estado argentino, comprometiendo recursos para su funcionamiento. Es algo que impacta porque acá en Chile vivimos más precariedad, los recursos no se comprometen a largo plazo y año a año hay que luchar. Esa sinergia que vimos allá tendremos que seguir buscándola acá”.
Las paredes de la ESMA relatan muchas historias que dejan huella: con diversos recursos museográficos y audiovisuales, las personas conocen las biografías de las víctimas, ven en detalle cómo se utilizaban esas zonas en los días de prisión, escuchan los impactantes testimonios en los juicios a los asesinos y sus cómplices, realizados en 1985 y a mediados de los 2000. Se incluyen las voces de las abuelas y madres de la Plaza de Mayo, también de los hijos y los nietos, quienes forman parte de una búsqueda que no se ha detenido de las guaguas que fueron arrebatadas a sus madres para ser entregadas a otras familias que las criaron, negándoles su verdadera identidad.
El trabajo para transformar la ESMA en un espacio con sentido histórico y que evidencie el accionar del terrorismo de Estado, comenzó en 2004. En mayo de 2015 se inauguró finalmente el Museo Sitio de Memoria ESMA, que logra transmitir la memoria a distintas generaciones, como se ve en las visitas que se realizan diariamente y que están reservadas con un año de anticipación. “Hacen un recorrido emocionante, estructurado con mucho rigor, mucho respeto y revisitado para que le hable a nuevas generaciones. En la última parte del recorrido muestran los avances en los casos y eso fue lo que más me emocionó porque ¡pucha que estamos lejos de eso! ¿qué pasa con la lentitud de nuestra justicia? Dentro de toda esa reflexión me quedo también con las ganas de seguir buscando caminos sin quedarse en la impunidad que existe en nuestro país”, comenta Amanda Jara, quien destaca el vínculo generado con personas y organizaciones de Derechos Humanos y Memoria argentinas. “Compartimos experiencias y tiramos líneas ya para la conmemoración de los 50 años. Nos llenamos de inspiración y motivación para seguir trabajando”.
Mas información sobre la ex Esma en http://www.museositioesma.gob.ar/