Programa de Formación de Monitores/as Locales para Visitas Guiadas

Convocatoria

La Fundación Víctor Jara hace un llamado a las personas interesadas en la memoria y en la historia reciente de nuestro país, motivadas a promover una cultura de respeto y defensa de los derechos humanos, para participar del “Programa de Formación de Monitores/as Locales para Visitas Guiadas”, con miras a conformar un grupo de guías voluntarios/as del Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.

En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe cívico-militar, buscamos generar un programa anual de visitas guiadas que permita que público general, estudiantes y toda persona interesada conozca la historia y diversas memorias asociadas a este espacio. Nuestra intención es capacitar a guías que sean capaces de potenciar el diálogo y reflexión sobre memoria, derechos humanos, democracia y cultura con nuestros/as visitantes.

¿Quiénes pueden participar?

  • Personas mayores de 18 años
  • Personas que posean un conocimiento previo  o hayan participado de alguna visita guiada al Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.
  • Personas que formen parte de alguna organización social, cultural o comunitaria.
  • Profesores/as.
  • Estudiantes de último año de educación superior.

Postulación

Etapa 1. Entrega de antecedentes.

El formulario de inscripción se encuentra disponible en el siguiente enlace: https://forms.gle/YBM9KbES46s3hh3j8 Debe ser completado y enviado hasta el día viernes 20 de enero de 2023.  Dudas o consultas en el proceso de inscripción, contactar a la coordinadora del programa, Mariela Llancaqueo Jiménez, al correo electrónico [email protected]

Las personas interesadas deben disponer de un mínimo de 4 horas semanales para capacitación y tener disponibilidad de 2 días a la semana para realizar visitas guiadas.

Etapa 2. Reunión y visita guiada en Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.

Las personas que envíen correctamente el formulario de inscripción serán convocados a una reunión informativa donde se darán a conocer las fechas, contenidos y metodología del programa de formación, además de dar respuesta a dudas o consultas.

Selección

El día 31 de enero de 2023 enviaremos un mail de confirmación a las personas que resulten seleccionadas para participar del “Programa de Formación de Monitores/as Locales para Visitas Guiadas”.

Criterios de selección:

Conocimiento previo del Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara
Carta de motivación
CV o documento de presentación
Disponibilidad para sesiones de capacitación y realización de visitas guiadas. 
Bonificación Participar en una organización social y/o Profesor/a

Un ejemplo de justicia y DDHH: Fundación Víctor Jara visitó el Museo de Sitio de Memoria ESMA en Argentina

Hace unas semanas, representantes de nuestra institución recorrieron este recinto ubicado en Buenos Aires. Un lugar que sirve de referencia para el proyecto de la Fundación que busca avanzar en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.

La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Argentina es un espacio icónico para los Derechos Humanos a nivel mundial. Utilizado por la dictadura argentina como lugar de detención, tortura y asesinato de prisioneros y prisioneras políticas, los edificios en la actualidad relatan -literalmente- las atrocidades y atentados a la humanidad que se cometieron. Un lugar de muerte en el que, paradójicamente, nacieron niños y niñas, algunos de los cuales forman parte de la narración coral que han construido familiares, padres, madres, descendientes y todos quienes reivindican la memoria de las víctimas. 

Hace unas semanas, representantes de nuestra Fundación recorrieron este recinto ubicado en Buenos Aires. Este lugar es una inspiración concreta para el proyecto de la Fundación que busca avanzar en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara. “Era un anhelo de hace muchos años visitar la ESMA. Nuestro querido amigo Ernesto Lejderman (hijo de ejecutados políticos en Chile)  coordinó un recorrido que resultó impactante y que nos llenó de motivación: entender que la tarea es larga, ardua y continua, tan necesaria hoy como ayer ”, relata Amanda Jara, quien junto a Cristián Galaz y Andrea Ugalde realizaron el recorrido. 

En el Museo de Sitio de Memoria ESMA se ejerce pedagogía sobre los Derechos Humanos y se mantiene viva la necesidad de justicia y de garantías de no repetición. Amanda Jara da detalles del funcionamiento de este espacio: “Son 34 edificios en más de 30 hectáreas que fueron entregados a las agrupaciones de DDHH por parte del Estado argentino, comprometiendo recursos para su funcionamiento. Es algo que impacta porque acá en Chile vivimos más precariedad, los recursos no se comprometen a largo plazo y año a año hay que luchar. Esa sinergia que vimos allá tendremos que seguir buscándola acá”.

Las paredes de la ESMA relatan muchas historias que dejan huella: con diversos recursos museográficos y audiovisuales, las personas conocen las biografías de las víctimas, ven en detalle cómo se utilizaban esas zonas en los días de prisión, escuchan los impactantes testimonios en los juicios a los asesinos y sus cómplices, realizados en 1985 y a mediados de los 2000. Se incluyen las voces de las abuelas y madres de la Plaza de Mayo, también de los hijos y los nietos, quienes forman parte de una búsqueda que no se ha detenido de las guaguas que fueron arrebatadas a sus madres para ser entregadas a otras familias que las criaron, negándoles su verdadera identidad. 

El trabajo para transformar la ESMA en un espacio con sentido histórico y que evidencie el accionar del terrorismo de Estado, comenzó en 2004. En mayo de 2015 se inauguró finalmente el Museo Sitio de Memoria ESMA, que logra transmitir la memoria a distintas generaciones, como se ve en las visitas que se realizan diariamente y que están reservadas con un año de anticipación. “Hacen un recorrido emocionante, estructurado con mucho rigor, mucho respeto y revisitado para que le hable a nuevas generaciones. En la última parte del recorrido muestran los avances en los casos y eso fue lo que más me emocionó porque ¡pucha que estamos lejos de eso! ¿qué pasa con la lentitud de nuestra justicia? Dentro de toda esa reflexión me quedo también con las ganas de seguir buscando caminos sin quedarse en la impunidad que existe en nuestro país”, comenta Amanda Jara, quien destaca el vínculo generado con personas y organizaciones de Derechos Humanos y Memoria argentinas. “Compartimos experiencias y tiramos líneas ya para la conmemoración de los 50 años. Nos llenamos de inspiración y motivación para seguir trabajando”. 

Mas información sobre la ex Esma en http://www.museositioesma.gob.ar/ 

Hasta el 6 de noviembre se puede visitar exposición sobre Víctor Jara en Viña del Mar

El Museo Palacio Rioja recibió la muestra “Víctor Jara: El mundo gira y crea porque existe el amor” en conmemoración de los 90 años del natalicio del cantautor nacional asesinado en 1973 por la dictadura cívico militar.

Una especial muestra creada por la Fundación Víctor Jara fue inaugurada en Viña del Mar. La alcaldesa Macarena Ripamonti estuvo encargada de dar el vamos a esta exhibición que repasa la vida y obra del fundamental artista. 

“Es un hombre que junto a Gabriela Mistral, Pedro Lemebel y cientos más, nos enorgullece como chilenos, como chilenas, y también como latinoamericanas. En esta exposición se refuerza que es el amor el que nos alienta a seguir luchando por una vida mejor. Es el amor por el prójimo y nuestro pueblo el que nos alimenta el espíritu para continuar frente a cualquier dificultad y celebrar felices cada avance, por más pequeño que sea”, afirmó la alcaldesa Ripamonti.

Cristián Galaz, director ejecutivo de la Fundación Víctor Jara, reconoció el valor de que los municipios del país acojan esta muestra: “Es una muestra muy interesante y completa. Reúne 40 láminas que dan cuenta de la vida de Víctor, de su faceta de creador, como actor, director de teatro, folclorista, padre de familia y su compromiso social. Esa conciencia de vida y consecuencia que ha sido fuerte para que su legado trascienda en cada uno de los chilenos. Esperamos que esta muestra siga recorriendo el país y muchas personas la puedan ver”. 

La exposición “Víctor Jara: El mundo gira y crea porque existe el amor” estará abierta al público hasta el 6 de noviembre, y puede ser visitada de forma gratuita de martes a domingo, entre las 10:00 y las 13:30 horas, y de 15:00 a 17:30 horas en el Museo Rioja, ubicado en la calle Quillota Nº214, Viña del Mar.

A tres años del 18 de octubre: Justicia para Chile, Justicia para Víctor Jara

En esta misma fecha hace tres años, las calles se copaban con miles de chilenas y chilenos que pedían una vida más digna y justa. Fue el despertar de un pueblo frustrado y sometido, tras largos años de silencio y agobio constante.

Una canción sonó más fuerte que nunca, como símbolo de esa vida que soñábamos.  “El derecho de vivir en paz” se escuchó en las calles, antes y después de los cacerolazos, en las plazas y cabildos, en días de marchas y unión. Algunas de esas interpretaciones recorrieron el mundo reflejando ese momento histórico, como esta que realizaron cientos de personas frente a la Biblioteca Nacional. Junto con esa melodía, el retrato de Víctor se estampó en banderas y poleras y sus frases ocuparon las murallas de las ciudades. Parte de esa presencia quedó registrada en nuestra exposición virtual, “Con Víctor en las calles de Chile”.  

Pasados tres años sabemos que la situación es muy distinta. Muchos de los artistas que nos acompañaron en el FAM 2022 hablaron con dolor por la pérdida del plebiscito en que se votó la propuesta constitucional, unos pocos días antes de nuestro Festival de Arte y Memoria. Somos testigos de que, una vez más, hay fuerzas que se movilizan para atropellar la vida y los derechos de millones. Pero es gracias a encuentros como el FAM que sabemos que nuestro espíritu sigue vivo, en pie, y listo para continuar dando las batallas que tengamos que dar. 

Como Fundación los invitamos a seguir acompañándonos en nuestra búsqueda de verdad y memoria. Pedimos justicia para los muertos de la revuelta, para quienes quedaron ciegos y heridos por la brutalidad policial. Y también los convocamos a no olvidar nuestras demandas y sueños.

En este enlace pueden revisar la exposición virtual “Con Víctor en las calles de Chile”, donde cientos de personas nos compartieron sus fotografías registrando la presencia de Víctor en el movimiento popular del 2019. Es una manera de volver a encontrarnos en ese espíritu y en la vigencia de Víctor Jara en nuestra memoria y cultura.  

El FAM 2023 ya está en marcha y puedes comprar tu entrada

Cuando aún no se apagaban los instrumentos y el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara seguía siendo escenario del Festival Arte y Memoria 2022, la Fundación confirmó la noticia: habrá FAM 2023.  Esta vez se realizará entre el jueves 28 de septiembre y el domingo 1 de octubre de 2023. 

“Se cumplen 50 años del asesinato de Víctor Jara y del Golpe de Estado, por lo que será un encuentro de gran significado desde la memoria y la búsqueda de la justicia, y ya estamos trabajando para su realización”,  afirma Cristián Galaz quien detalla la gran acogida que tuvo la versión 2022: “ Participaron más de 60 bandas y artistas, el público respondió con más de 15 mil asistentes al estadio y tuvimos una transmisión por streaming que cerca de 130 mil personas pudieron ver en Chile y el mundo. Queremos seguir creciendo y haciendo este Festival Arte y Memoria haciendo patente el legado y la vigencia de Víctor Jara”.

En la web del FAM 2023, ya se pueden comprar las entradas para cualquiera de los cuatro días, en una modalidad “en verde”. Pronto iremos contando más novedades de este nuevo encuentro de arte y memoria. 

Fundación Víctor Jara recibe importante donación de Charo Cofré y Hugo Arévalo

La reconocida folclorista nacional Charo Cofré fue parte del FAM 2022, donde llevó su cantar directo y profundo. Unas semanas antes representantes de nuestra Fundación Víctor Jara pudieron compartir con ella y Hugo Arévalo, su marido, en su casa de Isla Negra. Ese día recibimos de ellos un verdadero tesoro, en este camino de honrar y mantener en alto la memoria de Víctor Jara.

“Mi marido desde hace mucho tiempo que ha sido un director de televisión importante, guitarronero, músico y estudioso y ha coleccionado las cosas más importantes de la música chilena, entre ellas de Víctor Jara. En algún momento me manifestó que quería entregar esto a la Fundación para que la gente siguiera viendo estas cosas. Entre ellas está el primer videoclip que es la canción ‘Vamos por ancho camino’ que Hugo filmó con Víctor hace muchos años y que se ha transformado en un símbolo”, explica Cofré.

Cristián Galaz, director de la Fundación, detalla el encuentro: “Estuvimos con Amanda Jara y otras personas de la Fundación en la casa de Hugo y Charo, compartiendo un momento muy especial. Recibimos la matriz original de este videoclip que es un material histórico, así como otro tipo de documentos que se suman a nuestro archivo y enriquecen aún más el trabajo de memoria que realizamos”. El material recibido pasará a formar parte del acervo de nuestra Fundación, que se puede revisar en esta web.

Charo Cofré resumió con estas palabras su vínculo con la Fundación y con la memoria de Víctor: “Qué bueno poder estar y seguir sembrando emociones, aportar para que todo el amor que hay en torno a la figura de Víctor, el respeto y la responsabilidad por parte de la Fundación, sigan manteniendo su memoria viva”.

Postales del FAM 2022

Vivimos 10 días de música, de cultura, memoria y arte “con sentido y razón”. Fuimos miles los que nos unimos en un espíritu de conmemoración y la voluntad de mantener el legado de Víctor Jara activo, por nuestro pueblo y su dignidad. 

En esta galería resumimos algunas de las imágenes que nos dejaron estas jornadas, con la promesa de volver a encontrarnos el próximo año. Ya puedes adquirir tus entradas para el FAM 2023 aquí.

“El significado del Estadio Víctor Jara (ex Estadio Chile)” por J. Patrice McSherry. Publicado en página19, abril de 2021

ndecible, solidaridad y represión, que hablan de la historia reciente de Chile. Es un lugar de memoria histórica y de patrimonio nacional. Como escribió la Fundación Víctor Jara en 2002, «este espacio…fue un importante centro de expresión artística, donde se vio nacer y desarrollarse a la Nueva Canción chilena». Revisamos brevemente el camino de este recinto de asamblea pública, deportes y cultura en Santiago y cómo la Nueva Canción chilena se entrelazó con él y con la vida de Víctor Jara.

Sigue leyendo la columna de Patrice McSherry aquí: https://pagina19.cl/opinion/el-significado-del-estadio-victor-jara-ex-estadio-chile/

Una política integral de la memoria para Chile: los sitios de memoria como instructivo político para hoy

Por su gran interés, reproducimos la columna de Nicole Fuenzalida, publicada en www.revistaentorno.cl/entorno/politica-memoria/

La inclusión reciente de la categoría de sitio de memoria en el borrador de la modificación de la Ley de Monumentos por una Ley de Patrimonio impulsada por el gobierno, bajo lógicas modernizadoras y extractivistas-neoliberales, se imponen nuevas trabas en las declaratorias de protección, nuevas exigencias y controles, se subsume en definitiva, la complejidad de las políticas de la memoria a una cuestión nominal.

La transición al Chile de postdictadura se enfrentó, tempranamente, a las demandas de agrupaciones de sobrevivientes, familiares y defensores de los Derechos Humanos que giraban en torno al acceso a la justicia, verdad y reparación. El Estado chileno respondió parcialmente, mediante el desarrollo de cuatro comisiones de verdad, siendo las principales: la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, conocida como “Rettig” (1990-1991) y la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, denominada como “Valech” (2003-2004). La Comisión Rettig investigó las violaciones a derechos humanos de la dictadura, específicamente la desaparición forzada, ejecuciones y torturas con resultado de muerte, describiendo modos de funcionamiento represivo y principales organismos de inteligencia. La Comisión Valech se orientó a la investigación de las detenciones y tortura, calificando a las víctimas de prisión política y tortura. En su informe se estableció que durante la dictadura en Chile habrían funcionado unos 1.132 recintos de detención y tortura a lo largo de todo el territorio y en sus recomendaciones conminó al Estado, a declarar como Monumento Nacional los principales centros.

En ambos informes se establece una versión consensuada de los hechos y particularmente, “una verdad en la medida de lo posible”, que sitúa como preocupación vital la reconciliación desde un tono religioso y una justicia restaurativa (no punitiva). Esto implica entre otros, que la “vía chilena de la reconciliación” haya optado por resguardar bajo secreto los archivos Valech y así el acceso al nombre de los perpretadores de los crímenes por 50 años. Así es como las medidas de reparación dirigidas a las víctimas son mínimas y limitadas. A ello hay que agregar que, con procesos judiciales lentos y tardíos, se ha logrado a duras penas que tres cuartos del total de víctimas calificadas como “desaparecidas” tengan algún grado de respuesta y que al 2017, unos 1402 agentes hayan sido procesados, muchos de los cuales tuvieron cargos en los gobiernos civiles[1]. De estos sólo 142 cumplen condena, muchos en penales como Punta Peuco, es decir, de la mano de comodidades y facilidades extraordinarias. Un cuadro complejo de violencia estructural y clima de impunidad emerge, junto al desarrollo de pactos de silencio entre gobiernos y agentes militares y civiles. Por nombrar un ejemplo, no se ha derogado la Ley de amnistía (Ley 2191), a pesar de que la CIDH en el 2006 se lo ordenó al Estado.

En los contextos transicionales, las políticas de la memoria, entendidas como las acciones gubernamentales a través de las cuales los Estados que cometieron violaciones sistemáticas a los derechos humanos reconocen su responsabilidad, se fundan en principios generales como el derecho a la verdad y el deber de memoria, el derecho a la justicia y la reparación, y las garantías de no repetición. Una de las principales iniciativas a este respecto, la conforman los sitios de memoria, entendidos como aquellos lugares donde se cometieron graves violaciones a los derechos humanos o donde se padecieron o resistieron esas violaciones o que por algún motivo las víctimas o comunidades consideran que el lugar puede rendir memoria a esos acontecimientos. Los ex centros de detención y tortura en tanto sitios de memoria, aportan valiosa información para reconstruir la verdad de lo sucedido; sirven como materiales probatorios que atienden al derecho de justicia y deber de los Estados de condenar judicialmente a los responsables; permiten la construcción de una memoria en torno a los crímenes de Estado, generando espacios para la educación y la promoción del respeto de los derechos humanos, así como materialización de las garantías efectivas de no repetición y el derecho a la reparación simbólica, entre otros.

Ahora, si bien organismos como el Instituto de Políticas Públicas del Mercosur, establece entre los deberes de Estado la protección de estos espacios para consagrar el derecho a la verdad y la memoria, y la CIDH por su parte, señala que se debe asegurar un abordaje integral de la memoria que implique la obligación de adoptar políticas públicas coordinadas con procesos de justicia, establecimiento de reparaciones y no repetición de las graves violaciones a los DD.HH., en Chile, no existe una política de Estado a este respecto. Es por ello por lo que, se ha utilizado a favor la “Ley de Monumentos Nacionales”, aunque el espíritu normativo contiene valoraciones arquitectónicas o históricas decimonónicas, involucrando una serie de dificultades prácticas y no responde a problemáticas de manejo o uso de estos espacios. A la fecha, la presión de los colectivos por acceder a las declaratorias de Monumentos de los sitios de memoria, ha permitido frenar de la destrucción total a algunos espacios (de los 1132 reconocidos oficialmente, al año 2018 solo 34 cuenta con protección legal[2]), en consecuencia, el uso patrimonial se ha convertido en un mecanismo de urgencia. 

En el tránsito desde las memorias a los patrimonios, hubo cambios en el posicionamiento de los lugares hacia la arena pública, transformando las memorias de la represión, en un bien público a disposición de la sociedad. En el proceso intervienen diversos actores: sobrevivientes, familiares, activistas de derechos humanos, vecinos, políticos, FF.AA. y de Orden, entre otros, disputando el derecho a la tenencia y uso para signar públicamente su función y sentido. La inclusión reciente de la categoría de sitio de memoria en el borrador de la modificación de la Ley de Monumentos por una Ley de Patrimonio impulsada por el gobierno, bajo lógicas modernizadoras y extractivistas-neoliberales, se imponen nuevas trabas en las declaratorias de protección, nuevas exigencias y controles, se subsume en definitiva, la complejidad de las políticas de la memoria a una cuestión nominal. Si se llega a concretar esta inclusión en la normativa patrimonial, se cierra la posibilidad de dar un espacio específico a ello dentro de una política de la memoria, neutralizando lo político ligado a los sitios de memoria, minimizando así la violencia de lo acontecido.  

A diferencia de otros países, en Chile opera un modelo “outsourcing” patrimonial y en torno a la memoria, en tanto, la posición es siempre reactiva a las demandas de la ciudadanía. En consecuencia, el Estado no se involucra en la responsabilidad de la gestión, investigación, entre otros, de los sitios de memoria, traspasa estas obligaciones a la ciudadanía, incumpliendo compromisos suscritos en la justicia transicional local e internacional. “En los años ochenta, cuando lo importante era derrocar a la dictadura, nunca imaginamos que, décadas después, algunos nos dedicaríamos de lleno a luchar por recuperar los lugares donde fuimos torturados”[3]. Esta frase resume el movimiento ciudadano que se ha generado en torno a la recuperación de los sitios de memoria, que constituye una manifestación inédita no sólo de la conversión en retórica patrimonial de estos lugares, sino que es parte de un proceso complejo de “autoreparación”, que implica que los propios sobrevivientes salven de la devastación, a los propios restos de su horror. Cuando el lugar es recuperado, a las preocupaciones de gestión y otras de los usos, se les suma las crecientes acciones de vandalismo, mensajes en apoyo a la dictadura, asaltos y violencia, que buscan destruir y negar este pasado.

La falta de ponderación de su relevancia, ha posibilitado también que muchos de los sitios que aún se conservaban en la actualidad, hayan sido sin más remodelados, destruidos, demolidos, entre muchos otros, así como mantenidos en sus usos policiales, militares o represivos. Ahí cabe recordar la máxima: “sin lugar, no hay acontecimiento”. Materialidad y recuerdos se conjugan para el necesario rescate de la memoria de esta clase de lugares. El proceso constituyente en ciernes resulta en una oportunidad única, para que por fin el Estado se haga parte y sostenga una política pública integral para la memoria, que permita justamente productivizar el impulso y movimiento ciudadano en torno a los sitios de memoria, avance en materia de acceso a la justicia y verdad, sancione el negacionismo, pero sobretodo, reconozca su agencia, como piso mínimo base para abordar su responsabilidad en la violación a los DDHH. Esta acción resulta una materia ineludible hoy más que nunca: el abordaje de una política de la memoria como instructivo, que nos enseñe sobre la fragilidad del orden social y advierta que en las condiciones actuales o futuras, nada asegura que la catástrofe no se vuelva a repetir.

Referencias:

[1] Barthou, C. (2017). La justicia en la balanza. Procesos, juicios y condenas por violaciones de los derechos humanos acontecidas en Chile entre 1973-1990. Santiago: Comisión Ética Contra la Tortura.  

[2] Seguel, P. (2018). Las políticas de protección patrimonial de sitios de memoria en Chile, 1996-2018. Aproximaciones desde un campo en construcción. Persona y Sociedad, 1:63-97. 

[3] Zalaquett, P. (2017). Presentación. En: Haciendo Memoria, construyendo historia: el Cuartel Borgoño, (pp. 3-4). Manuscrito no publicado, Corporación Memoria Borgoño.  

Víctor Jara y las nuevas formas de pensar y actuar políticamente…

Mariela Llancaqueo Jiménez

las artes se practican y sostienen en un contexto social

en que existen profundas relaciones de poder, propiedad, clase y género.”[2] 

Edward Said

En el marco de las movilizaciones que cambiaron al país que conocíamos, existen varios elementos de la llamada cultura popular que se han convertido en símbolos de este periodo de protesta. Cada generación que se ha sumado al estallido social, además de definir o reforzar demandas sociales, ha incorporado alguna canción, personaje o referente iconográfico conformando un ecléctico imaginario de este periodo de protesta, sólo para dar algunos ejemplos: la canción El Baile de los que sobran con la cual se identifica esa generación que fue jóven en la década de los 80, el Negro Matapacos que representa a ese segmento que fue estudiante en el año 2011, Pareman y Baila Pikachu que representan a los y las jóvenes que lideraron las primeras acciones de evasión del metro, Un violador en tu camino que se ha transformado en un himno contra la violencia hacia las mujeres, y que permite comprender la importancia de la dimensión feminista de este proceso, entre muchos y variados casos.

En ese contexto la imagen de Víctor Jara, así como sus canciones, particularmente, El derecho de vivir en paz, han vuelto a aparecer en el espacio público. En poleras, pañuelos, banderas, esténcil o rayados en muros; en intervenciones artísticas, marchas o concentraciones, Víctor -como suelen llamarlo aquellos y aquellas que no lo conocieron pero que lo sienten como alguien cercano, como uno de nosotros- ha vuelto a aparecer. Pero lo cierto es que la vida y obra de Víctor Jara, sus valores humanos y políticos son como un río subterráneo, un volcán que corre por nuestras venas y que cada cierto tiempo brota, a veces irrumpiendo de manera violenta, otras veces solo con movimientos que pocos y pocas perciben.

¿Qué hay en la figura y obra de Víctor Jara que lo vuelven, inevitablemente, un referente político y artístico a 46 años de su asesinato?

La respuesta no es sencilla, y las posibilidades son múltiples: las circunstancias de su asesinato a manos de los militares golpistas; su conocida participación y apoyo a la realización del programa de gobierno de la Unidad Popular; sus aportes musicales al movimiento de la Nueva Canción Chilena, entre otros.

Quizás la respuesta pasa por la conformación de Víctor en un sujeto histórico: un joven nacido en el campo, que en el proceso de migración campo-ciudad -a mediados del siglo XX- llegó a vivir a una población del sector poniente de Santiago y que igualito que otros tantos de niño aprendió a sudar, que ante el desamparo que produjo la muerte de su madre buscó consuelo en la iglesia para luego abandonar y buscar trabajo, a quien el arte (el canto y el teatro) se le presentó como una oportunidad, un lenguaje y una herramienta de comunicación. Un hombre que mediante su experiencia de vida y su militancia política fue construyendo una forma de entender y enfrentar la música y el teatro, un trabajador de la cultura incansable, con una capacidad de traducir las vivencias personales y colectivas en canciones que hasta el día de hoy representan las demandas de diversas generaciones.

Pero lejos de la idea del genio creativo, Víctor fue un hombre de su tiempo y lugar, integró un movimiento político y cultural que se sentía llamado a transformar la realidad en que vivían miles de chilenos y chilenas -que a su vez era la suma de diversos esfuerzos y proyectos sociales y políticos que venían desarrollándose desde el siglo XIX-, un movimiento que también implicó una forma de asumir las artes y la cultura desde una identidad y perspectiva latinoamericana, desde el pensamiento político de izquierda. Así la música se convirtió en un mecanismo de construcción y comunicación del ideario emancipador que implicaba la Unidad Popular, un ideario inconcluso, truncado por el golpe cívico militar, del cual Víctor fue una de las primeras víctimas.

Varias situaciones me emocionaron y me acompañarán cuando recuerde la figura de Víctor Jara en este periodo turbulento: una ambulancia, que al salir del Hospital Barros Luco, tocaba atodo volumen El derecho de vivir en paz. La siguiente oportunidad fue en el barrio bellas artes, yo venía saliendo de una asamblea y mientras esperaba un taxi, me invade por la espalda la voz dulce pero fuerte de Víctor cantando, me estremezco aún más cuando me doy cuenta de que la música proviene de un parlante transportado por dos estudiantes secundarias que orgullosas y arrogantes se pasean interpelando con la música a los y las transeúntes. Mi hija, de solo cinco años que en medio de sus juegos, en el toque de queda o en la cuarentena, comienza a cantar El derecho de vivir en paz y El pimiento.

Esa es precisamente la potencia de la obra de Víctor Jara, es inagotable, es consuelo pero también puede ser un mensaje de referencia, la experiencia de un intento de emancipación y transformación del modelo político y económico de Chile, de una forma de trabajo colectivo, que se ha redescubierto y revalorado en cada espacio de asamblea, olla común o jornada de resistencia que surge en actual contexto. Quizás es por eso que hasta hoy siguen apareciendo versiones de su música que estremecen: El Tío Valentín Trujillo con su piano, versiones en mapudungun, rapa nui, lenguaje de señas, Te recuerdo Amanda cantada desde un edificio por una cantante lírica;  las 1000 guitarras por la paz, la versión de Roger Waters, por nombrar algunas. Mientras exista protesta social, mientras el ideal de justicia social sea un horizonte que pretendemos construir y alcanzar, inevitablemente Víctor será parte de ese imaginario.

[1] Profesora de Historia y Ciencias Sociales y Gestora Cultural. Encargada de documentación del Archivo Víctor Jara.

[2] Edward W. Said, “Cultura, identidad e historia”, en Gerhart Schröeder y Helga Breuninger, Teoría de la cultura. Un mapa de la cuestión, Buenos Aires: FCE, 2009, p. 39.