DECLARACIÓN PÚBLICA: 50 AÑOS

Después de casi 50 años, la Corte Suprema de Chile ha ratificado la sentencia para todos los oficiales de ejército imputados por el secuestro, la tortura y asesinato de nuestro padre Víctor Jara Martínez, y Littré Quiroga Carvajal. Asesinatos cometidos en el Estadio Chile el 15 de Septiembre de 1973, pocos días después del golpe civil y militar realizado en mi país. Han pasado tantos años, que se hace difícil sentirlo como justicia, o consuelo. Pero esto es una señal que está dando el Poder Judicial, que sólo desde comienzos de este siglo empezó a darle camino a las investigaciones. En estas últimas semanas, muchos casos por delitos de lesa humanidad están llegando a su fin. Esto no está presente en los medios masivos de comunicación, con la relevancia que requiere para nuestra sociedad. El Poder Judicial por fin está diciendo que, aunque sea complejo y largo el proceso, ya que las Fuerzas Armadas no entregan información, estos delitos serán juzgados. Esto también es una señal para los nuevos integrantes de las Fuerzas Armadas aún en formación. Todavía quedan muchos casos por esclarecer y nada ha terminado. En estos tiempos de negación y violencia, tenemos más fuerza y esperanza para seguir trabajando, para tener herramientas de resistencia y organización, cultura, arte, memoria y educación.Como el agua que corre y limpia, agradecer al abogado Nelson Caucoto, representante de los querellantes en la causa. Es un estratega brillante, de una humanidad  que desborda. Sus palabras quedarán en la historia y su paciencia, ha sido un ejemplo. Agradecer a los abogados Francisco Ugas e Ilan Sandberg, por su dedicación a la causa judicial, que nos demuestran que tenemos un futuro esperanzador, y a tantas personas que han trabajado sin cesar para llegar a este momento. El camino ha sido largo, con muchas frustraciones, pero sobre todo lleno de solidaridad y fraternidad. Acompañadas siempre de un pueblo que lleva a nuestro padre en su corazón.

Amanda Jara Turner • Manuela Bunster Turner

El Che Guevara, una canción y una amistad: Víctor Jara en México en noviembre de 1971

Por Jorge Leiva

En octubre de 1967, el arquitecto mexicano Rubén Ortiz compuso la “Zamba del Che”, en cuanto se enteró que el líder guerrillero había sido capturado y asesinado en Bolivia. Era una canción triste, y una de las primeras de las muchas que se han escrito en su homenaje: “Vengo cantando esta zamba / Con redoble libertario / Mataron al guerrillero / Che comandante, Guevara”. El músico era mexicano, pero hizo una zamba para saludar al país del Che, y la grabó en un magnetófono casero para mostrársela a los otros integrantes del conjunto donde él tocaba, el grupo Los Folkloristas.

Fundados en 1966, Los Folkloristas -que existen hasta hoy- fueron un  conjunto pionero en explorar la música latinoamericana, tal como en esos años lo estaban haciendo otros músicos en el continente. “Lo que hacíamos no se escuchaba en la radio ni en la TV ni se conseguían grabaciones con facilidad” cuenta uno de sus fundadores, René Villanueva, en el libro Cantares de la memoria (1994), donde narra la historia del conjunto. Los músicos escucharon la “Zamba del Che”, pero no la grabaron inmediatamente, y el propio Villanueva se quedó con la grabación.

En 1968, la ex esposa de Villanueva, la bailarina Rosa Bracho, viajó a Chile para integrarse al Ballet Nacional y trajo discos y grabaciones de Los Folkloristas, incluyendo la “Zamba del Che”, para mostrarlas en Chile. En el Ballet se hizo amiga de Joan Turner, y de esa manera Víctor Jara conoció la música de Los Folkloristas, Escuchó todo y tomó dos de sus canciones para su disco de 1969 Pongo en tus manos abiertas: “Juan sin tierra” y “La zamba del Che”, y envió un disco a Villanueva con una dedicatoria escrita a mano para todo el conjunto: “Con un profundo anhelo de paz, amor y libertad, para mis amigos Los Folkloristas”.

Rubén Ortiz, emocionado por la versión, le escribió a Victor Jara y establecieron una amistad por carta, que a comienzos de 1971 se profundizó con la venida de Ortiz y su esposa a Chile. El músico estuvo en la Peña de los Parra, se hizo amigo de los músicos de Inti-Illimani y concibió con Víctor Jara una posible visita a México, que por entonces no tuvo fecha precisa. 

Las cosas se precipitaron en la segunda mitad de ese año. El cantautor chileno estaba gestionando conciertos en Costa Rica, Colombia  y Venezuela, y en medio de la organización se sumó a México con bastante premura. Así lo contó el propio Rubén Ortiz en el libro La guitarra y el poncho de Víctor Jara (1990), del periodista ruso Leonard Kósichev:

Todo se realizó con el apresuramiento e improvisación que caracteriza a los latinoamericanos: una carta y una llamada telefónica, a tan sólo quince días de su arribo, no permitieron organizar las cosas como hubiese sido deseable.

Así fue como el 5 de noviembre llegó entonces Víctor Jara a México para protagonizar una visita de 12 días. Hizo  cuatro presentaciones: en la sala Manuel Ponce de Bellas Artes, en la Peña de Los Folkloristas, el Auditorio de la Facultad de Medicina en la UNAM, y el foro abierto de la Casa del Lago. Además hizo una grabación en video para Canal II del Instituto Politécnico. Su actuación en la UNAM fue la única que se registró con mayor calidad, y las otras solo grabadas sólo parcialmente, en una serie de registros que fueron conservados por Los Folkloristas.

Victor Jara viajó luego a Costa Rica, Venezuela y Colombia. Regresó a Chile a comienzos de diciembre, y en enero de 1972 fue a Cuba durante tres meses y luego estuvo en la Unión Soviética y en Londres.  A su regreso comenzó a grabar el disco La población, lo que sumado a la intensidad que se vivía en Chile, dejó los doce días en México un poco perdidos en las historias que estaba viviendo Víctor Jara.

En 1974, un año después de su muerte, el diario comunista mexicano, Oposición, publicó algunas canciones de este concierto en un disco que tituló Victor Jara en Vivo (Grabado en 1971 en la Ciudad Universitaria), y en 1996 el sello Alerce, con el apoyo de la Fundación Víctor Jara, lo publicó con el nombre Víctor Jara en México, con un total de 15 canciones, que se recuperaron de las cintas de Los Folkloristas. El año 2001 la Fundación lo editó como parte del proceso de reedición en CD de la discografía de Víctor Jara y el 2021 tuvo una nueva edición. 

Y también está disponible en plataformas de streaming, y circulan muchas versiones en Internet, tal en los 70 y 80 circularon copias de este concierto en cassettes que se copiaban de mano en mano.

En los conciertos habla y canta Víctor Jara en 1971, cuando tenía 39 años recién cumplidos, y acababa de editar su LP El derecho de vivir en paz. En Chile el gobierno de la Unidad Popular completaba un año en el poder, y el ambiente que se vivía en Chile era de optimismo, y ese espíritu se plasma poderosamente en estos conciertos, que además revelan el humor y la simpatía de Victor Jara en el escenario.

El repertorio está constituido por canciones mayoritariamente con historias y orígenes latinoamericanos más que chilenos. Abre con “El arado”, un tema casi autobiográfico, pero luego canta historias universales. Una de la obra Fulgor y muerte de Joaquín Murieta –que solo existe esta versión en su voz–, la de Camilo Torres (de Daniel Viglietti), o la española “La hierba de los caminos”, que invita a cantar con él. También están sus propios clásicos, como “Plegaria a un labrador” y “Te recuerdo Amanda”…

También canta la canción al Che Guevara. “Los versos de esta canción son de un amigo que ustedes han visto cantar aquí en más de una oportunidad. De Ruben Ortiz: La “Zamba del Che”, dijo al presentarla. Ese amigo, que falleció hace justo tres años, el 20 de julio del 2020, fue el que lo llevó a ese escenario, motivado por su amistad, nacida por una canción a un guerrillero, y por su amor a la música latinoamericana. Por nada más. Por ese tipo de cosas, el concierto en México no es solo un registro exquisito de Víctor Jara en un escenario, es  también el retrato de una América Latina que hoy parece no existir.

25 años de Resistencia al olvido

Hace tan solo unos meses atrás nos situábamos como Fundación en Resistencia Cultural. Hoy, poco tiempo después esta idea parece tener aún más sentido y razón.

Este 2018 la Fundación Víctor Jara cumple 25 de años de vida y queremos celebrarlo con todo. Son 25 años de altos y bajos, vividos sobretodo en la solidaridad y hermandad de los trabajadores y trabajadoras, de los hombres y mujeres de barrios, poblaciones, escuelas, y universidades, de los más humildes, de los que Víctor representó. Hemos atravesado generaciones de la mano de Víctor, sus canciones y su legado, sus pensamientos y sentimientos. Son 25 años de resistencia contra el olvido y por la memoria.

¿Qué significa Resistir?

Resistir puede confundirse con la idea de permanecer incólumes frente a los ataques o bien simplemente con sobrevivir en el tiempo y sus avatares. Para nuestra Fundación no hay resistencia si no somos capaces de avanzar a paso firme y con urgencia por el camino que nos hemos propuesto. Resistir implica movimiento, presencia, construcción de redes con otros resistentes, salir de la comodidad de los espacios íntimos a los riesgos de los espacios públicos.

Celebrar nuestros 25 años implica hoy marchar con premura, crecer en organización, fortalecer lazos. Solo como ejemplo, este 2018 nos hemos propuesto consolidar el rescate del Estadio Víctor Jara. Hemos planificado para ello dos grandes actividades durante el año.

Estadio Víctor Jara: Festival de las Artes y la Memoria.

Durante una semana a fines de abril y otra a fines de septiembre, llevaremos al estadio la música, la danza, el teatro y la memoria. Todos los días, de lunes a domingo, mañana tarde y noche, para niños y niñas, para todo público. Esperamos convertir definitivamente ese gran espacio Monumento Histórico, sitio de memoria, en un lugar de encuentro para la ciudadanía para celebrar la vida y resistir al olvido.

Esta es solo una de las iniciativas que nos hemos propuesto realizar. Hay muchas más, como el rescate del abandonado Pasaje Arturo Godoy que da acceso al estadio Víctor Jara, hoy convertido en baño público y en basural.  También queremos dar vida a nuestra nueva casa llenándola de actividades abiertas a la gente. De esta manera esperamos seguir multiplicando las formas en que el legado de Víctor pueda llegar a las personas, en cualquier parte de Chile y el mundo en que se encuentren.

Sabemos que será un año complejo, con nuevas autoridades instalándose en el poder del Estado.  Pero estamos preparados y lo que es más importante, estamos determinados a avanzar como lo hemos hecho estos 25 años, de la mano de Víctor y del pueblo que lo recuerda con cariño y admiración.

Cristián Galaz
Director Ejecutivo Fundación Víctor Jara

ABRE LA VENTANA

Víctor le dice a María…Abre la ventana y deja que el sol alumbre por todos los rincones de tu casa…

Desde la Fundación Víctor Jara trabajamos todos los días para abrir las ventanas y las puertas de los espacios clausurados para el reencuentro y la memoria, como lo estamos haciendo con el estadio que lleva su nombre. Lo empezamos a hacer ahora desde nuestra nueva casa, abriendo nuevos espacios para la conversación, las artes y la celebración de la vida. No podemos ni queremos andar este camino solos, necesitamos de todos, las comunidades organizadas y las personas. Pero también del estado, con un apoyo decidido a esta tarea que no tiene mercado en donde apoyarse, que es una tarea de la nación en su conjunto.

Los caminos de la memoria no siempre son rectos y luminosos. Muchas veces son sinuosos y otras tantas nos conducen a senderos sin salida y casi siempre son cuesta arriba. Por eso mantener viva la memoria de Víctor Jara es un constante caminar, construir y reconstruir los caminos, no se puede dar nada por definitivo o asentado. Y lo que vale para nuestro Víctor, bien vale para la memoria de toda nuestra historia de violaciones de derechos humanos, en dictadura y también ahora en democracia.

El Estado debe jugar un rol de sustento a los procesos y trabajos por la memoria. No queremos que el estado realice o conduzca este trabajo que le corresponde a la sociedad civil organizada, pero exigimos que lo apoye decididamente con recursos para que abramos cientos de espacios de memoria que hoy están arrojados a la suerte de familiares de Detenidos Desaparecidos y ejecutados que están cansados y agobiados porque el estado se desentiende de sus obligaciones. Es urgente una ley de Sitios de memoria o de conciencia que de sustento y continuidad a los que organizadamente trabajan para que todo un país nunca olvide, para que los chilenos y chilenas sepan la verdad y luchen por la justicia pendiente.

Este es el tamaño del desafío que deberá encarar el nuevo gobierno que será electo este 17 de diciembre. Si no lo asume es nuestro deber, nuestra obligación y compromiso empujar los límites de este territorio en disputa hasta lograr pleno reconocimiento. Por eso no da lo mismo quien asuma el nuevo gobierno.

Abramos la ventana de nuestra conciencia y nuestro corazón para que la luz del sol ilumine nuestras decisiones, porque como le dice Víctor a María…nuestra vida no ha sido hecha para rodearla de sombras y tristezas.

Cristián Galaz

Director Ejecutivo Fundación Víctor Jara

Noviembre 2017

LA MEMORIA ES FUTURO ¿O EL FUTURO DE LA MEMORIA?

En las últimas semanas hemos vuelto a comprobar que la memoria histórica es un territorio en disputa, en todos los sentidos posibles. Disputa de un territorio cultural por cierto, ya que la memoria es construcción de sentido y se levanta todos los días en forma de canciones, poemas, arte en general, y se proyecta en las conversaciones diarias al interior de las familias, en los círculos de amistad. Por eso el 17 de mayo pasado hicimos el lanzamiento oficial del FAM 2018, el FESTIVAL ARTE & MEMORIA VICTOR JARA. Este Festival consiste en una semana de conciertos, exposiciones, teatro, charlas, cine, conversatorios y encuentros en torno a la memoria y se realizará en el Estadio Víctor Jara en septiembre próximo (ver también www.famvictorjara.cl ).

Pero la memoria es también un territorio en disputa concreto y material. Este llamado a participar del FAM 2018 es un llamado también a rescatar el espacio del Estadio Víctor Jara, rescatarlo para que vuelva a ser un lugar de encuentro para la ciudadanía y también un espacio digno para la memoria histórica y los derechos humanos. Hoy este Estadio no recibe actividades masivas y se encuentra en un entorno de abandono y vulnerabilidad .

Otro ejemplo de disputa territorial es la que denunciamos, también en estos días, acerca del estado de abandono en que se encuentra el Memorial de Lo Espejo, a un costado del cementerio Metropolitano. Existe este memorial gracias a los vecinos organizados de Lo Espejo y señala el lugar donde fueron arrojados los cuerpos de Litré Quiroga y Víctor Jara.

Todos estos espacios señalados: el Pasaje Arturo Godoy que da acceso al Estadio Víctor Jara, el estadio mismo, y el Memorial de lo Espejo, no solo tienen en común el que están unidos a la memoria de Litré y Víctor, sino también que se encuentran convertidos en basural y baño público. Esto no es solo una cruda realidad, sino que constituye un mensaje que la sociedad chilena le está enviando a las nuevas generaciones y al mundo: NO NOS IMPORTA LA HISTORIA, NO NOS IMPORTAN LOS DERECHOS HUMANOS, NO NOS IMPORTA LA MEMORIA. Devolver la dignidad que se merece la memoria histórica es preservarla y protegerla, pero sobretodo es enviar un nuevo mensaje al mundo: SOMOS DIGNOS DE ESTE LEGADO PORQUE LO AMAMOS Y LA CUIDAMOS.

Tal es la magnitud de esta disputa por un territorio que resulta crucial para conquistar el futuro, un futuro digno para los que vengan. LA MEMORIA NO ES UN ASUNTO DEL PASADO, LA MEMORIA ES EL MATERIAL CON QUE CONSTRUIMOS EL FUTURO DE NUESTRA HISTORIA.

Santiago, junio 2018

Cristian Galaz

Director Ejecutivo

Fundación Víctor Jara.

MUJERES QUE LUCHAN

Hoy recordamos a las mujeres que luchan. Aquellas obreras textiles que pelaron por sus derechos laborales en 1857 muriendo calcinadas en su fábrica, por alzar su voz y oponerse a la miseria y la explotación. Su ejemplo abrió el camino para cientos de luchas sindicales que permitieron alcanzar grandes avances en derechos sociales y laborales. Su lucha dio al mundo una oportunidad de mejorar. Porque las mujeres que luchan no solo luchan por ellas o por otras mujeres, luchan por todos. Las mujeres que lucharon por su derecho a voto hicieron del mundo un lugar un poco más ecuánime para todos, no solo para las mujeres.

Aquí en Chile podemos reconocer a grandes mujeres que hicieron de su vida una lucha, como Sola Sierra en la búsqueda de verdad y justicia todos los Detenidos Desaparecidos y con ello hacer de nuestro país uno más justo y digno; como Gabriela Mistral y su lucha por una educación de calidad para todos los niños y niñas, en Chile, pero también en México donde es muy reconocida. Y muchas otras en el mundo como Berta Cáceres que fue asesinada por proteger los bosques de su comunidad en Honduras. Son tantas.

Hoy queremos saludar especialmente a Joan Jara, una mujer que ha dedicado 45 años de su vida a luchar por verdad y justicia para Víctor Jara, y no sólo para Víctor sino también para todos los que como él, fueron asesinados por la dictadura cívico militar. Reconocemos y homenajeamos su vida. En esa lucha nos ha convocado a todos a mantener viva la memoria, con ello ha aportado a construir un país mejor para todos y el pueblo se lo reconoce.

Las mujeres que luchan abren el camino para hacer del mundo un lugar más justo, inclusivo, amable, cariñoso, alegre y verdaderamente libre para todos. Sabemos que todas las mujeres luchan, porque en este mundo hoy el solo hecho de ser mujer es una lucha constante contra la discriminación, la violencia y el machismo. Por eso gritamos con fuerza…

¡SACANDO PECHO Y BRAZO POR LAS MUJERES LUCHADORAS Y TRABAJADORAS!

Un saludo fraterno para todas en este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres.

¿UN CALLEJON SIN SALIDA?

Eso es lo que parece hoy el pasaje Arturo Godoy, ese que le da acceso al estadio Víctor Jara. Está convertido en un callejón mal oliente, un basural insalubre, un pasaje al cual nadie se atreve a transitar ni a plena luz del día por temor a pisar caca o a ser agredido por los oscuros habitantes permanentes del espacio. Y la situación no tiende a mejorar sino todo lo contrario, cada día se vuelve peor, empobreciendo la vida de un barrio en el cual viven y trabajan una enorme cantidad de personas.

Por si esto fuera poco se trata de un Monumento Nacional en la categoría Monumento Histórico. Es decir que el estado chileno distingue a este lugar como un espacio valioso para la ciudadanía, reconoce su importancia histórica pero no se hace cargo de mantenerlo conforme a la dignidad especial que merece. Al deterioro se agrega el hecho insólito que no hay una placa o simple cartel que señale su carácter de Monumento, no existe una señalética que indique las razones de esa distinción. El abandono es total.

HACERSE CARGO

Pero como Fundación Víctor Jara no estamos solo denunciando esta desagradable e inútil situación. No queremos mirar desde la esquina lo que los demás debieran hacer. Queremos hacernos cargo del problema y ser parte de las soluciones. Por eso hemos elaborado un plan integral de rescate del pasaje que ya fue aprobado por el Consejo de Monumentos (ver reportaje en esta edición). Hemos dado a conocer este proyecto a la Municipalidad de Santiago (la que según la ley tiene la responsabilidad de cuidar el pasaje en tanto Monumento Nacional) y a la Intendencia Metropolitana. Hemos tenido buena acogida, pero esto no se ha traducido en recursos para implementarlo.

Rescatar este espacio puede tener un gran impacto en la vida cívica de este barrio populoso y vital ya que no solo mejoraría sustancialmente la visualidad del pasaje, sino que también permitiría su uso recreativo y cotidiano por parte de los vecinos y miles de personas que por allí transitan diariamente. También permitiría dotar al Estadio Víctor Jara de un acceso digno al tiempo de convertir el pasaje mismo en un espacio de encuentro para desarrollar actividades artísticas, culturales y de memoria.

Seguiremos golpeando puertas y haciendo fila ante las ventanillas que sean necesarias, pero necesitamos ayuda, solos la tarea se nos pone cuesta arriba. Por eso a partir de ahora iniciamos una campaña comunicacional para difundir este grave problema, así como nuestra propuesta de solución. Hacemos un llamado a la ciudadanía, a los habitantes del barrio, a las asociaciones culturales, barriales, migrantes, a las juntas de vecinos, a sumarse a este esfuerzo contactándose con nosotros. Al mismo tiempo solicitamos el apoyo de artistas y miembros de la comunidad cultural para que nos acompañen en esta tarea. Todo apoyo suma para que este aparente callejón sin salida se abra a la comunidad con renovada vida.

Cristian Galaz

Director Ejecutivo

Fundación Víctor Jara

Abril, 2018

MADRES

Ayer despedimos a Ana Luisa Sáez Vásquez, madre de Michel Nash Sáez. Mientras estaba allí en la pequeña ceremonia en el cementerio general, escuchando algunos testimonios, observando a las personas que la acompañaron, mirando su ataúd con una rosa roja encima, entre la pena por su partida, y la rabia por la injusticia y crueldad a la que fue sometida con la desaparición de su hijo Michel Nash Sáez, me preguntaba por qué esa despedida tan solitaria, tan callada. Estaba su familia y unas 80 personas, la mayoría mayores de 50, un joven de la Juventud Comunista y el Diputado Comunista Hugo Gutiérrez.

Me pregunté con enojo, para ser franca, dónde están todos los jóvenes que hoy quieren cambiar el mundo, dónde están las organizaciones sociales, las múltiples izquierdas, las feministas, los colectivos de luchadores sociales, los intelectuales, dónde están las banderas, las canciones, las flores que debieron acompañar a una mujer que lucho 45 años por los derechos humanos, por la verdad y la justicia. Ella era una madre que perdió a su hijo en septiembre de 1973, fue fusilado y hecho desaparecer. Ana luchó hasta su último respiro por encontrarlo. Ella es una más de esas mujeres que remecieron la conciencia de Chile en los peores años de la dictadura. Ana es una más de esas madres que se enfrentaron a Pinochet solas, que salieron a las calles, que hicieron la huelga de hambre más larga en dictadura, que pusieron, gracias a sus luchas, las violaciones a los derechos humanos que se cometían en Chile, en la primera plana del mundo y con eso nos ayudaron a TODOS!  Su lucha es de un valor incalculable para la vida de muchos de nosotros, para que hoy exista democracia, para que hoy se hable de derechos humanos, para que sea TEMA en el Chile de hoy.

¿Acaso no debiéramos salir en masa a despedir a una mujer así?, ¿Acaso no debiéramos todos tomar su bandera y seguir preguntando Dónde Está Michel Nash Sáez? ¿Acaso no debiéramos todos abrazar a esas mujeres, las que aún viven y ayudarlas a encontrar a sus hijos antes que se mueran sin saber?!

Ella pidió que se pusiera una canción de Silvio Rodríguez que dice así:

A dónde van las palabras que no se quedaron

A dónde van las miradas que un día partieron…

…a dónde van ahora mismo estos cuerpos

que no puedo nunca dejar de alumbrar

acaso nunca vuelven a ser algo

acaso se van..

y a dónde van, a dónde van.

Así terminó su despedida, con la pregunta insistente que vivió con ella 45 años ¿Dónde, Dónde estás hijo mío??!! , ¿Dónde? Una pregunta que NO QUIEREN RESPONDER LOS RESPONSABLES DE ESTE HORRIBLE SUFRIMIENTO. Una pregunta que los que no tienen un desaparecido no están haciendo, una pregunta que los jóvenes no hacen, que la sociedad chilena no hace.

Es una pregunta que deberíamos gritar TODOS los que nos decimos respetuosos de los derechos humanos. DEBERÍAMOS EXIGIR una respuesta. Porque las respuestas ESTÁN.

Es un imperativo ético gritar esa pregunta ¿Dónde Están los Detenidos Desaparecidos?

Las cenizas de Ana serán llevadas a Pisagua. Sí a Pisagua, el lugar donde fusilaron a su hijo. Serán lanzadas al mar, porque ella pensó que quizá allí, en el fondo del mar se encontraría finalmente con su hijo Michel.

Cada vez que se muere una madre sin saber dónde está su hijo, pierde la humanidad de este país, cada vez que una madre que ha luchado 45 años por la verdad y la justicia se va así, apenas acompañada de unos pocos, en silencio, se muere la verdad y la justicia.

HASTA ENCONTRARLOS.

Andrea Ugalde Prieto

Directora

EL FAM CON LOS OJOS DE ANTONIO LARREA

l 28 de septiembre a las 21 hrs, ante un Estadio repleto, con todas las entradas vendidas, comenzó el Acto Homenaje. La actividad destacada por la conmemoración del natalicio 86 de Victor Jara, fue en realidad un doble homenaje. Primero a Víctor por cierto, como toda la semana del Festival Arte y Memoria que lleva su nombre. Y luego a Joan Jara por su larga trayectoria de lucha y trabajo por las artes, la cultura y los Derechos Humanos.

Todas estas fotografías fueron tomadas y donadas a la Fundación por el gran maestro Antonio Larrea. Agradecimiento especial para él.

La Escuela Artística Comunitaria fue la encargada de abrir la noche. Mas de 80 alumnos permanentes de la escuela se fusionaron para poner en escena el tema «La Partida» de Victor Jara. La noche partió así con gran emoción al escuchar a los jóvenes cantar y bailar en el escenario del FAM.

Ismael Oddó, Elizabeth Morris, Magdalena Mathey, Nano Stern  y Pascuala Ilabaca, se unieron y prepararon un programa especial, versionando temas de Víctor Jara. Estos destacados músicos y músicas se tomaron el escenario rotando y cantando diversos temas. Su energía, perfecta preparación y emoción transmitieron al público el amor por Victor que todos ellos profesan, en lo profesional y en lo personal. Juntos interpretaron PALOMA QUIERO CONTARTE y DEJA LA VIDA VOLAR. Terminaron su participación con la magistral interpretación de CANTO LIBRE.

La AFEP, Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, también se tomó el escenario para acompañar a una de sus socias a cantar El Derecho de Vivir en Paz. Luego Manuel García, rodeado de igual forma, interpretó un tema de su creación titulado Joan, en homenaje a Joan Jara allí presente.

Uno de los momentos mas significativos de la noche fue cuando se le hizo entrega a Joan Jara de un reconocimiento a su trayectoria. Ella no sabía hasta ese momento que sería homenajeada. En este acto quedó instituido este reconocimiento que será entregado por la Fundación cada año. Esta distinción fue bautizada asi: Reconocimiento Arte y Memoria Joan Jara y se le otorgará a la institución o persona que se haya destacado en la defensa de los Derechos Humanos y la memoria desde las artes y la cultura.

Joan jara recibió el cariño del público presente y en particular de los alumnos de la escuela Artística Comunitaria de Lo Espejo.

Fue un momento de una emoción especial. Roberto Márquez recibió de manos de Amanda Jara, la guitarra de Víctor que había estado guardada por años. Interpretó con ella la canción Manifiesto. Para todos los asistentes no pasó inadvertido que la guitarra de Víctor volvía a sonar en el estadio donde fue asesinado en 1973 y con su canción emblema, un verdadero testamento premonitorio escrita dos meses antes del golpe de estado. En esta foto-composición, Antonio Larrea quiso inmortalizar ese hermoso momento.

Luego de cantar Manifiesto, Roberto Márquez llamó al escenario a Luis Le Bert, fundador de Santiago del Nuevo extremo. Lucho interpreto la canción Homenaje, un tema hecho en plena dictadura para señalar la dolorosa ausencia de Víctor Jara en aquellos oscuros dias. Fue otro momento lleno emoción y fuerza interpretativa del gran Luis Le Bert.

No podían faltar. Inti Illimani cerró una noche redonda interpretando sus canciones imprescindibles. Los acompañó una vibrante Isabel Parra.

Los Poetas Recuerdan a Víctor Jara

Me habría gustado conocer en persona a Víctor Jara. Lo vi de lejos, cantando en alguna manifestación. No me nace llamarlo simplemente “Víctor” como si lo hubiera conocido, temeroso del abuso de confianza o presumir un privilegio que no tuve. Sin embargo, lo siento cercano como a un amigo entrañable, un hermano mayor al que se echa de menos, al que alguna vez le escribí un poema. Víctor Jara es, al mismo tiempo, un amigo sencillo, cercano, y un símbolo universal que alcanzó las estrellas.

Grande y sencillo como todas nuestras víctimas, a las que debemos honrar. Para cada una de ellas tenemos un respeto equivalente. Cada víctima simboliza a las otras. Se contienen significativamente. Así, tras la imagen de Víctor Jara también están sus hermanos y hermanas en la tragedia. Lo imagino caminando por su Universidad Técnica del Estado, entre esculturas y murales que lo recuerdan. Su rostro, sus manos heridas, su guitarra rota.  Despierta, al mismo tiempo, un sentimiento de familiaridad –el amigo ausente- y de estar cerca de una leyenda inmortal, que ya es parte de la historia. Él quiso cantar “Cruz de luz”, el tema del recordado Daniel Viglietti: Camilo Torres muere para vivir. La escuchamos y nos recuerda a Víctor Jara, a Daniel Viglietti y a Camilo Torres. Vivos. El poder del canto que construye memorias.

Cercano y mítico Víctor Jara inspira canciones, pintura, dibujos, murales. También poesía. En un libro reciente –Wurlitzer, cantantes en la memoria de la poesía chilena– podemos encontrar al menos diez poemas dedicados a Víctor Jara o en que él es parte de la atmósfera del poema. Escritores importantes como Fernando Alegría le dedican sus versos y se rebelan contra el asesinato: “Te oigo hermano cantar / en el Estadio vacío / voz de piedras en un río / que nadie habrá de callar, / y me da por preguntar / por qué tu vuelo cortaron / si supieron que fallaron / no por mala puntería / pues el pueblo recibía / vida cuando te mataron”. Artistas que trabajaron con Víctor Jara, como el poeta y escritor Patricio Manns, agregan versos que también se pueden cantar: “Los que rompieron su pecho / salpicando allí amapolas / no saben que el canto es ola / que vuela sobre los techos / Podrán acallarlo un trecho / podrán mancharle la cara / pero el brazo que dispara / no puede contra el que canta / Por sellarle la garganta / mataron a Víctor Jara”. Por su parte, el crítico y poeta Pedro Lastra le dedica unas Palabras viendo cómo crece el recuerdo de Víctor Jara en las almas sencillas: Deja pasar los años, Víctor Jara, / en el tiempo que viene / nadie recordará / al oscuro hombrecillo que ordenó que murieras / ni a los que dispararon contra ti: ya sus almas / se pudren o se queman, da lo mismo / porque el infierno es el olvido. / Pero tú cantarás, / cantarás para el día más alto y la memoria / y entonces sí, tu nombre / alumbrará una calle, una plaza de aldea / a la que irá mi madre / otra vez con sus flores y luciérnagas / y tú y yo como ayer / sabremos por qué cantas y tu voz / llena de nuevo el aire de palomas”.

Poeta también, Víctor Jara escribió poesía en el estadio que hoy lleva su nombre. Es evidente que su imagen evoca de inmediato al cantor y compositor. La sonrisa ancha es la música y su rostro sombrío es el golpe de estado. Los focos iluminan su música y las circunstancias de su muerte. En segundo plano, eclipsada por las otras facetas de un artista múltiple está el hombre de teatro, el que relaciona a los diversos personajes, caracteres y escenarios, de cara al público. Generalmente al personaje se le aísla en la construcción del mito y me parece aleccionadora la vocación de trabajo en equipo que denota Víctor Jara, quien fuera parte del Conjunto Cuncumén y de compañías de teatro donde su aporte producía sinergia con otros oficios. Así, la figura de Víctor Jara es evocadora de grandes talentos que siempre valdrá la pena recordar como parte de una época prodigiosa y de una comunidad artística e intelectual que compartía sueños y proyectos. Recordarlo en sus diversas facetas desmiente y fortalece su proceso de construcción del mito. Lo desmiente porque lo humaniza, acercándonos a su cotidianidad, a sus amigos, alejándolo de la estatua; lo fortalece, porque resulta que el personaje es más grande aún de lo que pensábamos.

Jorge Montealegre Iturra

Integrante del Directorio de la Fundación Víctor Jara

Septiembre de 2018.