Hace 33 años se desarrollaron las dos jornadas de purificación del ex Estadio Chile un 5 y 6 de abril de 1991, organizado por Joan Jara junto a sus dos hijas Manuela y Amanda. Fueron dos días intensos de actividades artísticas, bailes, cantos, interpretaciones actorales y pintura. Todo con la intención de expiar el ambiente de las dependencias del edificio que hoy es el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara. Una acción popular y colectiva en torno a la cultura y a los derechos humanos que dio origen a la Fundacion Victor Jara.
Amanda Jara, al rememorar Canto Libre asegura que: “Junto a mi madre y hermana entramos al ex Estadio Chile con mucha esperanza y decisión para expiar todo eso que había sucedido ahí y también para recuperar ese lugar como sitio de memoria”.
La actividad fue dirigida por el actor y director de teatro Andrés Pérez y el bailarín y coreógrafo Patricio Bunster. Además, personas y organizaciones de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos colaboraron en la producción como los y las grandes artistas Jane Fonda, Peter Gabriel, Michelle Pfeiffer, Susan Fleetwood, Richard Gere, entre otros.
Desde el espectro artístico nacional, el actor José Soza, la compañía Teatro del Silencio fundada por Mauricio Celedón y Claire, los miembros de las bandas Inti-Illimani y Congreso fueron algunos de los diversos artistas que participaron en las dos jornadas que tuvieron los alrededores y el interior del actual Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara con múltiples personas desplegadas expresando arte y memoria.
En Canto Libre además de purificar el espacio también se hizo una conmemoración por todas las personas que fueron torturadas por los militares en el ex Estadio Chile entre 1973-1974. Así como también quienes fueron asesinados como los casos de Littré Quiroga y Víctor Jara.
Al respecto, en el evento, Joan Jara sostuvo que: “Víctor, por sobre todo era humano, y aquí murieron muchos seres humanos y muchos sufrieron. Yo creo que nuestro actor debe pensar no sólo en Víctor, sino en todos ellos”.
Por otra parte, en su libro Víctor, un canto inconcluso describió a la actividad como: “Un acto sublime de amor y solidaridad en el que tomaron parte muchos amigos, que desde fuera del país, lo habían apoyado económicamente; los artistas, que dieron lo mejor de sí mismos; y las seis mil personas que llenaron el estadio para asistir al evento. Cuando el último poema de Víctor, inacabado, fue recitado públicamente por primera vez en aquel lugar, fue realmente como si el último grito de esperanza de Víctor hubiera visto luz. Quizás fuéramos capaces de acabar su canción”, concluyó sobre la última obra del cantautor.
“Sin olvido, bailaremos, bailaremos porque nuestra plegaria canta a sus vidas”
A través del arte, todas y todos quienes estuvieron presentes quisieron resguardar la memoria de las y los detenidos políticos. Una de las que fue parte de las jornadas de purificación fue Muriel Cornejo, actriz, escenógrafa y artista plástica. Tras ya un poco más de tres décadas, le es aún difícil hablar de lo que vivió en Canto Libre, porque tuvo una “mezcla de emociones”, pero afirmó que fue un honor, porque fueron casi dos meses de preparación y conversaciones para definir cuál era la mejor forma de llevar a cabo la purificación del estadio.
Cornejo colaboró con ideas y aportó en la escenografía de Canto Libre, ante esto, expresó que: “Me siento orgullosa de haber propuesto el final con las estrellas para dejar una imagen cósmica del final de Víctor. Eso me gustó mucho. Por otro lado, en lo personal, aparte de lo emocional y de la catarsis de los años de dolor y de tristeza, fue enriquecedor tomar esa catarsis del dolor y transformarla en creatividad”.
Para la escenógrafa fue emocionante estar con Joan, Manuela y Patricio Bunster cuando estuvieron en el camarín en el que Víctor fue torturado, describiéndolo como “un momento muy fuerte y que al recordarlo, me sigue estremeciendo”. Agregando que para el desarrollo de las jornadas de purificación: “Hubo una suma de voluntades para poder purificar el estadio, limpiar ese peso que había allí. Creo que esas jornadas unificaron a muchas personas de distintos niveles artísticos que quisieron colaborar para contribuir a este gran evento con los payadores, la gente del teatro, los músicos, los bailarines. Todos estábamos dispuestos a ensayar lo que fuera para que todo saliera muy bien”, detalló y concluyó la artista.
Por: Constanza Yáñez Coñoepan