Representantes de ambas organizaciones entregaron la solicitud en la Oficina de Partes del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. La fecha fue escogida para honrar la memoria de Victor Jara, cantautor de la Nueva Canción Chilena asesinado tras el Golpe de Estado de 1973.
Este lunes 15 de septiembre, Amanda Jara Turner, presidenta de la Fundación Victor Jara, junto a Cristina Wormull Chiorrini, presidenta de PEN Chile, llegaron hasta la Oficina de Partes del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para entregar una carta que solicita que el 16 de septiembre sea reconocido como el Día Nacional de la Libertad de Expresión.
En la misiva que cuenta con más de 500 firmas de apoyo se señala «PEN Chile eligió el 16 de septiembre, día del asesinato de Víctor Jara por la dictadura militar en 1973, para honrar su memoria y un legado que sigue sosteniendo el alma de un pueblo que todavía lucha por el Derecho a vivir en paz, esa canción maravillosa que nombra el derecho fundamental sin el cual los demás se desarman, se deshilachan, al igual que el derecho a la libertad de expresión por la que fue asesinado. Todas sus canciones hablan de amor, de paz, de dignidad y de justicia social, valores que defendemos como los únicos que sustentan el buen vivir en una sociedad inclusiva, unida y libre».
El origen de esta petición surge en el 2021 cuando el Comité de Escritores Encarcelados de PEN Internacional pidió a todos los centros del mundo escoger una fecha significativa de la historia nacional para organizar la celebración pública de la libertad de expresión, con vistas a resaltar la importancia de proteger este derecho esencial en una sociedad democrática, derecho que es baluarte de PEN Internacional y debería serlo de todas las naciones.
(De izquierda a derecha) Gonzalo Simón, Patricio Leiva, José Luis Acevedo, Diane Alméras, Amanda Jara y Cristina Wormull Chiorrini.
La presidenta de PEN Chile, Cristina Wormull Chiorrini, insiste acerca de “la importancia de la libertad de expresión para la vitalidad democrática y cultural de todas las sociedades” y expresó que “la creación de un día nacional permitirá asegurar su visibilidad en la vida cotidiana de nuestro país, no solo como derecho fundamental que se debe proteger, sino también como oportunidad de celebrar su presencia en la vida nacional”.
Por su parte, Amanda Jara, hija de Victor Jara, asegura que “es importante que el Estado garantice, promueva y proteja un derecho fundamental como lo es la libertad de expresión, para así defender la democracia. Es urgente que también refuerce este mensaje dentro de la sociedad chilena creando recursos constitucionales y legales que velen por él”.
La también líder de la Fundación Victor Jara, agradece la intención de PEN Chile por querer honrar la memoria de su padre, reconociendo su legado y labor como un artista que cantaba por la justicia social. “Valoro mucho que PEN Chile haya querido levantar esta solicitud en memoria de mi papá y lo hayan querido hacer junto a nuestra Fundación. Al igual que a tantas personas, a mi papá lo mataron por soñar un mundo mejor, y por cantarle a su pueblo. Esperamos que el Mincap establezca el 16 de septiembre como el Día Nacional de la Libertad de Expresión, sería un símbolo de esperanza, democracia y futuro”.
El Archivo Oral del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara realizó un primer levantamiento de relatos de personas que estuvieron detenidas en el ex Estadio Chile durante la dictadura. A 52 años del Golpe de Estado, en un ejercicio que busca visibilizar a quienes resistieron la masacre de la dictadura, la Fundación Victor Jara comparte algunos de estos testimonios.
Como una de las áreas de trabajo del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara, desde el año 2023 la Fundación Victor Jara ha impulsado la creación del Archivo Oral, espacio de memoria que dialoga directamente con las diversas capas históricas asociadas al ex Estadio Chile desde su creación en 1969 —bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva— hasta la actualidad.
El objetivo fundamental de este archivo oral es la recopilación de testimonios con la finalidad de indagar en las experiencias de las y los sobrevivientes a la prisión política en el ex Estadio Chile, tanto del primer periodo de detención —fechado entre el 12 y el 16 de septiembre de 1973— como del segundo periodo que se desarrolló entre noviembre de 1973 y julio de 1974. Otra de las misiones del Archivo es indagar en la experiencia de familiares de personas ejecutadas y detenidas desaparecidas, así como también, esta área de trabajo se dedica a investigar en torno a dichos periodos históricos.
El Archivo Oral define sus sentidos en línea con la pedagogía de la memoria al entablar una reflexión sobre el valor de los Derechos Humanos, entendiéndolos como una herramienta significativa para pensar y nutrir la convivencia democrática. De este modo, el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara busca robustecer las acciones de reparación simbólica en torno a los procesos de verdad, justicia y reparación aún no resueltos en el país.
A través de la recopilación de memorias, vivencias y reflexiones en torno a la significación actual del valor de los derechos humanos, el Archivo Oral también busca valorizar la experiencia y opinión crítica de quienes sobrevivieron a la represión de la dictadura civil-militar; indagando en las experiencias vitales de los hombres y mujeres sobre quienes sufrieron represión posterior al golpe de Estado.
Mauricio Tapia, encargado del Archivo Oral, explica que “la reconstrucción que se realiza generalmente desde la historia sobre los procesos de violencia política se enmarcan en una visión más bien estructural: partidos, movimientos, dirigentes, organizaciones. Se deja afuera así el factor humano que encarnó dichas ideas, no se le pone rostro a dichas víctimas y sobrevivientes de la prisión política”.
“El ejercicio de memoria es por tanto el de humanizar y conocer la experiencia única e irrepetible de cada individuo que conformó los colectivos que fueron reprimidos, para entender entonces por qué se les atacó y violentó”, comenta Tapia acerca del enfoque que tiene el Archivo Oral.
Las y los prisioneros del ex Estadio Chile tenían distintos perfiles, algunos eran estudiantes secundarios y universitarios, trabajadores de fábricas pertenecientes a cordones industriales, funcionarios públicos, artistas e intelectuales. Pero en general, de las aproximadamente 5 mil personas que estuvieron detenidas, estas tenían un factor común, estaban vinculadas al gobierno de la Unidad Popular, eran simpatizantes del presidente Salvador Allende y de la vía chilena al socialismo, o eran militantes de partidos de izquierda. Un gran número de estos grupos de estudiantes, trabajadoras y trabajadores jóvenes eran menores de edad, en aquella época la mayoría de edad se cumplía a los 21 años.
El Archivo Oral presenta un relato de diversas voces, donde la caracterización de estas se hace a través de su propio relato: “el 11 de septiembre yo estaba con permiso maternal y trabaja en la Universidad Técnica del Estado (UTE), yo era profesora de historia”; “En el 73 tenía 18 años, estudiaba ingeniería en ejecución y electricidad en la UTE, iba en segundo año de ejecución (…) Yo nunca milité en ningún partido, fui militante de la Unidad Popular, fui militante de un movimiento”; “Desde 1968 hasta 1973 presté mis servicios profesionales, como dibujante técnico a la Compañía Standard Electric (…), sector perteneciente al Cordón Industrial Vicuña Mackenna”; “Yo en ese entonces tenía 16 años, era un adolescente y recuerdo de haber estado muy afligido”; “En el 73 yo estudiaba en la Escuela de Artes y Oficios (EAO), en la especialidad de instalaciones sanitarias. Y es donde me sorprende el Golpe de Estado”.
Tras más de cinco décadas de la utilización del Estadio Chile como centro de detención, tortura, y exterminio, las secuelas de la prisión política siguen vigentes, marcando un hito traumático en las trayectorias de vida de quienes sufrieron dichas formas de represión. En palabras de las y los sobrevivientes, dicho hito significó un antes y un después: “Y ahí empezó la pesadilla. Nosotros llegamos aquí un día miércoles. Estuvimos 12, 13, 14, 15. Todos esos días fueron de pesadilla, porque… hubo muchas muertes acá”; “En el fondo, te cortaron la vida, te cortaron las alas. Te cortaron tus sueños, tu proyecto de vida y tuviste que emprender otros caminos como pudieras (…) de repente todos volamos, en el sentido de salir de Chile”; “Por eso uso lentes, porque tengo un ojo dañado. Tengo que usar lentes para el sol y todo el cuento. Son las condecoraciones que le quedan a uno”.
Hoy, rememorando estas experiencias a 52 años de la apertura y utilización del ex Estadio Chile como centro represivo de la dictadura civil-militar, el Archivo Oral comparte algunas reflexiones realizadas por sobrevivientes a la prisión política en el Estadio. Un ejercicio que busca visibilizar a quienes resistieron la masacre de la dictadura, poniéndole un rostro a quienes sufrieron en calidad de víctimas y sobrevivientes de dicha represión.
Rol del espacio hoy
El Sitio de Memoria Estadio Victor Jara junto con la misión de asumir un rol activo en el rescate de las memorias del Estadio Victor Jara (ex Estadio Chile), transmite y propicia espacios de debate abierto para impactar positivamente en las comunidades que interactúan con el Sitio de Memoria, fomentando la apropiación de los valores como el respeto y la promoción de los derechos humanos en la sociedad.
De igual forma, y asumiendo la carga de los procesos de violencia política ocurridos en el pasado, el Sitio de Memoria también rescata los atributos culturales que han marcado la historia del estadio, siendo utilizado para expresiones artísticas durante su existencia. De este modo, la creación artística-cultural es otro de los pilares que se promueven en el Estadio Victor Jara, propiciando espacios para el desarrollo de nuevos y nuevas artistas populares, poniendo a disposición la realización de talleres enfocados en infantes, jóvenes y mujeres, principalmente.
El Archivo Oral es financiado por el Fondo Programa Sitios de Memoria del Servicio Nacional del Patrimonio.
*Si tienes información sobre personas, familiares, o antecedentes propios respecto a la prisión política en el ex Estadio Chile, te invitamos a ponerte en contacto con el equipo del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara escribiendo al correo: [email protected]
La jornada también estuvo marcada con un conversatorio encabezado por Amanda Jara, presidenta de la Fundación Victor Jara.
El pasado 2 de septiembre, la Fundación Victor Jara firmó unconvenio de cooperación con la Universidad de Playa Ancha, esto con la finalidad de difundir el patrimonio histórico, cultural y artístico de Victor Jara y de Joan Turner, fundadora de la organización cultural, profesora de danza y compañera del cantautor que fue asesinado por agentes tras el Golpe de Estado de 1973.
La firma fue celebrada con la inauguración de la exposiciónEl mundo gira y crea porque existe el amor que repasa el pensamiento y la mirada de Victor Jara sobre el amor acompañada de citas dichas por él y fotografías que retratan su vida. El encuentro que contó con la colaboración del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas y de las Artes y el Patrimonio, reunió a la comunidad universitaria y vecinal en un acto de memoria y afecto.
«Es muy grato estar acá con una comunidad unida. Es de todo sentido que la Fundación Victor Jara esté acá y que firmemos un convenio para hacer acciones en conjunto. Agradezco mucho esta oportunidad y de seguro que haremos cosas bellas», sostuvo Amanda Jara, presidenta de la Fundación Victor Jara.
Rector Carlos González Morales junto a Amanda Jara, presidenta Fundación Victor Jara
Por su parte, el rector Carlos González Morales afirmó que «este momento amoroso con Victor Jara, su legado, su familia. Estamos súper emocionados. Se sentía dentro del aula una vibración especial. Se nota el vinculo con nuestra ciudadanía. El legado de esta maravillosa exposición no solo la podemos sentir, la podemos vivenciar y transmitir, que es la tarea que tienen las universidades como un agente transformador».
Así también, la casa de estudios le rindió homenaje al músico. El Ballet Gimnástico y el Coro de Cámara de la UPLA, integrados por estudiantes, llenaron el aula de música y danza, reviviendo las composiciones de Jara. A su vez, la institución universitaria reconoció a Joan Turner, figura clave para mantener viva la memoria de Victor Jara. A través de una entrevista para la serie “Los Surcos de la Memoria” de UPLA TV, Turner lo describió como un hombre sensible, empático y de sonrisa espontánea: “Lo pasé muy bien con él”. Además, manifestó que era “un muy buen psicólogo”, porque siempre comprendía lo íntimo de los demás.
Amanda, hija de Joan y Victor, recordó cómo, a pesar de los problemas de salud de su madre, ella insistía en participar en marchas y romerías: “Ella decía que estar en la calle era estar con Victor. Por eso la Fundación existe y sigue en pie”.
Exposición El mundo gira y crea porque existe el amor en la UPLA
Una conversación con Amanda Jara
La líder de la Fundación, Amanda Jara Turner, compartió recuerdos íntimos y reflexiones sobre el legado de su padre. “Mi papá no se hizo conocido porque lo mataron nomás, sino porque la música era linda y las letras tenían significado”, aseveró. Además recordó cuando la figura de Jara volvió con fuerza durante el estallido social de 2019, momento en el que El derecho de vivir en paz resonó de manera espontánea en las calles, convirtiéndose en un himno de dignidad y esperanza. “Celebro que su música todavía esté presente en los corazoncitos”, expresó con emoción.
Amanda Jara enfatizó en que una de las misiones de la organización que dirige es preservar no solo la obra del artista, sino que también su humanidad: “Estamos conscientes de que Victor está presente en la sociedad por su propia historia y canciones. Pero nuestro propósito es ponerlo en un contexto histórico, social, político y artístico. Mi papá no es solo un ícono o una estatua, es un hombre con inquietudes y con curiosidad. Eso tiene un valor enorme: humanizar al personaje”.
Parte del conversatorio con Amanda Jara
En esa línea, Amanda subrayó la dimensión espiritual y ética de su padre: “Mi papá era militante comunista, pero muy cristiano. No lo vivía como contradicción, sino como un camino. Y trabajaba siempre desde el amor por el ser humano, nunca desde el odio. El odio te anula, y con odio no se puede construir nada”.
La ceremonia contó también con la presencia del vicerrector de Extensión de la Universidad de la República de Uruguay, Rafael Paternain, quien junto a Amanda Jara, recibieron como presente, de manos del rector de la UPLA, Carlos González Morales, la obra Homenaje al gran Víctor Jara, un grabado en técnicas de aguafuerte y aguatinta, creado por el artista Ismael Díaz Acosta.
Quienes deseen apoyar la campaña, deben completar un formulario para suscribir a la petición que se presentará el 15 de septiembre ante el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
El 15 de septiembre, representantes de la asociación de escritores PEN Chile y de la Fundación Victor Jara presentarán ante el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio una carta que le solicitará a la ministra Carolina Arredondo la creación del Día Nacional de la Libertad de Expresión en Chile, sugiriendo como fecha el 16 de septiembre. Según indica la misiva, «PEN Chile eligió el 16 de septiembre, día del asesinato de Víctor Jara por la dictadura militar en 1973, para honrar su memoria y un legado que sigue sosteniendo el alma de un pueblo que todavía lucha por el Derecho a vivir en paz, esa canción maravillosa que nombra el derecho fundamental sin el cual los demás se desarman, se deshilachan, al igual que el derecho a la libertad de expresión por la que fue asesinado. Todas sus canciones hablan de amor, de paz, de dignidad y de justicia social, valores que defendemos como los únicos que sustentan el buen vivir en una sociedad inclusiva, unida y libre».
Esta idea tiene su origen en el 2021, cuando el Comité de Escritores Encarcelados de PEN Internacional pidió a todos los centros del mundo elegir una fecha significativa de la historia nacional para organizar la celebración pública de la libertad de expresión, con vistas a resaltar la importancia de proteger este derecho esencial en una sociedad democrática, derecho que es baluarte de PEN Internacional y debería serlo de todas las naciones.
Acompañada de familiares, amigas y amigos, la artista oriunda de Castro recibió el reconocimiento de la Universidad de Los Lagos y la Fundación Victor Jara en una ceremonia realizada en Puerto Montt, en el marco del 32° Aniversario de la casa de estudios regional.
Este lunes 25 de agosto el Campus Puerto Montt de la Universidad de Los Lagos recibió por primera vez la ceremonia de entrega del Premio Regional de Artes Víctor Jara, que otorgan la Casa de Estudios y la Fundación Victor Jara, el cual este año fue otorgado a la cantora y compositora mapuche huilliche Neddiel Muñoz Millalonco.
Con 43 años de trayectoria, Neddiel Muñoz se ha constituido en una de las artistas, investigadoras y divulgadoras de la lengua mapudungun y de la música tradicional del pueblo mapuche huilliche de Chiloé, trascendiendo fronteras y disciplinas.
La ceremonia estuvo encabezada por el Rector Óscar Garrido Álvarez, quien destacó el nivel de madurez que ha alcanzado el premio con el paso de los años en términos de la diversidad de personas que lo han recibido. “Por otro lado, reconocer que llevamos un número de años importante con la Fundación, lo que tiene un tremendo valor cuando a veces las cosas no prosperan en el tiempo, al ser una universidad pública que encarna principios y valores que están impregnados en el legado de Víctor Jara, junto a la Fundación, creo que es un notable proyecto”.
Rector Óscar Garrido Álvarez junto a la artista Neddiel Muñoz Millalonco y Amanda Jara, presidenta de la Fundación Victor Jara
En este sentido valoró la figura de Neddiel Muñoz como ganadora del Premio en su versión 2025. “Diría que la trayectoria como escritora, productora, gestora cultural, el valor que tiene para las comunidades indígenas y su rol en el sistema de la primera infancia hoy día la hacen merecedora con creces por su trayectoria impecable y además reconociendo a los pueblos originarios”.
La ceremonia contó con la participación de los artistas de la Universidad de Los Lagos Emilia Díaz, Javier Silva, Elisa Reyes y Jorga Pacheco, quienes interpretaron obras de Víctor Jara para amenizar la jornada. Tras recibir el galardón de manos de Amanda Jara, presidenta de la Fundación, y del rector Óscar Garrido, Neddiel Muñoz agradeció la distinción por el significado que este tiene.
“Es un premio súper especial porque pone en valor a los artistas de la región. El trabajar con todas las personas que están aportando al desarrollo de la región trasciende a todas partes. Lo bonito es cuando lo reconocen acá, porque estamos trabajando en nuestra casa. Eso significa que la Universidad está consciente al igual que la Fundación Victor Jara, que las regiones tenemos un tremendo potencial y somos un aporte para el país”, comentó la artista y educadora.
Asimismo señaló que con más de 40 años de vida artística, los premios son un regalo inesperado. “Una a esta edad agradece. No esperamos premio. Toda la vida hemos trabajado porque pertenecemos a otra generación, vivimos de otra forma, enfrentamos un Chile distinto. Entonces tiene mucho que ver con tu historial de vida. Esto es un abrazo con la vida, porque nos miramos todos los años, antes no esperábamos estas cosas, caminabas nomás, construías”.
Quien también tuvo palabras de admiración para Neddiel Muñoz fue Amanda Jara, hija del cantautor cuyo legado permanece con el Premio y los artistas. “Este convenio de colaboración firmado en 2016 se ha transformado en una unidad de amor, arte, compromiso y de legados. Porque mi papá está en el nombre del Premio pero los premiados también llevan una posta. Neddiel Muñoz Millalonco es emocionante y en el marco del Aniversario de la Universidad es súper emotivo, así que espero que continuemos esta linda labor”.
Las autoridades universitarias anunciaron que para la celebración de los 10 años del Convenio de Colaboración con la Fundación Victor Jara se preparará un programa especial que reconozca a los artistas de estas primeras convocatorias.
La embajadora Laura Moreno recorrió las instalaciones del ex Estadio Chile con el fin de conocer el trabajo del actual Sitio de Memoria.
A principios de agosto, la Fundación Victor Jara recibió la visita de Laura Moreno, embajadora de México en Chile, quien se comunicó con la organización para conocer el trabajo que realiza el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara. Y es que la representante de la Embajada Mexicana se encuentra realizando visitas en distintos espacios que trabajan con memoria y derechos humanos para conocer sus funcionamientos y robustecer un trabajo de vinculación, teniendo presente la relación que une al país azteca con Chile en tiempos de dictaduras latinoamericanas .
Según consigna el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, «a partir del Golpe de Estado de septiembre de 1973 y hasta noviembre de 1974, en los inicios de la dictadura de Pinochet, la Embajada de México en Chile recibió en asilo a más de 700 personas. Culminado este periodo y en respuesta a la violaciones a los derechos humanos que se estaban cometiendo en Chile, el entonces presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez, rompió relaciones diplomáticas con este país, las cuales fueron re establecidas en 1990, en el marco de la visita de Estado que efectuó el presidente de México Carlos Salinas de Gortari».
(De izquierda a derecha) Laura Moreno, embajadora de México en Chile; Amanda Jara, presidenta de la Fundación Victor Jara, y Ana González, integrante del Sitio de Memoria.
Amanda Jara, presidenta de la Fundación Victor Jara sostuvo al respecto que la embajadora Laura Moreno es «una persona involucrada en los derechos humanos, maneja mucho conocimiento en estas materias y acerca de la gestión que hizo México durante la dictadura, acogiendo tanto en su embajada como en su país a compatriotas que estaban siendo perseguidos y perseguidas políticamente. Esperamos que esta visita fortalezca nuestra vinculación tanto con la Embajada como con el pueblo mexicano».
Durante el recorrido, Mariela Llancaqueo y Ana González —ambas integrantes del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara— hicieron un recorrido por la historia del ex Estadio Chile, narrando su origen, su utilización como centro de detención, tortura y exterminio tras el Golpe de Estado de 1973, el trabajo de recuperación del recinto como centro cultural y deportivo; además de su transformación en un sitio de memoria que custodia la Fundación Victor Jara y del actual trabajo artístico, cultural y de pedagogía de la memoria que va de la mano con proyectos ofrecidos para la comunidad. Como por ejemplo, los talleres textiles, las Colonias Culturales «Girasol» y la Escuela Popular: jóvenes, memoria y derechos humanos, entre otras iniciativas.
15 sesiones tendrán los talleres de arpilleras y de telar mapuche, los que marcan una continuidad a este proyecto dirigido a mujeres y que comenzó el año pasado.
El 19 de julio comenzó el tercer ciclo de talleres textiles de la Fundación Victor Jara, correspondientes a creación de arpilleras y telar mapuche. Ambos cursos gratuitos se desarrollan en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara y son parte de una continuidad de este proyecto iniciado el 2024. Un tercer nivel que tendrá 15 sesiones en total.
Estos buscan rescatar oficios textiles que están ligados a la memoria territorial y la identidad de las mujeres del país. Las arpilleras son una técnica de bordado que se expandió con fuerza durante la dictadura en Chile, ya que a través del bordado, las mujeres denunciaban las violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura de Augusto Pinochet. Por su parte, el telar/witral es una técnica tradicional textil de la cultura mapuche que expresa símbolos propios de la identidad de este pueblo.
Ali Vera participa del tercer ciclo del taller de telar mapuche —impartido por Yessenia Melinao y Romina Carrasco—, expresó estar feliz por la continuidad del proyecto: «Estoy muy contenta que la Fundación Victor Jara nos dé la posibilidad de poder estar acá de nuevo, y poder compartir con las compañeras que ya nos conocíamos antes. Así que estoy muy contenta y muy agradecida de este tercer ciclo que es además el último».
Su compañera Angélica Ólea manifestó que considera «estupendo que nos den este espacio para aprender este oficio textil ancestral. Es recomendable totalmente».
Mientras que Erika Ilabaca, integrante del taller de arpilleras, comentó que ha sido un lindo proceso: «Esto ha sido súper bonito, porque acá hay mucho acompañamiento de las compañeras, me he hecho amigas, y la Cata (Catalina Salas, profesora) ha sido increíble, enseña súper bien, tiene paciencia. Ha sido un proceso bonito, creativo. Estoy súper agradecida de la Fundación, porque me ha dado la oportunidad de aprender este hermoso oficio que yo no conocía».
*Proyecto financiado por Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes. Ámbito regional de financiamiento. Convocatoria 2025.
El compositor peruano, esencial y trascendente, vivió en Chile entre 1950 y 1973. Fue profesor, musicalizador de teatro y colaboró en canciones y proyectos con Victor Jara. Su nombre y su obra han marcado a músicos de todo el continente.
Celso Garrido-Lecca nació en 1926, y se formó en el Conservatorio Nacional de Música de Lima. A los 24 años se trasladó a Santiago para continuar sus estudios en la Universidad de Chile y conoció la influencia del dodecafonismo con Fré Focke, convirtiéndose poco después en profesor de composición. Se integró además como sonidista al Teatro Experimental de la Universidad de Chile, donde realizó musicalización y arreglos para los montajes de los jóvenes elencos de la Universidad. En 1956 participó en los arreglos para El sombrero de paja de Italia, obra del francés Eugène Labiche dirigida por Pedro Orthus, en la que actuaron como extras jóvenes estudiantes, como Alejandro Sieveking o Victor Jara.
Muchos años después, en 1969, fue el encargado de la música de Antígona, una adaptación del clásico de Sófocles realizada por Bertolt Brecht, y que se estrenó en el Teatro de la Universidad Católica bajo la dirección de Victor Jara. Allí ambos trabajaron en conjunto. En el libro Encantadores de serpientes: músicos de teatro en Chile 1988-2011 (2014), de Martín Farías, Garrido-Lecca señala que fue una experiencia especial, y de trabajo colectivo:
“Antígona fue bastante hablada con Víctor, el aspecto musical casi como un aspecto narrativo con música de fondo. Había un trabajo de ver el tiempo que duraba tal narración con la actriz o con el actor. Esa quizás es la obra más elaborada en el sentido de un trabajo común”.
Celso Garrido en la piedra del Intihuatana en Machu Picchu, Perú (1975)
Casi un año después, Victor Jara lo invitó a participar también en la obra colectiva Los siete estados, un ballet que había concebido Patricio Bunster, y donde trabajaron varias piezas con músicos de la orquesta sinfónica y el conjunto Inti-Illimani. Ese fue un trabajo esencialmente instrumental, donde Garrido-Lecca incorporó sonidos electroacústicos, pero —como se sabe— no alcanzó a estar terminado para septiembre de 1973 y nunca fue estrenado.
El trabajo que sí terminó Garrido-Lecca con Victor Jara fueron dos canciones del disco El derecho de vivir en paz, que se grabó entre marzo y abril de 1971. Como contó el propio Garrido el 2006 en una entrevista a Radio Beethoven, reproducida al año siguiente por la revista Resonancias (2007), a Victor Jara “le faltaban dos canciones para ese disco, entonces me pidió que las hiciera con él. Yo la música, y él iba a poner el texto”. Así nacieron B.R.P. y Vamos por ancho camino, esta última uno de los grandes clásicos de Victor Jara, que fue grabada con músicos de Inti-Illimani, además de ser utilizada en la realización audiovisual de Hugo Arévalo de 1972.
Después de 1973, Celso Garrido-Lecca retornó a Perú, exiliándose paradojalmente en su tierra natal, como señala el investigador Ignacio Ramos (2023). Allí comenzó una segunda etapa de creación artística, con obras como Donde nacen los cóndores (1976) considerada la primera cantata popular peruana. Asumió como director del renovado Conservatorio Nacional de la Escuela Nacional de Música, y promovió en ese lugar el aprendizaje de instrumentos folclóricos con el Taller de la Canción Popular, fomentando la creación de conjuntos basados en la estructura de grupos chilenos como Quilapayún e Inti-Illimani, como es el caso del peruano conjunto Tiempo Nuevo.
En 1976 hizo un arreglo para ballet de Vamos por ancho camino, que la coreógrafa Hilda Rivera estrenó con el Instituto Nacional de Cultura del Perú, y en 1987 compuso el Cuarteto de cuerdas Nº2 dedicado a la memoria de su amigo Victor Jara. Se mantuvo activo hasta avanzada edad, y esta semana falleció a los 99 años.
La experimentación y la búsqueda de expresión basada en las músicas latinoamericanas, así como un profundo sentido del valor y la defensa de la cultura popular, sostuvieron en Celso Garrido-Lecca un acercamiento constante a la innovación y la identidad. A través de los recursos de la música dodecafónica, de la música electroacústica, del folklore andino o de la canción comprometida, su comprensión de la libertad cultural y política más allá de todas esas etiquetas inspiró la creación de Victor Jara y de muchas y muchos otros artistas latinoamericanos a través del tiempo.
*Foto de portada: Preparación los Siete Estados. Bunster en primera fila y se ve trabajando la música a Celso Garrido, Horacio Durán, Patricio Castillo, Horacio Salinas y Victor Jara (1973) | Archivo Victor Jara.
El taller gratuito de serigrafía, que marca el puntapié inicial de la Escuela Popular: jóvenes, memoria y derechos humanos, ha sido sumamente valorado por sus participantes, recalcando en la relevancia del aprendizaje teórico y práctico de este oficio como de la memoria en torno a los DD.HH.
Desde mediados de mayo se desarrolla en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara el taller de serigrafía que es parte de la Escuela Popular: jóvenes, memoria y derechos humanos de la Fundación Victor Jara y que busca que sus participantes exploren, aprendan y reflexionen, a través de esta técnica gráfica, sobre la relevancia de la memoria y los derechos humanos en la actualidad; además de adquirir herramientas teórico-prácticas acerca de la serigrafía y su proceso creativo.
El proyecto es posible gracias a la donación del músico Roger Waters y está en línea con el trabajo que está realizando la Fundación, el que tiene un enfoque pedagógico sobre las infancias, juventudes, artes, culturas, memorias y derechos. Otras iniciativas han sido los talleres de fotografía digital, composición musical y las colonias culturales «Girasol». La coordinadora del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara, Mariela Llancaqueo, aseguró que «creemos que a través de estos cursos, contribuiremos a generar espacios seguros, donde niños, niñas y adolescentes puedan explorar su creatividad, reflexionar sobre sus derechos, sus problemáticas y necesidades. Así también, puedan aprender diversas técnicas que les permitan expresar y compartir su opinión”, enfatizó Llancaqueo.
De acuerdo a Francisco Sutherland, profesor del taller de serigrafía, «los fines de este taller es que las y los estudiantes ocupen a la serigrafía como una herramienta de comunicación, difusión o denuncia para que sea un vehículos para transmitir sus pensamientos e ideales a la sociedad».
También señaló que en el curso se ha realizado un repaso histórico del diseño gráfico en Chile para que reconocieran cómo ha evolucionado desde los 60 y cómo tras el Golpe de Estado de 1973 hubo un cambio, «ya que antes había un mensaje mucho más amable, solidario y colectivo, pero después se transformaron en diseños más de logotipo y más abstractos que llamaban más bien al individualismo. Ha sido relevante transmitirles que este oficio ha ido sobreviviendo a las tecnologías digitalizadas y que además tiene un carácter popular y comunitario. Por lo demás, es más amigable con el medioambiente y más ecológica», agregó el docente.
Fotografía de una de las sesiones del taller de serigrafía
En el curso también se han dado reflexiones sobre estar en un sitio de memoria como lo es el Estadio Victor Jara. Para Emilia Vilches, integrante del taller, lo que más le ha gustado de este curso es que «no es superficial, ya que hemos conocido el contexto histórico de este estadio, de los derechos humanos, y la historia tras el arte de la serigrafía. Otra cosa que encontré bacán fue que hicimos todos desde cero, como los bastidores, los diseños, todo fue hecho a mano».
Por su parte, para su compañero Nacho comentó que una de las razones para inscribirse fue que las clases fueran gratuitas: «La oportunidad de entrar a un taller de serigrafía gratuito me interesó mucho, porque este es un oficio caro. El taller me ha parecido muy bueno, el profesor es un amor y las funcionarias del Estadio Victor Jara son muy amables, siempre están dispuestas a ayudar. También conocer a otres, otras y otros jóvenes que están interesados en la serigrafía es algo único y muy lindo para construir comunidad».
La Escuela Popular: jóvenes, memoria y derechos humanos de la Fundación Victor es un proyecto que se extenderá abriendo nuevas convocatorias para otros cursos con otros oficios artísticos.
Las y los participantes de los talleres juveniles de fotografía digital y de composición musical presentaron el resultado de sus proyectos personales y colectivos en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara.
Tras seis semanas de formación y aprendizaje, el pasado 26 de julio finalizaron los talleres artísticos juveniles de la Fundación Victor Jara que se desarrollaron en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara y contó con los cursos de introducción a la fotografía digital y de composición musical, «Musicaliza tus ideas». El primero fue impartido por Boris Ramírez, mientras que el segundo por Lisette Vega.
Los talleres tuvieron el objetivo de facilitar habilidades artísticas en jóvenes, ofreciendo no solo la posibilidad de adquirir habilidades técnicas, sino que también propiciando un diálogo intergeneracional y un acercamiento significativo a la historia y la memoria que resguarda este lugar. «A través de la fotografía y la composición musical, la Fundación buscó potenciar habilidades creativas y valores como el trabajo colaborativo, el sentido de pertenencia y comunidad. Esta iniciativa es importante ya que nos permitió conectar con nuevas generaciones quienes se acercaron a la historia y memoria del Estadio, resignificándola como un espacio vivo para la cultura y el encuentro», señaló Rocío Guajardo, encargada del área de cultura del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara.
Para Paula Castillo, participante del taller de fotografía, afirmó que su experiencia en el taller fue «demasiado gratificante a pesar de ser de corta duración, logramos aprender mucho y más allá de lo técnico, aprendiendo a cómo contar una historia a través de nuestras fotografías. En mi caso, yo retraté en mi exposición mi gran pasión que es la danza». Paula recalcó que su mayor aprendizaje fue «observar de manera distinta». Su compañero, Martín Herrera indicó que «fue muy genial participar de este proceso. Aprendimos muchas cosas como la diferencia entre mostrar y exponer, de la importancia de involucrarse con lo que estamos fotografiando».
(De izquierda a derecha) Exposición fotográfica de Martín Herrera y Paula Castillo
Compañerismo, confianza y creación
Los Martínez fue la banda que se formó dentro de las clases del taller de introducción a la composición musical, una agrupación conformada por Cristóbal Zúñiga, Martina Martínez, Martín Díaz, Ayub Salhi y Martín Morales, quienes compusieron la canción Corazón Clandestino. Lissette Vega, profesora del curso, detalló que las y los chicos «propusieron desde el pensamiento, la crítica, también aportaron mucho desde la armonía y la melodía, defendiendo sus ideas. Fue algo muy bello poder verles tomar y asumir roles, verles disfrutar la canción. Espero que esta experiencia pueda ser muy significativa como compositores y compositoras de este proceso».
Cristóbal Zúñiga (16), quien fue el baterista de este curso, indicó que las clases fueron una experiencia «muy importante para mi desarrollo como músico. Lo pasé bien, hice nuevos amigos. Fue una experiencia memorable y estoy muy agradecido de esta oportunidad». Por su parte, para Martina Martínez (17), quien se sumó con su canto en la banda, valoró a la Fundación por «otorgar un espacio con una gran carga simbólica, que ha pasado por procesos históricos muy difíciles, también por facilitarnos material pedagógico. Esto aportó a mi experiencia personal. Yo ingresé al taller porque quería aprender a socializar más. Yo no tenía conocimientos de música, pero me encantó participar», señaló la joven de 17 años.
Martín Díaz, de 14 años, tocó la guitarra eléctrica y comentó que «me gustó mucho este taller, fue una muy bonita experiencia. Me encantó el entusiasmo de la profesora, hacía que todos participáramos, nos integraba a todos. Nos tomó mucho en cuenta y nos dio tiempo a todos para que puediéramos reflexionar de la canción y la pudiéramos completar. También me encantó conocer a nuevas personas, me hizo darme cuenta que sí puedo socializar, me pude soltar».
Integrantes del curso de «Musicaliza tus ideas» junto a su profesora Lissete Vega
Ayub Salhi (17), guitarrista y una de las voces de Los Martínez aseguró que este taller le pareció «muy bueno, conocí a gente muy interesante. Siento que este proceso me ayudará mucho en mi formación como músico y en cómo me relaciono con las personas. Fue muy lindo compartir con nuevas personas y la actitud de la profesora fue muy buena».
Por último, Martín Morales (14), bajista de la agrupación, reforzó lo mencionado por sus compañeros y su compañera, «para mí fue una experiencia excelente, conocí a gente nueva y que compartía mi intereses, la música de Victor Jara. Me encantaría poder repetir este taller, porque fue muy emocionante y era algo que yo buscaba hace mucho tiempo».
Durante la entrega de diplomas a las y los estudiantes, se les entregó un pack de tres ediciones de la revista La Bicicleta, las que dan a conocer la vida y obra de Víctor Jara en un formato de cancionero. Una revista que en la década de los 80 fue distribuida durante la dictadura civil militar, siendo parte de la resistencia cultural. Así también, en paralelo a la actividad de cierre, el taller de serigrafía de la Escuela Popular: jóvenes, memoria y derechos humanos» de la Fundación realizó una muestra de sus avances.