¿COMO SERÁ RECORDADO ESTE 2018? Unión y fraternidad

Estamos llegando al final de un año difícil, complejo, con esperanzas y también con profundas tristezas. ¿Como será recordado este 2018? La explosión del movimiento feminista es una de las luces que iluminan esa esperanza. Con alegría, verdad y contundencia pusieron demandas de siglos sobre la mesa y cambiaron el curso de las agendas de todos los sectores políticos, sociales y culturales. También podremos recordarlo por el espontáneo movimiento del mundo de la cultura y los derechos humanos que obligó a renunciar al recién nombrado Ministro de las Culturas, por haber declarado que el Museo de la Memoria era un “montaje”. Como fundación fuimos parte de ese movimiento, lo decimos con orgullo. Nos hizo pensar que cuando hay unión constituimos una fuerza imbatible.

Pero también estamos cerrando el año con la profunda tristeza y conmoción que ha causado el asesinato de Camilo Catrillanca, resultado de una política represiva contra la nación mapuche que lleva décadas violentando al país entero. Toda la solidaridad que ha surgido con la familia de Camilo y con la causa mapuche no devolverán las vidas arrebatadas, pero nos muestran un camino, el camino de la fraternidad que tanto nos hace falta en un Chile abusado y violentado.

Y ahora la pregunta se da vuelta para mirarnos y nos interpela: ¿Cómo queremos recordar en el futuro el año 2019 que está por comenzar? Y la respuesta es una sola: depende de nosotros, de lo que hagamos o dejemos de hacer.

Desde la Fundación Víctor Jara les deseamos un 2019 fraterno y esperanzador, y que juntos, unidos, podamos avanzar hacia un Chile con más verdad, más justicia, más igualdad y verdadera libertad.

Fundación Víctor Jara

HUELLAS, RASTROS, SURCOS

A Joan no le gusta hablar, pero es un privilegio oír su palabra. Siempre con su dolor irreparable, con solidaridad recíproca, incansable en su misión y transmitiendo fuerza. Mucha fuerza. Cabizbaja, escucha, piensa. No queremos importunarla. Infunde un respeto profundo difícil de verbalizar. El silencio es una canción de Víctor Jara que solo ella conoce.

Recientemente presidió el acto en el que la Fundación Víctor Jara hizo público el sitio archivovictorjara.org. Se trata del resultado de un largo trabajo de rescate patrimonial en torno a la biografía y obra de Víctor Jara; a la solidaridad internacional motivada por el impacto de su testimonio y a la resonancia de su figura en la resistencia democrática y en las nuevas generaciones. El acervo corresponde a quinientas fotografías que estarán a disposición de las personas interesadas en conocer, revisar, investigar. Afiches, fotografías, correspondencia. Huellas, rastros, rostros, resonancias. Surcos. Una tarea de rescate, divulgación y defensa de la memoria que Joan –con sus hijas Manuela y Amanda- inició cuando comenzó un exilio interminable. Ya como Fundación la iniciativa empezó a materializarse hace unos 27 años, con el aporte fundamental de Eugenia Arrieta Salvatierra, ya fallecida, quien como voluntaria de la Fundación se dedicó a solicitar, recopilar y ordenar diversos documentos. La tarea continuó (el Archivo fue presentado por Catalina Echeverría y Mariela Llancaqueo; junto a Cristian Galaz, director ejecutivo de la FVJ).

Pienso que son huellas, los vestigios biográficos que tenemos de Víctor Jara que dejaron una impronta “verificable” (sus discos, fotografías y videos de actuaciones, apariciones en la prensa de su época, etc.); como rastro pienso en la presencia en la ausencia, sin Víctor Jara físicamente –deja su huella en el viento- y ese rastro lo recoge la solidaridad internacional (afiches, conciertos en su homenaje, esculturas, nombre de calle, etc.); por último están las resonancia en las expresiones espontáneas donde la figura y obra es inspiradora de otras obras y figuras, de nuevas generaciones que no conocieron a Víctor Jara en persona ni vivieron o sufrieron la solidaridad internacional o la resistencia bajo dictadura; pero que tienen una cercanía afectuosa con el mito. A propósito recuerdo –y vuelvo a escuchar- “Homenaje” de Santiago del Nuevo Extremo: Sólo quiero saber quiénes miran / hacia donde miro yo /quiénes son los que enredadas las manos / se acuerdan del cantor. // No vacilaremos / en tenderle una canción / un millón de voces / le dirán que no fue en vano / que nos diera de su boca / el pan del aire y una flor / Víctor, gran ausente / desde siempre te cantamos…

Un Archivo es más que un archivo. Lleno de memoria, en él están las huellas, el rastro y las resonancias: un gran surco en nuestra tierra que tiene semillas de valores y memoria, de arte y política que, sabemos, no todas germinan al mismo tiempo.

Jorge Montealegre I.

NOMBRES, VÍA PÚBLICA Y MEMORIA

A propósito de la campaña por el cambio de nombre de Av. Ecuador por Av. Víctor Jara, una columna del siempre claro Jorge Montealegre, destacado escritor y miembro de nuestro Directorio

NOMBRES, VÍA PÚBLICA Y MEMORIA 

Me gusta vivir en una calle que se llama “Rubén Darío”, en homenaje al poeta nicaragüense; cerca de una pequeña calle que se llama “Violeta Parra” (nombre que quizás le queda grande a tan pocas cuadras) y de unas calles donde se junta “Blest Gana” con su personaje “Martín Rivas”. Me cuentan que en Pirque hay una calle “Pía Barros”, que está entre “Gabriela Mistral” y «Pablo Neruda» (y este último todavía no hace con “Pablo de Rokha”. Me gusta eso, pero no me gustaría que mi dirección –por ejemplo- recordara al “General Bonilla”, el primer ministro del interior de la dictadura (sus deméritos se desprenden de los informes sobre violación de los derechos humanos). Por su parte, el primer ministro de Hacienda en dictadura, “Almirante Lorenzo Gotuzzo”, ya perdió su nombre en la calle que, en buena hora –es decir, para el Día Internacional de la Mujer- fue rebautizada como “Profesora Amanda Labarca” en homenaje a quien luchara por los derechos de las mujeres en Chile… y qué bien que se junte con «Valentín Letelier»!. No fue fácil: el concejo municipal de Santiago aprobó el cambio por seis votos a favor y cuatro en contra.

Para mí el nombre de los lugares públicos es un tema significativo, desde el punto de vista de la construcción del imaginario simbólico de nuestra ciudad, de la identidad del barrio, de nuestra memoria colectiva. Siempre me ha interesado. Y en estos días está en el aire.
Un ministro declara que “es razonable evaluar un cambio de nombre para el Parque Urbano ‘Renato Poblete’” –de Quinta Normal– considerando “la magnitud de las denuncias” por abuso sexual y de poder. Al inaugurar el parque, el Presidente Piñera dijo que –para él- el cura jesuita era «un santo». La investigación en desarrollo indica que no era tan santo. En otra comuna, reivindicando el nombre de la primera médica chilena, un grupo ciudadano de Independencia, con apoyo de la Universidad de Chile, impulsa la campaña “Un Metro para Eloísa” con el fin de que la Estación “Hospitales” de la Línea 3 recuerde a la “Dra. Eloísa Díaz”. Pocas estaciones tienen nombre de mujer y el Metro le consulta poco a los vecinos sobre lo que hacen en su territorio. Por otro lado, en Estación Central, la Federación de Estudiantes de la Usach y la Fundación Víctor Jara, en festivales masivos y gratuitos, llevan la campaña “Una calle para Víctor Jara”. Se propone que el nombre lo lleve un tramo de la Av. Ecuador. Y así como hay nombres reivindicables, los indeseables, como el proyecto para borrar cualquier vestigio de homenaje a la dictadura de Pinochet, apoyado por organizaciones de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos: “Ninguna calle llevará tu nombre”.

El tema no es irrelevante ni lejano. ¿Qué más cercano que las calles, los parques de nuestro barrio?

El caso del “Parque Renato Poblete” –y de la estatua dedicada al cura- plantea el tema del desafecto, del demérito, del retiro del homenaje que –ahora- resulta inmerecido. Es equivalente –valga la comparación con otros casos de abuso– al retiro de la «nacionalidad por gracia» con que el Estado ha beneficiado a algunos extranjeros por la realización de “grandes servicios” a la República, pero que después traicionan la hospitalidad y el honor otorgado con sus actuaciones criminales. “La magnitud de las denuncias” justifica el retiro del homenaje. Es interesante el criterio si extendemos el concepto de abuso a la violación de los Derechos Humanos. ¿”La magnitud de las denuncias” –véase informes Rettig y Valech- no justificaría el cambio de nombre de la “Avenida General Oscar Bonilla”? (¿Qué pensarán los alcaldes de Pudahuel y Lo Prado, aparte de lo oneroso que debe ser el cambio de señalética?).

Un caso digno de ser recordado –y de celebración- es la Iniciativa para “Desmonumentar” la Dictadura que en el año 2012 logró devolver el nombre “Avenida Nueva Providencia” a la calle que los alcaldes designados por la dictadura nombraron “Avenida 11 de Septiembre” para rendir un homenaje permanente al golpe de estado de 1973 y la consiguiente instauración de una dictadura militar en Chile. La iniciativa ciudadana, encabezada por el historiador Francisco Estévez Valencia, la entonces Presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Providencia Josefa Errázuriz y el miembro del Centro de Alumnos del Liceo José Victorino Lastarria, fue una disputa por el poder simbólico que establece un precedente de acción democratizadora que bien vale la pena conocer en todos sus detalles. Nadie dice que esto es fácil. Pero es un campo donde la ciudadanía debe opinar. Como dijo el ministro, a propósito del Parque Renato Poblete, “los cambios de nombres son temas que se resuelven en su minuto”. Y pueden pasar años.

Los personajes indeseables, las personas no gratas y efemérides repudiables ¿deberían ser relegadas completamente al olvido? ¿Cómo recordamos sin que el acto de recordación no se interprete como un homenaje? ¿Hay que botar todas las estatuas? El asunto es ponerle nombre al espacio público y con un sentido que no sea solamente el sentido del tránsito. ¿Da lo mismo como se llame el lugar por donde caminamos? ¿Ese lugar donde nos encontramos con el resto de los ciudadanos? ¿El lugar público por donde transitamos de la casa al trabajo… esos puntos de partida o de llegada donde están nuestros afectos familiares o laborales? ¿Nos importa que nuestra calle se llame de tal o cual manera? ¿Es casual? ¿Todo es casual? ¿…o puede tener sentido preguntarnos por el nombre de las calles, que a veces llamamos arterias, como si recorriéramos un cuerpo que nos contiene a todos? A fin de cuentas hablamos de la ciudad: del lugar que habitamos.

Ciertamente el olvido hace que muchos nombres, en el uso diario, no tengan más sentido que una señal caminera para no perdernos. No sabemos por qué, en algún momento ese nombre mereció ser “nombre de calle”. Cuando se impone la indiferencia, como en un palimsesto podemos escribir otro nombre encima y nadie se sentirá violentado por ello. Las huellas débiles se borran y lo que no es recordado se muere… o queda en un estado de latencia hasta que alguna contingencia lo actualiza y nos enteramos del origen de la nominación. (Recientemente, por ejemplo, las autoridades locales de Los Ángeles (EEUU) retiraron una estatua de Cristóbal Colón como «un acto de justicia reparadora» para los «habitantes originales»). Entonces, nos preguntamos qué tan justo o merecido o correcto es que tal o cual avenida lleve el nombre de un personaje determinado o de una fecha histórica. ¿De qué son evocadores esos nombres?

En nuestro país, el tránsito a la democracia no desmontó los dispositivos simbólicos que dejó la dictadura, incluso cuando la medida de lo posible lo permitía.

Aquí no hubo un derribamiento de estatuas, imágenes que referidas a otras latitudes se convirtieron en la metáfora de la caída de los regímenes que representaban. Digamos también que no había estatuas que derribar y que el golpe se monumentalizó no tanto por la vía del culto a la personalidad del dictador sino por la vía de las desapariciones de íconos vinculados a la cultura de izquierda y sus reemplazos. Por ejemplo, en Chillán hubo un lugar al que los pobladores, por unanimidad en una asamblea, decidieron llamar “Violeta Parra”.

Inmediatamente después del Golpe de Estado, la dictadura decidió llamar de otra manera a esa Población. Se le impuso el nombre de un héroe de la batalla de la Concepción y pasó a llamarse “Población Luis Cruz Martínez”. La artista fue reemplazada por un militar “como una manera de hacer justicia a los valores propiamente nacionales y poner término a las designaciones políticas” (El Mercurio, Santiago, 2 de octubre de 1973). También “Violeta Parra” se iba a llamar la estación del Metro –cuando Allende visitó esas faenas- que hoy conocemos como “San Pablo”… desde que a Pinochet le tocó la inauguración. Al final, es una demostración de poder y los diversos Estados y gobernantes siempre querrán anclar su versión histórica en monumentos de recordación. En auto-homenajes. En Chile el enemigo interno tenía símbolos tan arraigados que, a pesar de todo, no pudieron ser eliminados. Es legítimo, entonces, recuperar y reivindicar la presencia simbólica merecida, así como desmonumentar lo que no merece monumento.

Así, puede darse una cierta circularidad en la desmonumentalización (“11 de Septiembre” vuelve a ser “Nueva providencia” y espero que no vuelva a ser “11 de Septiembre”; más lejos, San Petersburgo volvió a ser San Petersburgo, luego de pasar por Petrogrado y Leningrado: los nombres de la ciudad se cambiaban según los cambios políticos. Y esto creo, deja preguntas en el aire sobre cómo desmonumentar sin dejar de recordar; sin negar la existencia de aquello que no merece homenajes, pero sí debe ser parte de la memoria colectiva. La pregunta, parodiando a Gonzalo Rojas, es qué se recuerda cuando se recuerda. El problema no es la memoria, es el sentido del recuerdo. En simple, creo que se debe aplicar una meritocracia local para tener “nombre de calle”.

Finalmente, al recorrer estos nombres recorremos la ciudad y me pregunto ¿Qué pasa con la disputa simbólica en una ciudad tan segregada como la nuestra? ¿La segregación influye en el trazado simbólico de la ciudad? ¿Hay alguna relación? Pienso, por ejemplo, que a los asistentes habituales a Casa Piedra no les debe violentar que dicho Centro de Eventos esté ubicado en la Avda. San José María Escrivá de Balaguer, de Vitacura. No creo –desde un prejuicio fundado- que les moleste a los empresarios reunirse en un lugar que lleva el nombre del fundador del Opus Dei. Lo raro sería que esa calle se llamara, por ejemplo, Av. Clotario Blest. Y tengo dudas si me gustaría vincular ese nombre –Clotario Blest- con ese centro de negocios y exhibiciones.

Comprendo, por otra parte, que Jaime Guzmán se llame la avenida que está frente a la universidad en que trabajaba y en la que fue asesinada esa persona cuyo nombre despierta recuerdos controvertidos. Admiraciones y repudios. No obstante, es un sitio de memoria, en el sentido de que el hecho que se recuerda es relevante y sucedió en el lugar. Es parte de la memoria del territorio, del tatuaje invisible de la ciudad.

Jorge Montealegre.

“Esta obra significa historia y memoria ante tan innoble asesinato”

Héctor Herrera hizo importante donación a la Fundación Víctor Jara. 

El pasado jueves 30 de marzo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Catalina Echeverría, encargada de archivos de la Fundación Víctor Jara, y Cecilia Fuentes, ayudante de conservación, retiraron una importante donación artística enviada por Héctor Herrera desde Francia, país en el que vive desde 1977 tras llegar como refugiado político. 

El presente consiste en un cuadro titulado Héctor, le chilean del pintor francés Gerard Lattier, donde el artista retrató un crudo momento que marcó la vida de Héctor. A sus tan sólo 23 años, siendo funcionario del Registro Civil, encontró e identificó el cuerpo de Víctor Jara en el Servicio Médico Legal (SML) un 16 de septiembre de 1973. Dos días después, buscó y averiguó el domicilio de Joan, esposa de Víctor, para contarle la trágica noticia. Ese mismo día  —a escondidas— llevó a Joan al SML para recuperar el cuerpo de Víctor, acción que concretaron para darle sepulcro al cantautor chileno en el Cementerio General. Después de ese encuentro, por un acuerdo mutuo, Joan reservó la identidad de Héctor por muchos años.

Lattier, artista y amigo de Héctor, en la pintura retrata siete escenas claves de aquella historia relatada por Herrera, una de ellas, es cuando el ex funcionario del Registro Civil visita el hogar de Joan para informarle lo sucedido, siendo recibido por ella y sus dos hijas. Amanda, la menor e hija de Víctor, le muestra un dibujo de su padre, diciéndole “¡Te lo doy!”. Una acción que quebró emocionalmente a Héctor y lo impulsó a proseguir con su ayuda a Joan.

Al reverso del cuadro, hay recortes de diarios franceses de la época que dan la noticia del asesinato de Víctor, del Golpe de Estado, además de una fotografía del primer logo de la Fundacion Víctor Jara y una foto del artista chileno con su guitarrra, rodeado de niños con la letra de Plegaria a un labrador.

La obra Héctor, le chilean retrata el hallazgo, la identificación, el sepulcro y la memoria de Víctor Jara de acuerdo al relato de Héctor Herrera

En 1998 la obra fue inaugurada y colgada en el restaurante El Rinconcito de Héctor y su esposa Beatrice Dumond en Nîmes (Francia), justo el día del arresto de Augusto Pinochet en Londres por orden del juez de la Audiencia Nacional de España, Baltasar Garzón, acusándolo de implicación en los delitos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas ocurridos en Chile durante la dictadura militar. 

Hasta el 2015 la pintura estuvo enmarcada en el restaurante que fue testigo también de múltiples y cálidas juntas entre chilenos/as que conformaban la asociación Les Amis de Víctor Jara Chili —creada por Héctor y Beatrice en los 90— y que anualmente reunían fondos para donar a la Fundación y “acompañar así la incesante lucha de Joan”, según cuenta Herrera. Desde el 2015 Héctor Herrera quería realizar este obsequio, ya que se había jubilado y vendió su negocio, pero que recién este año pudo concretarlo gracias al financiamiento de la Embajada de Chile y la Cancillería del Ministerio de RR.EE. 

Héctor Herrera en la Embajada de Chile en Francia

Para Héctor Herrera, “esta obra significa historia y memoria ante tan innoble asesinato. Cuando acepté la proposición del pintor de realizar este cuadro pensé inmediatamente en la importancia de que quede una huella pintada en un lugar que yo vivo al sur de Francia, en la ciudad de Nîmes”. 

El chileno de 73 años agrega que el mensaje de la pintura: “En concreto se relaciona con una memoria e historia que es parte de Chile”, pero señalando que “esta historia a mí ya no me pertenece al entregar este cuadro a la Fundación. La idea es que todos los que quieran visitar la Fundación puedan verlo y consultarlo. Ese es mi mensaje fraterno con el trabajo que desarrolla la organización”, profundiza. 

La ayudante de conservación Cecilia Fuentes y la encargada de archivos Catalina Echeverría, resguardando la obra donada por Héctor Herrera en la Fundación Víctor Jara

Como la llegada de la donación coincidió con la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, la caja que resguarda la obra será abierta y exhibida el próximo 18 de septiembre cuando se cumplen los 50 años del primer entierro de Víctor Jara en Chile.

Relato de la pintura Héctor le chilean: 

Cuadro 1: Héctor identifica el cuerpo de Víctor Jara en el Servicio Médico Legal (SML).

Cuadro 2: Va al hogar de Joan a contarle el hallazgo del cuerpo de su esposo.

Cuadro 3: Héctor, Joan, un amigo de ella y un trabajador de la morgue llevan en un ataúd el cuerpo de Víctor hacia el Cementerio General.

Cuadro 4: El sepulcro de Víctor en el Cementerio General. 

Cuadro 5: Al salir del cementerio, se encuentran con un cortejo fúnebre de militar.

Cuadro 6: Al volver Héctor a Chile visita la tumba de Víctor y se encuentra con múltiples presentes en su lecho como flores, dibujos, poemas y un grupo cantando su música.

Cuadro 7: Víctor cantando Plegaria de labrador junto a su guitarra y niños/as

Canto Libre – Conmemoración 33 años de las jornadas de purificación del ex Estadio Chile post dictadura

Hace 33 años se desarrollaron las dos jornadas de purificación del ex Estadio Chile un 5 y 6 de abril de 1991, organizado por Joan Jara junto a sus dos hijas Manuela y Amanda. Fueron dos días intensos de actividades artísticas, bailes, cantos, interpretaciones actorales y pintura. Todo con la intención de expiar el ambiente de las dependencias del edificio que hoy es el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara. Una acción popular y colectiva en torno a la cultura y a los derechos humanos que dio origen a la Fundacion Victor Jara.

Amanda Jara, al rememorar Canto Libre asegura que: “Junto a mi madre y hermana entramos al ex Estadio Chile con mucha esperanza y decisión para expiar todo eso que había sucedido ahí y también para recuperar ese lugar como sitio de memoria”.

La actividad fue dirigida por el actor y director de teatro Andrés Pérez y el bailarín y coreógrafo Patricio Bunster. Además, personas y organizaciones de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos colaboraron en la producción como los y las grandes artistas Jane Fonda, Peter Gabriel, Michelle Pfeiffer, Susan Fleetwood, Richard Gere, entre otros.

Desde el espectro artístico nacional, el actor José Soza, la compañía Teatro del Silencio fundada por Mauricio Celedón y Claire, los miembros de las bandas Inti-Illimani y Congreso fueron algunos de los diversos artistas que participaron en las dos jornadas que tuvieron los alrededores y el interior del actual Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara con múltiples personas desplegadas expresando arte y memoria.

Mural en proceso a las afueras del ex Estadio Chile
Mural en proceso a las afueras del ex Estadio Chile

En Canto Libre además de purificar el espacio también se hizo una conmemoración por todas las personas que fueron torturadas por los militares en el ex Estadio Chile entre 1973-1974. Así como también quienes fueron asesinados como los casos de Littré Quiroga y Víctor Jara. 

Al respecto, en el evento, Joan Jara sostuvo que: “Víctor, por sobre todo era humano, y aquí murieron muchos seres humanos y muchos sufrieron. Yo creo que nuestro actor debe pensar no sólo en Víctor, sino en todos ellos”. 

Ritual mapuche para purificar el espacio del ex Estadio Chile

Por otra parte, en su libro Víctor, un canto inconcluso describió a la actividad como: “Un acto sublime de amor y solidaridad en el que tomaron parte muchos amigos, que desde fuera del país, lo habían apoyado económicamente; los artistas, que dieron lo mejor de sí mismos; y las seis mil personas que llenaron el estadio para asistir al evento. Cuando el último poema de Víctor, inacabado, fue recitado públicamente por primera vez en aquel lugar, fue realmente como si el último grito de esperanza de Víctor hubiera visto luz. Quizás fuéramos capaces de acabar su canción”, concluyó sobre la última obra del cantautor.

“Sin olvido, bailaremos, bailaremos porque nuestra plegaria canta a sus vidas”

A través del arte, todas y todos quienes estuvieron presentes quisieron resguardar la memoria de las y los detenidos políticos. Una de las que fue parte de las jornadas de purificación fue Muriel Cornejo, actriz, escenógrafa y artista plástica. Tras ya un poco más de tres décadas, le es aún difícil hablar de lo que vivió en Canto Libre, porque tuvo una “mezcla de emociones”, pero afirmó que fue un honor, porque fueron casi dos meses de preparación y conversaciones para definir cuál era la mejor forma de llevar a cabo la purificación del estadio.

Cornejo colaboró con ideas y aportó en la escenografía de Canto Libre, ante esto, expresó que: “Me siento orgullosa de haber propuesto el final con las estrellas para dejar una imagen cósmica del final de Víctor. Eso me gustó mucho. Por otro lado, en lo personal, aparte de lo emocional y de la catarsis de los años de dolor y de tristeza, fue enriquecedor tomar esa catarsis del dolor y transformarla en creatividad”.

Para la escenógrafa fue emocionante estar con Joan, Manuela y Patricio Bunster cuando estuvieron en el camarín en el que Víctor fue torturado, describiéndolo como “un momento muy fuerte y que al recordarlo, me sigue estremeciendo”. Agregando que para el desarrollo de las jornadas de purificación: “Hubo una suma de voluntades para poder purificar el estadio, limpiar ese peso que había allí. Creo que esas jornadas unificaron a muchas personas de distintos niveles artísticos que quisieron colaborar para contribuir a este gran evento con los payadores, la gente del teatro, los músicos, los bailarines. Todos estábamos dispuestos a ensayar lo que fuera para que todo saliera muy bien”, detalló y concluyó la artista.

Por: Constanza Yáñez Coñoepan

Ve aquí el registro audiovisual completo de “Canto Libre”:

“Una experiencia gratificante y reflexiva”, así califican las voluntarias de las sesiones del programa de formación de monitores/as para visitas guiadas en el Sitio de Memoria Víctor Jara

A principios de marzo comenzó el programa de formación de monitores/as para visitas guiadas en el Sitio de Memoria Víctor Jara, el que es financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en conjunto con la Fundación Víctor Jara, y tiene como misión potenciar la memoria y la defensa de los derechos humanos, sujetándose de las lamentables vulneraciones ejercidas en las dependencias del ex Estadio Chile en el período de la dictadura militar. 

Mariela Llancaqueo, encargada de documentación de la Fundación, dirige la planificación de este curso que ya lleva cuatro sesiones de un total de dieciocho, y se muestra satisfecha con los resultados, resaltando que: “Hemos logrado conformar un grupo muy participativo, muy dispuesto a entregar su tiempo en esta formación, y muy dispuesto a poder conversar con las personas que solicitan las visitas al Sitio de Memoria”.

Cuarta sesión del programa de formación para monitores/as

En las sesiones que van hasta la fecha, las y los voluntarios han revisado y estudiado los ejes que se conducen actualmente en las visitas guiadas tales como la información histórica de los eventos de violaciones a los derechos humanos en los espacios del ex Estadio Chile, reconociendo hitos en cada espacio. Sin embargo este recorrido  no está centrado únicamente en la entrega de datos, sino que se hace una invitación a la reflexión y al diálogo.

Para lograr aquello, en las últimas clases han visto contenidos de bibliografía sociológica e histórica orientada a conceptos como la memoria para analizarla reflexivamente desde sus distintas dimensiones. La memoria y su relación con la historia, con la experiencia individual-colectiva o también los tipos de memoria existentes (dominante, denegada, subterránea). 

Es por lo anterior que también las y los docentes han expuesto en sus presentaciones la experiencia de la dictadura militar, del terrorismo de Estado que ejerció esta sobre la población chilena por 17 años, pero también dando cuenta de las organizaciones de derechos humanos que la enfrentaron, y que muchas siguen activas actualmente. De manera complementaria, a las y los participantes se les propone material bibliográfico digital e impreso como el libro El Chile de la posdictadura de la Revista Anales.  

En definitiva, y de acuerdo a lo tratado en clases, se crearía una red de conciencia histórica para así comprender a la memoria como un aprendizaje para las acciones del presente. Un aspecto importante de relevar en las visitas guiadas.

Las voluntarias Carmen Castillo y Cindy Salazar que asisten al programa lo califican como “una experiencia gratificante”. Castillo además señala que ha sido un “un proceso muy enriquecedor contingente a la situación actual que vivimos y creo que es súper importante reconstruir la memoria para que el nunca más siga de manera permanente en nuestra historia”.

Por su parte, Salazar agrega que “ha sido súper coherente también tomar esta instancia para poder ser parte activa,  seguir expandiendo la memoria y la importancia que tiene para que no vuelvan a ocurrir violaciones a los DD.HH. Y lo que más destaco hasta ahora es la posibilidad de irnos todos los miércoles con una reflexión personal, más que desde la teoría. Yo creo que todo lo que nos ha movido a nivel interno es súper importante para que luego sea expandido a las personas que vengan en un futuro cercano a estas visitas”, aseguró la participante del curso.

Las sesiones son realizadas por Mariela Llancaqueo, Bárbara Azcárraga, además de la participación ocasional de académicas/os como Cristina Moyano —quien tiene un doctorado en historia con mención en historia de Chile en la Universidad de Chile— y el coordinador de la cátedra de derechos humanos de la Universidad de Chile, Claudio Nash.

La Fundación Víctor Jara quiere mantener esta iniciativa, y así lo rectifica Llancaqueo, puesto que “como organización queremos que las visitas guiadas en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara sean realizadas por personas iguales, es decir, gente que puede interpelar a otros visitantes, que les puede compartir experiencias y, por sobre todo, les puede provocar reflexiones que es la función final de una visita en un espacio de memoria”, sentenció.

Inscripciones abiertas para visitas guiadas Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara

La Fundación Víctor Jara reactiva la realización de visitas guiadas al Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara. Quienes se interesen deben escribir al correo electrónico [email protected] con al menos 1 semana de anticipación.

Las visitas se orientan a escuelas, universidades, organizaciones sociales y grupos familiares o grupo igual o superior a 5 personas.

Les invitamos a revisar la web estadiovictorjara.cl donde encontrarán información, videos, material descargable y nuestro proyecto de recuperación para el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.

Además de conocer e inscribirse en las próximas visitas guiadas:

Fundación Víctor Jara inicia Programa de Formación de Monitores/as para visitas guiadas en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara

En el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado de 1973 en Chile, la Fundación Víctor Jara (FVJ) puso en marcha su programa de formación de monitores/as para las visitas guiadas en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara. Cuya finalidad es fortalecer el diálogo y la reflexión en torno a la memoria, los derechos humanos, la democracia y la cultura. 

El programa que inició en marzo se desarrollará hasta mediados de julio, considerando temáticas como la represión dentro del ex Estadio Chile, conversaciones con víctimas de violaciones de DD.HH., la causa judicial del asesinato de Víctor, la recuperación y transición del ex Estadio Chile a Sitio de Memoria. Aspectos sumamente relevantes para la Fundación, ya que son puntos eje tanto de la historia del espacio como del país; además, la intención es concretar una capacitación profunda, donde se trabajen habilidades de comunicación, resolución de conflictos y contención emocional por su evidente carácter sensible. 

Clase de formación de monitores/as para visitas guiadas en el Sitio de Memoria Víctor Jara

Mariela Llancaqueo Jiménez, encargada de documentación y del plan de formación, lo describe como un “avance gigante”, argumentando que “hasta la fecha, sólo Cristián Galaz (director de la Fundación) y yo llevábamos a cabo las visitas guiadas”.

También valora que las personas voluntarias que fueron seleccionadas —a partir de una convocatoria abierta— tengan un perfil netamente ciudadano y hayan firmado una carta de compromiso. 

Otra de las finalidades del proyecto es aumentar el número de visitas guiadas para trabajar para y con la población tanto nacional como internacional la pedagogía de la memoria y no olvidar las reiteradas violaciones a los DD.HH. cometidas en el ex Estadio Chile durante la dictadura. Período en el que un alto número de compatriotas fueron víctimas de la violencia sin importar su género y edad, donde el foco fue la persecución ideológica, y Víctor fue uno de aquellos prisioneros políticos, siendo asesinado sin tener justicia hasta la fecha.

Es en esta línea que Llancaqueo detalla que “Víctor es el eje convocante para que el público llegue al Sitio de Memoria Víctor Jara, pero en las mismas visitas apuntamos a que él sólo fue una más de las más de cinco mil personas que fueron detenidas, torturadas y en un número aún no determinado, asesinadas por su ideología política durante la dictadura militar”. 

Finalmente, la encargada de documentación de la Fundación Víctor Jara asegura que se buscará desarrollar actividades artístico-culturales vinculadas a la pedagogía de la memoria para diversos públicos como familiares, escolares, universitarios, turistas, autoridades y público general. Agregando que desde la institución buscan conservar este programa de manera permanente para los próximos años. 

¿Cómo nace el programa de formación de monitores/as para visitas guiadas en el Sitio de Memoria Víctor Jara?

El proyecto va en línea con la misión de recuperación del espacio del estadio como un sitio de memoria y potenciarlo a través de las visitas guiadas para la población, relevando la reparación, la memoria y el respeto a los derechos humanos. 

El plan se financia gracias al trabajo colaborativo entre la Fundación y el Programa Red Cultura del Departamento Ciudadanía Cultural, dependiente de la Subsecretaría y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Gracias a este convenio firmado en diciembre de 2022 entre las entidades mencionadas logra concretarse, considerando además la incorporación de señaléticas dentro del Sitio de Memoria para potenciar las visitas en sus dependencias. 

La subsecretaria de las Culturas y las Artes Andrea Gutiérrez valora y resalta este trabajo en conjunto asegurando que: “Para el programa Red Cultura y para la Unidad de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, ambos del Departamento Ciudadanía Cultural de esta Subsecretaría, resulta muy valioso vincularse con la Fundación para fortalecer capacidades de gestión cultural local que aporten a fortalecer el vínculo de sitios de memoria como el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara y la ciudadanía, precisamente en el año en que se conmemoran 50 años del golpe cívico militar”.

En la misma línea, celebra la iniciativa de formar voluntarios y voluntarias que puedan facilitar recorridos guiados por el Sitio de Memoria, puesto que “contribuye a que la comunidad haga suyo un sitio que permite mantener la memoria, homenajear a las víctimas y generar conversaciones intergeneracionales sobre las violaciones a los derechos humanos que allí ocurrieron y con ello valorar la importancia de la democracia para una convivencia pacífica”, concluye la subsecretaria de las Culturas y las Artes.

Presidente de Cataluña visita el Sitio Memoria Víctor Jara y anuncia Concierto Mil Guitarras en Barcelona

Este sábado 18 de marzo el presidente de Cataluña Pere Aragonés visitó el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara en el marco de una gira latinoamericana. El mandatario fue recibido en el frontis por el director ejecutivo de la Fundación, Cristián Galaz, y Amanda Jara, quienes lo acompañaron en un recorrido por las instalaciones del recinto. 

Mariela Llancaqueo, documentadora del archivo de la fundación, guió este recorrido donde le contó a la autoridad catalana la historia de vulneración de los derechos humanos cometidos en las dependencias del ex Estadio Chile en 1973 y 1974. La visita se convirtió en un emotivo encuentro de memorias compartidas, dando asi profundidad al relato de la historia del Estadio Víctor Jara Sitio de Memoria.

Mariela Llancaqueo relatando la visita guiada al presidente de Cataluña

Así también, Amanda Jara le expresó al presidente de Cataluña lo difícil que ha sido seguir luchando por justicia ad portas de cumplirse 50 años del asesinato de su padre, lamentando el desinterés y la poca colaboración estatal por condenar a los responsables de su muerte. En esa línea, le agradeció a Aragonés su interés por visitar el Sitio de Memoria, conocerlo y velar por la memoria de aquellos prisioneros/as políticos/as. 

Por otra parte, Jara le comentó las ansias de la Fundación por transformar el Sitio de Memoria en un espacio mucho más activo, pero sin dejar de mencionar el abandono que el lugar ha atravesado a nivel estatal.

Ya en el centro del estadio, Cristián Galaz, director ejecutivo de la Fundación Víctor Jara, agradeció la presencia del gobernante catalán por su interés y puesto que se trata de una visita inédita por parte del presidente de una nación.

Galaz subrayó: “NUESTROS PUEBLOS SE HERMANAN AL COMPARTIR UNA HISTORIA DE RESISTENCIA CULTURAL Y POLÍTICA, UNA LUCHA CONSTANTE POR LA DEFENSA DE LA VERDADERA LIBERTAD Y LOS DERECHOS HUMANOS, ASÍ COMO TAMBIÉN SU VOCACIÓN POR LA MEMORIA DE LOS CAÍDOS EN ESTAS LUCHAS”. 

El director ejecutivo expresó el máximo compromiso de la Fundación por “llevar a esas tierras lejanas y cercanas a la vez, el legado de Víctor Jara, sus obras y sus convicciones por las que luchó, le dedicó su vida y la entregó finalmente aquí en este lugar de memoria”. Palabras que fueron acompañadas con la entrega del libro escrito por Joan Jara Víctor, un canto inconcluso y el disco de vinilo de El derecho de vivir en paz.  

Concierto Mil guitarras para Víctor Jara en Barcelona

En un discurso cálido y elocuente, el mandatario catalán manifestó que: “Es sobrecogedor pensar que en estas bancadas habían miles de personas donde su único delito había sido soñar con la libertad de su gente, con la justicia social, con igualdad entre las personas, de ellos y de sus pares. Del delito de querer ponerlo en práctica. Muchas veces los derechos nos dejan soñar pero cuando los queremos poner en práctica es cuando se activa la represión”, sostuvo. 

Aragonés en su relato también reveló que en Cataluña la figura de Víctor Jara es “muy amada” y que su legado artístico y musical trasciende en las generaciones jóvenes que tocan y escuchan sus canciones, declarando que: “Por estas razones, es un honor poder anunciar precisamente en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara que Barcelona acogerá el Concierto Mil Guitarras el próximo septiembre cuando se cumplirán 50 años de su asesinato”. 

Un evento que es una iniciativa de la Embajada de Chile con el apoyo del ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat de Catalunya y se desarrollará durante las Fiestas de La Mercé. 

La máxima autoridad catalana manifestó su convencimiento de que la actividad “no será sólo institucional sino que será, por sobre todo, un acto ciudadano, y que la ciudadanía de Barcelona y Catalunya podrán mostrar todo su amor que representa hacia Víctor Jara pero también a lo que representan miles de personas que fueron detenidas, torturadas y exterminadas durante el Golpe de 1973”, complementó categóricamente. 

Por último, el presidente Pere Aragonés finalizó su discurso con un mensaje alentador afirmando que la vida, la esperanza y la libertad “siempre acaban venciendo al odio, al facismo y al terror, y la mejor forma de seguirlo haciendo es acompañados de la música, del arte, y es un honor, un privilegio, poder hacerlo con las canciones de Víctor Jara”, concluyó.

La Fundación Víctor Jara y el Consejo de Monumentos Nacionales inauguran placa que reconoce como Sitio de Memoria al Estadio Víctor Jara

El pasado 20 de enero el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) oficializó el reconocimiento del Estadio Víctor Jara (ex Estadio Chile) como sitio de memoria, incorporando una placa en su frontis. Sin embargo, la fecha de la oficialización no fue escogida al azar, de manera simbólica se escogió el día del trigésimo aniversario de la Fundación Víctor Jara, la cual en 1993 inició sus labores para velar por la memoria del cantautor chileno y de todas las personas que fueron prisioneras políticas en el ex Estadio Chile al comienzo de la dictadura militar de 1973. 

En el acto estuvieron presentes autoridades como Haydeé Oberrouter, subsecretaria de Derechos Humanos; Francia Jamett, encargada nacional de Cultura, Memoria y Derechos Humanos; María Fernada García, directora del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos; Jaime Fuentes Purran, seremi de Justicia. Sumada a la presencia de Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos junto a ex prisioneros políticos. Además se contó con la presencia del payador nacional Manuel Sánchez, quien recitó acompañado de su guitarra.  

Amanda Jara y Cristián Galaz, presidente de la Fundación descubriendo la placa

Un evento sumamente significativo y emotivo para la Fundación, puesto que rescatar el Estadio ha sido uno de los principales objetivos de la organización. Así lo señaló el director ejecutivo Cristián Galaz en su discurso conmemorativo: “Nuestra lucha por rescatar este estadio para la memoria, la cultura y la promoción de los derechos humanos lleva más de 30 años. Y es que desde antes de constituirse la Fundación, Joan y sus hijas pusieron el foco en la recuperación de este lugar”.

El director reconoció y valoró la acción del CMN como “un salto gigante”, agradeciendo además el apoyo del Ministerio del Deporte y el Instituto Nacional del Deporte (IND), organismos estatales que poseen el patrimonio del estadio, pero con quienes se está gestionando un comodato: 

“Estamos a días de firmar un comodato con el IND, el que nos permitirá desarrollar un proyecto largamente postergado para hacer del estadio el sitio de memoria digno que merece por su historia”, puntualizó en su relato Cristián Galaz. 

Cristián Galaz entregando su discurso de conmemoración del trigésimo aniversario

Por otra parte, Galaz comentó sobre la placa que: “parece una simple formalidad, solo un pedazo de metal pegado en una pared, pero lo que dice esa placa no se había dicho nunca por parte de organismos del Estado”, haciendo alusión a la tardía acción estatal respecto al respeto de la memoria y los derechos humanos. 

El director de la Fundación Víctor Jara además mencionó la inseguridad en los alrededores del Sitio Memoria por la violencia y la insalubridad del barrio provocada por parte de un grupo de personas que amenazan la mantención del lugar y a quienes trabajan en él. Por ende como Fundación han tomado medidas coordinando una acción conjunta con la delegación presidencial, la Municipalidad de Santiago, el Ministerio del Deporte y el Instituto Nacional del Deporte para intervenir el pasaje Arturo Godoy y rescatarlo para el uso ciudadano.

Galaz cerró su discurso haciendo un llamado a avanzar y “empujar las voluntades, con pasión, con verdad, con amor como lo hemos hecho en estos 30 años de recorrido de la Fundación Víctor Jara, de la mano de tantos, pero sobre todo de Joan Jara, una mujer que lo ha dado todo por este pueblo que la adoptó para siempre”, sentenció. 

El camino hacia la recuperación del estadio como sitio de memoria 

Las acciones de la Fundación Víctor Jara por recuperar el espacio del ex Estadio Chile han sido incesantes. Joan Jara, presidenta de la institución y viuda de Víctor, junto a sus hijas Manuela Bunster y Amanda Jara han enfrentado un arduo camino para reparar la memoria de Víctor y todas aquellas personas que fueron violentadas durante la dictadura militar. 

En 1991, previo a levantar oficialmente la Fundación, los días 5 y 6 de abril realizaron la actividad «Canto Libre: Jornadas de Purificación”. Las tres convocaron a diferentes artistas para abrir las puertas del estadio y de manera simbólica recibiera un aire sanador. 

Un acto que Joan recuerda en su libro «Víctor, un canto inconcluso» como algo “sanador” y “sublime de amor y solidaridad”, señalando que: «Cuando el último poema de Víctor, inacabado, fue recitado públicamente por primera vez en aquel lugar, fue realmente como si el último grito de esperanza de Víctor hubiera visto luz, quizás fuéramos capaces de acabar su canción”. 

Por su parte, Amanda Jara frente a la incorporación de la placa en el día del aniversario de la Fundación, rememora también esta primera actividad realizada en 1991, comentando que: “Entramos con mucha esperanza y decisión para recuperar ese lugar como sitio de memoria. Han sido muchos años de organización colectiva, de aunar voluntades, de trabajo político, de trabajo con organizaciones sociales, con artistas de todos los rubros para que este lugar se levante como sitio de memoria”, complementó.  

Amanda agradeció la instalación de la placa por parte del Consejo de Monumentos, reconociéndola como “una renovación de energías para seguir trabajando y que en estos 50 años de conmemoración del Golpe Cívico Militar, demos cuenta de que estamos presente todavía y seguiremos trabajando y luchando”, enfatizó. 

Además describió a la incorporación de la placa como “impactante, porque es un reconocimiento y una visibilización desde fuerzas estatales que validan oficialmente este lugar como sitio de memoria”.

Para finalizar, precisó que “como Fundación esperamos y continuaremos trabajando persistentemente para que el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara sea un lugar lleno de futuro, de arte, creación, reflexión y de formación. Siempre con respeto a los Derechos Humanos, relevando nuestra memoria colectiva que tanto nos ha costado construir entre todos y todas”. 

*Para leer el discurso completo de Cristián Galaz, presidente de la Fundación Víctor Jara pincha acá.