La actividad consistió en pintar murales vinculados a los derechos de las infancias, una jornada que se alinea con la idea de “fortalecer lazos comunitarios y generar ambientes seguros donde las infancias puedan desarrollar su vida integralmente”, de acuerdo a Rocío Guajardo, encargada de cultura del sitio de memoria
El pasado 25 de enero en el Sitio de Memoria Victor Jara se vivió una jornada llena de color y es que la Fundación Victor Jara junto al colectivo Memoria Popularrealizaron un taller muralista donde niños y niñas aprendieron técnicas de pintura para luego colorear murales sobre los derechos de las infancias, tales como la educación, el derecho a jugar, entre otros.
Según describió Rocío Guajardo, encargada de cultura del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara, las y los participantes “pudieron compartir y crear en conjunto, además de plasmar sus derechos en pequeños murales. La jornada se dividió en dos momentos, una primera parte teórica donde se habló sobre que eran los murales, teoría del color y metodología de trabajo del colectivo”.
Niñas y niños participaron de la jornada muralista de la Fundación Victor Jara en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara
“También se reflexionó en torno a los derechos de las infancias, para luego pasar a la parte práctica en donde los niños y niñas pudieron pintar uno de estos derechos acompañados de un monitor del colectivo Memoria Popular, en un ambiente de respeto y compañerismo. Fue una actividad para enriquecer la vida de los niños y que permite fortalecer lazos comunitarios y generar ambientes seguros donde las infancias pueden desarrollar su vida integralmente”, complementó Guajardo.
Constanza Cura, integrante del colectivo muralista Memoria Popular, comentó que “los niños estuvieron súper emocionados y entusiasmados en el taller. Fue una jornada muy bonita y emocionante para nosotros también”.
Las y los más pequeños valoraron la libertad creativa, el aprendizaje y la diversión durante la jornada, diciendo que “la actividad fue muy linda y aprendí a hacer cosas creativas”, “Pintamos libres y me gustó mucho porque me gusta pintar, fue muy divertido todo”, “Me pareció muy bueno este taller porque me gusta dibujar y aprendí más sobre colores”, esas fueron algunas de las palabras de niños y niñas que participaron de la actividad.
Con un enfoque terapéutico y artístico culminó el curso con la entrega de diplomas a sus 14 participantes que destacaron la oportunidad que les brindó el taller, agradeciendo el espacio de sanación y creación.
El pasado viernes 20 de diciembre se realizó el cierre del taller gratuito “Memoria en trozos de colores” desarrollado por la Fundación Victor Jara junto a las monitoras Grisel Rico y Nataly Vargas en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara, un curso orientado hacia mujeres mayores de 40 años para trabajar sus fracturas y dolencias desde un enfoque terapéutico y artístico.
El proyecto que fue financiado por el Programa Sitios de Memoria, de la Unidad Sitios de Memoria del Servicio Nacional del Patrimonio, tuvo una duración de tres meses y se realizó en el espacio que antes fuera una confitería dentro del ex Estadio Chile, centro de detención, tortura y exterminio durante la dictadura de 1973. Dicha confitería es un espacio sensible para el actual sitio de memoria, ya que allí, de acuerdo a Rocío Guajardo, encargada de cultura, «algunas de las mujeres que estuvieron detenidas en el ex Estadio Chile han reconocido que en ese lugar sufrieron violencia política-sexual, es por ello que con este taller se quiso resignificar este lugar, creando y sanando desde el arte y las memorias para así tener reparación».
Grisel Rico y Nataly Vargas señalaron que “este taller tiene sus raíces en el trabajo artístico terapéutico donde también trabajamos con el cooperativismo y nos fuimos tejiendo entre todas como una forma de potenciar una propuesta de desarrollo a través de esta metodología”. Ambas talleristas también destacaron que “lo importante de este trabajo es lo colectivo, tenemos compañeras que en la etapa del mosaico no podían trabajar haciendo los cortes necesarios para poder tomar una tenaza, cortar una pieza, pero nos organizamos de tal manera que habían compañeras que cortaban piezas y otras las pegaban, así que todas éramos parte del todo que culminó en este mosaico”.
El marco del curso fue situarlo desde la reflexión de experiencias vividas en el periodo de la dictadura (1973-1990), pero también abarcando el estallido social de 2019 y épocas complejas personales que transitaron mujeres adultas: “Utilizamos la técnica del mosaico relacionándolo con el tema de la ruptura, de todo lo que en algún momento se puede romper, de igual manera lo podemos reconstruir y por eso elegimos específicamente esta técnica. Es una forma también de ver que el arte es reparatorio, es una deuda que se tiene con nuestra gente y que también hay que retomarla, especialmente después del proceso del estallido, son cosas que tenemos que mantener en la memoria”, sostuvieron Rico y Vargas acerca del enfoque del taller.
Comentario de Elizabeth P., una de las participantes del taller de mosaico
Un trabajo colectivo y terapéutico
Catorce fueron las mujeres que finalizaron el taller y recibieron sus diplomas junto a un presente que contenía trozos de cerámica para elaborar un mosaico. En medio de una íntima jornada se llevó a cabo la ceremonia de cierre, donde las participantes conversaron y expresaron su opinión sobre haber sido parte de este proceso creativo y terapéutico. Claudia Miranda fue una de ellas, quien agradeció la experiencia describiéndola como “súper gratificante, ya que junto a nuestras compañeras compartimos nuestras vivencias, nuestra memorias, donde hablamos también de lo que sucedió aquí en el estadio y eso nos sirvió para ir acompañándonos en este proceso. Aprendimos a trabajar colectivamente y ese es el camino que tenemos que seguir.
(De izquierda a derecha) Nataly Vargas, Carolina Miranda y Grisel Rico
Lily Heredia Donoso fue otra de las participantes que comentó su reflexión: “Agradezco este proyecto de la Fundación Victor Jara en donde pude aprender, hablar y conocer la historia de muchas otras mujeres. Gracias a las monitoras Grisel y Naty aprendí a ser más tolerante, más cooperadora y aprendí a sanar heridas familiares que tenía por todo lo que pasó en la dictadura, por venir de una familia militar”, detalló.
“Esta experiencia fue fabulosa para mí, fue un crecimiento que nunca voy a terminar de agradecer, porque yo he participado de muchos talleres, pero esto fue totalmente diferente a lo que yo he hecho. Esto fue realmente engrandecedor, acogedor, con aprendizaje, llanto, risa y muchas emociones. Así que muchas gracias a la Fundación por darnos esta oportunidad que me permitió crecer personalmente”, concluyó Lily Heredia Donoso sobre su proceso en el taller de mosaico.
(De izquierda a derecha) Nataly Vargas, Lily Heredia Donoso y Grisel Rico
El mosaico que desarrollaron las participantes del curso pretende instalarse en la fachada de la confitería del Sitio de Memoria Estadio Victor Jara para luego tener una gran inauguración con quienes lo elaboraron en compañía de sus familiares y núcleos de amistades.
La conversación giró en torno al trabajo artístico desde la memoria y los derechos humanos.
El pasado 10 de diciembre, en el contexto del Día Internacional de los Derechos Humanos, la Fundación Victor Jara realizó un íntimo conversatorio junto a artistas que trabajan desde la perspectiva de las memorias y los derechos humanos para reflexionar y revisar las experiencias de manera colectiva.
Participaron de la actividad Carlota Riveros, titiritera de marionetas e intérprete de teatro en miniatura; la ilustradora Francisca Yáñez; Francisco Villa, trovador y director del Coro Popular de Recoleta. Y además, Grisel Rico y Natalia Vargas, talleristas del curso de mosaico «Mujeres en trozos de colores» que se realiza actualmente en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara. Ambas son además parte de la Escuela Carnavalera Chinchintirapié.
Grisel Rico y Natalia Vargas comentaron brevemente de su trabajo en Chinchintirapié, una escuela que tiene un vínculo con Joan y Victor Jara, teniendo una visión de promover la cultura y las artes “desde la educación popular, desde los territorios, y no desde la perspectiva del espectáculo ni del show”, señalaron. Así también, indicaron que la Escuela lleva 18 años trabajando desde la autogestión.
Las talleristas explicaron, además, el foco de trabajo del curso de mosaico que desarrollan desde agosto en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara: “Lo interesante es que desde el mosaico trabajamos desde el término de la ruptura, del trozo, de cómo podemos quebrarnos pero aún así podemos reconstruirnos. Y eso a las chicas que son parte del taller les ha servido mucho, quienes también han fortalecido el trabajo colectivo, ayudándose mutuamente cuando, por ejemplo, a las adultas mayores que, por dolencias físicas, les dificulta cortar, otras compañeras cortan, mientras que ellas pegan el trozo”.
Carlota Riveros, artista callejera dedicada a las marionetas en miniauta
Por su parte, Carlota Riveros, previo a compartir su experiencia, presentó su obra en miniatura Luchín que narra la historia tras la canción del mismo nombre que escribió Victor Jara para su álbum La Población (1972) y que en su letra describe la cotidianidad de un niño que vive en las tomas de Barrancas.
Riveros contó cómo fue el proceso creativo de su obra de Luchín. “Primero Luchín fue un lambe-lambe, es decir, dentro de una pequeña caja cerrada se sitúa la representación teatral de las marionetas, por ende, quienes veían la obra quedaban demasiado sensibles con la historia, la mayoría terminaba llorando”, comentó la titiritera. “Por eso, decidí transformar el escenario, y contar este relato desde una maleta abierta”, aseguró.
“Contar la historia de Luchín fue porque yo estando en Francia, sentí la necesidad de recordar, de volver a mi memoria, porque me estaba reseteando. Y bueno, Victor Jara para mí representa a mis padres, hermanos, tíos y nuestra historia como país”, reflexionó Carlota Riveros.
Francisca Yáñez, ilustradora
La artista visual Francisca Yáñez detalló sobre su trabajo desde la ilustración de libros con enfoque a los derechos humanos, infancias y migración, principalmente. “Al trabajo que he estado realizando últimamente lo he denominado como La memoria histórica como pequeños destellos de lo infraordinario, y bueno, este último término se relaciona mucho con lo que trabajan las compañeras (Grisel, Natalia y Carlota) micromarionetas, los trocitos de mosaico. Y esas son las historias que a mí me interesan desarrollar, lo pequeño, lo que no está en los grandes relatos”.
Yáñez además comentó que desde su experiencia laboral ha reconocido que las infancias de todo el mundo tienen la misma sensibilidad y las mismas inquietudes frente a los temas. “Los prejuicios hay que meterlos al bolsillo, ellos se conectan mucho con el presente, lo que es ahora. Y eso me parece una conexión con la memoria, porque para mí, la memoria es todos los tiempos al mismo tiempo”.
La coautora de libros como Los derechos de los niños (2018) reflexionó y sostuvo que dentro del mundo de la memoria y los derechos humanos se debe evitar la idea de los “50 años del Golpe de Estado” ya que la dictadura estuvo por 17 años y sus efectos siguen vigentes, por ende, es presente y nos convoca a todas las generaciones. Yáñez también resaltó la necesidad y la importancia de abrir los espacios y hablar con quienes piensan diferente para que las discusiones sobre derechos humanos no queden cerradas en los grupos que ya comprenden esta pedagogía.
Francisco Villa, trovador y director del Coro Popular de Recoleta
Por último, el trovador y director del Coro Popular de Recoleta, Francisco Villa, relató su experiencia dentro de la música y de la influencia de Mario Baeza Gajardo -quien fuera director y fundador de múltiples coros en Chile como el de la Universidad de Chile- en su visión y misión de trabajo.
Villa rememoró una conversación que tuvo con Baeza, donde este le dijo que tenía el anhelo de hacer cantar a todas las personas, no solo a quienes ya saben cantar, porque “no se trata de hacer cantar a los cantantes, el canto no es monopolio de los cantantes, si queremos un mundo mejor, tiene que cambiar todo el mundo, porque el canto es una necesidad biológica del ser humano. Yo quisiera hacer cantar a todo Chile”, le dijo Baeza a Francisco Villa.
Fue a partir de ese diálogo que el trovador decidió crear el Coro Popular de Recoleta, conformado por personas adultas mayores, quienes además estuvieron presente durante la actividad y participaron de ella, comentando las experiencias relatadas e interpretando las canciones de Victor Jara El alma llena de banderas y El Cigarrito.
“Yo hago surcos a la tierra sin parar” (“El arado”, 1967).
El reciente hallazgo efectuado por la Cineteca Nacional de Chile de un cortometraje sobre la Reforma Agraria, musicalizado por Víctor Jara en 1965, constituye una importante recuperación audiovisual, y nos permite recordar algunos aspectos de su obra y de quienes compartían preocupaciones similares en el período.
El cortometraje, titulado “Esta tierra nuestra”, fue dirigido por Javier Rojas, y trata sobre el contexto en el que el presidente Eduardo Frei Montalva presentó al Congreso la nueva Ley de Reforma Agraria en noviembre de ese mismo año, promulgada en julio de 1967. A través de sus imágenes y sonidos, la película nos habla de las expectativas sobre el futuro, al mismo tiempo que nos permite subrayar un momento clave en la cronología de Víctor Jara, cuando este comenzaba a definir los aspectos de un trabajo con el cual se comprometería también durante los próximos años.
El período de la Reforma Agraria que va desde 1962 a 1967 –entre la primera ley durante el gobierno de Alessandri y la Ley 16.640 presentada por el gobierno de Eduardo Frei—, fue un tiempo en el que se acentuó la necesidad de desarrollar una economía agraria e industrial, liberando al campo de las antiguas relaciones sociales del latifundio.
Este proyecto provenía de las raíces de una sociedad urbana y moderna, caracterizada no obstante por profundas tensiones y contradicciones en los modos de mirar el campo y entender la urgencia de su transformación. Los dirigentes, académicos, artistas y representantes de distintas instituciones estatales se acercaron al mundo campesino, entre otras cosas, como sitio de una economía subdesarrollada, como objeto de nostalgia por las tradiciones arcaicas o, por el contrario, como espacio vivo desde el cual proyectar una identidad hacia el futuro.
Notablemente, este mismo tiempo en el que se profundiza la Reforma, y que aparece en las inquietudes del cortometraje de 1965, fue también en el que Víctor Jara desarrolló una extensa y fundante labor artística, estrechamente ligada a su forma de interpretar al campesino, y que se expresó en el teatro y en su música. Víctor, hijo de campesinos pobres y sin tierra, observó este tiempo con esperanzas, como tantos otros miembros de las clases populares, para quienes la Reforma desplegaba los aires de una sociedad más justa, fundada en el trabajo y la participación en el progreso de la nación.
Haciendo surcos a la tierra, las raíces del mundo campesino se elevan desde la experiencia de un artista comprometido con los olvidados.
“Víctor, hijo de campesinos pobres, era un hombre que amaba la vida y buscaba siempre el contenido de sus canciones entre la gente más olvidada de este país. En las poblaciones urbanas, en las minas, entre los pescadores, las mujeres trabajadoras, entre los campesinos sin tierra y los jóvenes sin trabajo”. (Joan Jara, Quinquén, 1994)
En el caso del teatro, Víctor trabajó junto con Alejandro Sieveking en reconocidas obras que acompañan la mirada cultural y política hacia las tradiciones campesinas. Las obras “Ánimas de día claro” en 1962, y “La Remolienda”, estrenada el mismo año 1965, representan y evocan el presente, a través de los conflictos sociales que se perciben en la sociedad y en el campo. Respecto de “La Remolienda”, señalaba Victor: “Es un juego entretenido, que en el fondo, constituye una explicación de la necesidad que el hombre siente de volver a su origen más puro: el campo, en este caso” (Última Hora, 1965). Ambas obras, en definitiva, enmarcan este período sobre la Reforma, y corresponden también a un tiempo en el que el teatro universitario buscó salir al encuentro de los sectores populares, creando un influyente proyecto cultural y democrático.
En esta primera mitad de la década del sesenta, Víctor había ya comenzado a colaborar con el conjunto Cuncumén, con quienes grabó en total cuatro discos, y participó en una extensa gira internacional que los llevó a diversos escenarios de la Unión Soviética y de Europa, presentando bailes y músicas campesinas de Chile recopiladas e interpretadas por el conjunto.
Además, se encuentra ya trabajando en sus primeras composiciones, y expandiendo sus intereses artísticos y creativos. En su primer disco solista, publicado en 1967 por el sello Demon, incluye canciones de importante connotación campesina como “El arado” o “El carretero”.
A esta expansión de sus intereses artísticos responde también el acercamiento de Víctor Jara al cine. Desde la segunda mitad de la década de 1950, el trabajo de cineastas asociados a la Universidad Católica y a la Universidad de Chile se aúna a los esfuerzos noticiosos de ChileFilms, generando un conjunto diverso de proyectos audiovisuales, muchos de ellos interesados por retratar la vida de los campesinos y del pueblo chileno. Además de la musicalización de esta película, Víctor Jara se acercó al cine posteriormente en otros momentos, ya sea mediante proyectos experimentales como fue el video de “Vamos por ancho camino” de Hugo Arévalo en 1972, o colaborando con música para programas de televisión.
A pesar de que aún desconocemos las condiciones específicas del trabajo de Víctor Jara en el cortometraje “Esta tierra nuestra” –alentando con ello nuevas exploraciones en el extenso archivo de su obra—, podemos ver y escuchar en este ejemplo el deseo de experimentar con todos los medios creativos, liberando las raíces del pueblo de las restricciones tradicionales, y haciendo del campo el objeto de nuevos proyectos de una sociedad democrática y justa, que reencuentra su identidad en la tierra y en los excluidos.
Archivo Víctor Jara
Imagen del documental“La Remolienda”. Foto de René Combeau. Archivo Victor JaraActuación del conjunto Cuncumén en Moscú, bailando sajuriana. Autor desconocido. Archivo Victor Jara Portada del disco Victor Jara (1967)Sello de Correos
La muestra que hace un recorrido por la vida de Víctor Jara estará durante todo diciembre en la Casa de la Cultura Víctor Jara de La Cisterna. El acceso es liberado.
El pasado 26 de noviembre en la Casa de la Cultura Víctor Jara de La Cisterna se realizó la inauguración de la exposición “El mundo gira y crea porque existe el amor”, la que hace un recorrido fotográfico marcado por nueve hitos sobre la vida, obra y pensamiento de Víctor Jara, los cuales permiten aproximarse a sus vivencias y posturas frente al arte y la sociedad. Todo a través de imágenes y citas de quien fuera cantautor, actor, director de teatro, padre de familia y activista social.
La muestra -que puede ser visitada con acceso liberado y es de autoría de la Fundación Víctor Jara- tiene su origen en la declaración que Víctor dio sobre el amor durante su presentación en julio de 1973 en la televisión peruana, y en una de sus respuestas en una entrevista de la Revista Ritmo en septiembre de 1973, que apareció después del golpe cívico militar bajo el título “Los folcloristas hablan de los valores patrios”.
Gabriel Recabarren, coordinador artístico de la Casa de la Cultura Victor Jara La Cisterna, junto a Amanda Jara, presidenta de la Fundación Víctor Jara.
La inauguración de la exposición fue celebrada con un conversatorio que se desarrolló junto a la presidenta de la Fundación Víctor Jara, Amanda Jara, y Gabriel Recabarren, coordinador artístico de la Casa de la Cultura Victor Jara La Cisterna.
En dicha conversación, Amanda Jara rememoró y reflexionó en torno al legado y la memoria colectiva en torno a su padre: “Como bien dijo mi mamá para el funeral de mi papá en el 2009: No hemos logrado la justicia oficial, pero el pueblo chileno hizo justicia por Víctor. A Víctor no lo asesinaron, sino que lo sembraron, y eso yo lo vivo a diario con las personas que cantan sus canciones, con un afiche pegado en un lugar de trabajo, con la gente que visita la Fundación, las y los voluntarios de la Fundación. Todo eso es puro amor y ese es el eje central de esta exposición, el amor”, sostuvo la presidenta de la Fundación Víctor Jara.
La jornada también fue acompañada con la música del Coro Intercultural de La Cisterna y el cantautor Mario Serrano, quienes interpretaron canciones de Víctor Jara como “Te recuerdo Amanda”, “El derecho de vivir en paz” y “Manifiesto”, reuniendo así a la comunidad en torno al legado cultural y humano de Víctor Jara.
El Coro Intercultural de La Cisterna interpretó canciones de Víctor Jara en la inauguración de la exposición.
El encuentro contó con la presencia de vecinos y vecinas, además de la participación del alcalde de La Cisterna, Joel Olmos; Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP Santiago), los y las concejalas Mónica Quezada, Carola Espíndola y Alejandro Urrutia.
La exposición puede ser visitada durante todo el mes de diciembre, de lunes a viernes de 9 a 21 horas y los sábados de 9 a 14 horas, en la Casa de La Cultura Víctor Jara, ubicada en Gran Avenida 8585a. El acceso es liberado.
La actividad se realizó en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara, espacio que durante la dictadura fue utilizado como centro de detención, tortura y exterminio.
El pasado sábado 12 de octubre la Fundación Víctor Jara desarrolló en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara la primera jornada de la actividad “Encuentros de memoria y mapeo colectivo”. Una instancia de reunión con ex prisoneras y prisioneros políticos que fueron víctimas de la prisión política en el ex Estadio Chile que fue utilizado como centro de detención, tortura y exterminio tras el Golpe de Estado de 1973, y que actualmente es el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara.
Una jornada que está pensada para realizar de manera permanente y permite crear lazos entre las y los asistentes y además con la Fundación Víctor Jara, a través del Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.
Primera jornada de encuentros de memoria y mapeo colectivo junto a ex presos y presas del ex Estadio Chile | Francesca Mateluna
Durante la actividad se realizó un ejercicio de mapeo que tiene como objeto identificar, visibilizar y valorar los espacios e hitos ya conocidos del sitio, información relevante para el resguardo de los valores patrimoniales del edificio como unidad arquitectónica, histórica, y cultural.
De acuerdo a Ana González, encargada de educación del Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara, “con dicha jornada, reafirmamos nuestros compromisos con la memoria, la verdad y la justicia en nuestra historia reciente, y además, durante la actividad se compartieron ideas en pos de proyectar el trabajo que se realiza en dicho recinto hacia las nuevas generaciones”.
Foto por Francesca Mateluna
“En más de tres horas de trabajo, y bajo una metodología participativa y dialogante con más de 20 asistentes, reflexionamos en torno a la memoria, los derechos humanos, las experiencias compartidas, los sueños y las huellas de nuestra propia historia; valorando el que hoy día podamos seguir aportando a la memoria colectiva», concluyó Ana González.
*Actividad financiada por el Programa Sitios de Memoria.
Casi 50 mujeres finalizaron los cursos de talleres textiles que se desarrollaban de manera gratuita en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara.
Con una muestra de los trabajos realizados finalizó el sábado 19 de octubre el primer ciclo de talleres textiles en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara. 45 mujeres participaron de los cursos iniciales de creación de arpilleras y telar mapuche que fueron desarrollados de manera gratuita y durante tres meses en el sitio de memoria. Un proyecto financiado por el Fondart Región Metropolitana, línea actividades formativas, convocatoria 2024.
En el cierre de talleres se hizo entrega del reconocimiento a través diplomas y un presente a las 45 participantes que terminaron el proceso. Una instancia en la que expusieron sus trabajos y que además fue acompañada con la presentación musical de Javi Wil y Lissette Vega.
Rocío Guajardo, encargada de cultura del Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara, sostuvo que: “Como Fundación Víctor Jara estamos muy contentos con el término de este primer ciclo. Creemos que hicimos una buena apuesta al plantear una formación de tres meses, respetando los procesos artesanales y cultivando la paciencia que tanto nos falta a veces como sociedad. Estamos muy contentos y estamos expectantes del segundo ciclo que iniciará en noviembre y finalizará en enero 2025”.
Arpillera individual sobre la educación
Más allá de la creación
En el curso de arpillera, las estudiantes elaboraron una de manera individual donde plasmaron y representaron algún derecho, tales como el derecho a la vivienda, a la salud, educación, entre otros. Así también, crearon una arpillera colectiva en torno a los conceptos de memoria y derechos humanos.
Sin embargo, más allá de la creación en torno a la memoria y los derechos humanos, los talleres fueron un espacio para crear vínculos. Para Catalina Salas, monitora del taller de arpilleras, “fue un proceso bonito porque muchas de las estudiantes no se conocían y fueron creando redes que se fueron fortaleciendo. Eso enriqueció mucho el proceso a lo largo del taller ya que primero se hizo un trabajo individual y luego comenzamos con las arpilleras colectivas, donde fluyeron las ideas y el diálogo entre ellas. Eso es bonito porque más allá de crear la arpillera, se crean vínculos”, destacó Salas.
Arpillera colectiva
En el primer ciclo del taller de telar mapuche, las estudiantes aprendieron a confeccionar trarilonco, en primera instancia con un solo color de lana, luego con mezcla de colores, y después con figuras, además de la implementación de flequillos. Yesenia Melinao, una de las monitoras del taller de telar mapuche, valoró el proceso de aprendizaje de las participantes: “Hoy concluímos un primer ciclo donde se cultivó la paciencia y también el recordar. Estamos muy contentas de las lamngen que se graduan este día, del avance que tuvieron, de la fortaleza que adquirieron al ordenar sus pensamientos, ya que eso le ayuda al telar. Así que estoy muy contenta y agradecida”, puntualizó.
Una de las estudiantes, Ali Vera, expresó su felicidad y agradecimiento por la realización de estos talleres gratuitos: “Estoy absolutamente feliz porque el taller de arpilleras nos llevó a un mundo de hilos y el de telar mapuche nos llevó hacia nuestras memorias. Ambos talleres nos sirvieron como terapia a todas las mujeres que participamos, ya que la mayoría teníamos algunos problemas personales y acá nos pudimos reír y pasarla bien. Así que agradezco a la Fundación Víctor Jara por realizar estos talleres gratuitos en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara”, complementó.
Ali Vera, estudiante del taller de telar mapuche y de arpilleras
Quienes participaron de este primer ciclo podrán continuar en el segundo que comenzará en noviembre y que también tendrá una duración de tres meses. Así también, en paralelo se abrirá una convocatoria de ciclo inicial con cupos limitados. El anuncio se realizará a través de las redes sociales de la Fundación Víctor Jara.
Proyecto financiado por Fondart Región Metropolitana, actividades formativas, convocatoria 2024.
Con la muestra “Víctor Jara: El mundo gira y crea porque existe el amor” se celebró la renovación del convenio entre ambas entidades. Una exposición que además se realiza en conjunto con la Corporación Cultural de Estación Central y con la colaboración del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
En 2015 la Fundación Víctor Jara y la Universidad de Santiago firmaron un acuerdo de colaboración cultural en el que se comprometen a desarrollar un plan de actividades. Una relación colaborativa que se fortaleció el pasado martes 15 de octubre al renovar este convenio donde ambas organizaciones se comprometen a continuar desarrollando acciones en torno al arte, la memoria, la educación y el patrimonio cultural durante el periodo 2024-2026.
El rector de la Usach, Dr. Rodrigo Vidal Rojas, adelantó algunas actividades que se esperan concretar para dicho periodo. Reediciones del catálogo histórico del artista, colaboraciones de elencos musicales de la Corporación para nuevos proyectos discográficos y la instauración de un encuentro anual en torno al arte y la memoria, son algunas de las acciones para esta nueva etapa que se busca concretar. “Esperamos que todos estos esfuerzos permitan contribuir al objetivo común de mantener vivo el legado de nuestro artista nacional”, sostuvo.
Amanda Jara, presidenta de la Fundación Víctor Jara, junto al rector de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Rodrigo Vidal Rojas
Por su parte, la presidenta de la Fundación Víctor Jara, Amanda Jara, se mostró feliz por la “renovación de votos” del convenio, señalando que existe “un trabajo permanente por parte de la Universidad de Santiago que rescata no solo el patrimonio de Víctor, sino que de nuestra sociedad”, agregando que “ Víctor Jara es parte de una historia, de un movimiento, de un sentir y es algo que necesitamos, no por nostalgia, sino porque nos da luces a cómo debiésemos seguir trabajando”, sostuvo.
Exposición “El mundo gira y crea porque existe el amor” en la Usach
Además de la firma de extensión del convenio entre ambas organizaciones, en la jornada se realizó el hito de inauguración de la exposición “Víctor Jara: el mundo gira y crea porque existe el amor”. La muestra consta de 40 láminas con imágenes de hitos que marcaron la vida del cantautor, las cuales están organizadas en nueve módulos que constituyen el relato de la vida del desaparecido intérprete.
La artista María y Los Templos interpretó canciones de Víctor Jara durante la inauguración de la exposición fotográfica
La exposición es organizada por la Fundación Víctor Jara, el Departamento de Bibliotecas dependiente de la Vicerrectoría Académica (VRA), la Corporación Cultural de la Usach y el Archivo Patrimonial dependientes de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio (VIME) y la Corporación Cultural de Estación Central, y además cuenta con la colaboración del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
María Olga Letelier Elgueta, alcaldesa subrogante de Estación Central, indicó estar emocionada por el hecho de poder conectarse con la historia a través de la muestra, la que a su juicio “genera memoria para las futuras generaciones, para los estudiantes que vienen a la Usach a perfeccionarse y a aprender. Un país sin memoria no puede crecer, la memoria es parte de nuestra historia y tenemos que construir con ella”, afirmó.
María Olga Letelier Elgueta, alcaldesa de Estación Central
Por otro lado, Sergio Ulloa Ávalos, jefe del Departamento de Bibliotecas, indicó que la exposición tanto para nuestra Institución como para la unidad que dirige es relevante porque el Plantel facilita espacios para que la memoria no muera, sobre todo con personajes importantes en nuestra historia reciente. “El propósito es que esté presente en las nuevas generaciones para que su arte nos siga encantando, invadiendo y llenando de chilenidad”, dijo.
Finalmente, hizo un llamado al estudiantado, funcionariado, académicas y académicos, pero también al público en general a visitar la muestra, ya que esta nos invita a “abrazar nuestra historia”. Al mismo tiempo, “es bueno conocer su vida, no de oídas. Su historia por medio de sus palabras y aquí tenemos esa posibilidad. Víctor Jara fue uno más de nosotros, él estuvo aquí y estará con nosotros siempre”, enfatizó y cerró.
La muestra “Víctor Jara: El mundo gira y crea porque existe el amor” podrá ser visitada hasta el 15 de noviembre en la Biblioteca Central de la Universidad de Santiago. La atención es de lunes a viernes de 9:00 a 20:30 horas y sábados de 9:00 a 12:30 horas.
El recorrido contempló la población Los Nogales, el Teatro Antonio Varas, la Usach y el Parque Intercomunal Víctor Jara, lugares que marcan la vida y el legado del músico y director de teatro. Su hija Amanda describió a la celebración como “un cumple-móvil, donde cada lugar ha sido un regalo, una ofrenda para mi papá y mi mamá Joan”.
Este 28 de septiembre del 2024 se cumplieron 92 años del natalicio de Víctor Jara, conmemoración que la Fundación Víctor Jara quiso celebrar de manera íntima dejando ofrendas en lugares que marcaron la vida y el legado de quien fuera cantautor y director de teatro. Rosas y banderines con consignas de lucha popular, letras de canciones y frases de Víctor fueron parte de las ofrendas que dejó en cada punto el equipo de la Fundación junto a amigos y amigas de la organización.
La denominada “Ruta de Víctor” comenzó en la población Los Nogales, donde se encuentra la casa de la familia Morgado, quienes fueron el refugio del joven Victor, luego de la muerte de su madre y de su salida del seminario.
“Acá (en Los Nogales) le hicieron ropa especial para sus presentaciones con el Conjunto Cuncumén. Jugó fútbol con el equipo de la población, se convirtió en el padrino del hijo de sus amigos. Y siguiendo la costumbre, presentó su polola gringa, Joan Turner, a la familia Morgado. En esta población creó fuertes lazos de cariño y amistad que conservaría durante toda su vida”, leyó en el primer hito de la ruta Karen Cea, voluntaria de la Fundación Víctor Jara, y donde la agrupación Los Nogalinos se hizo parte interpretando unas cuecas.
Los Nogalinos | Carlos Contreras @cacogal_fotos
Víctor y el teatro
En 1956 Víctor Jara ingresó a la carrera de teatro de la Universidad de Chile. Fue un lugar donde como estudiante se refugió cuando no tenía un lugar para dormir, y hoy ese camarín lleva su nombre. Es por esta razón que otro de los puntos que fue parte de la ruta fue el Teatro Antonio Varas, donde la actriz Catalina Saavedra leyó unas palabras que escribió Alejandro Sieveking, quien fuera actor, dramaturgo y director de teatro, y con quien Víctor Jara estudió y forjó una amistad y colaboración creativa.
Conjunto Cuncumén | Carlos Contreras @cacogal_fotos
“Si tuviera que limitarme a una palabra para definir a Jara, diría que es creador. Aparte de ser fiel a la obra que dirige, la enriquece de tal manera, que un autor no puede menos que sentirse agradecido hasta el extremo de perder la objetividad con respecto a él. Es lo que me ocurre en este caso (ha dirigido tres obras mías: Parecido a la felicidad, Ánimas de día claro y un cuento infantil titulado Honorato, el caballo de circo), y, al enfrentarme con cualquiera de sus direcciones, me siento inclinado hacia la alabanza. Pero como él es una persona que no gusta de la alabanza, prefiero detenerme aquí”, escribió en 1963 Sieveking.
La música también estuvo presente en este hito, el Conjunto Cuncumén, agrupación de la cual Victor formó parte en la misma época en que realizaba sus estudios de teatro, interpretó tonadas como Aquí te traigo una rosa. Una instancia en la que, además, Ana María Báez contó algunas anécdotas que vivió junto al intérprete de Te recuerdo Amanda.
Amanda Jara dejando una rosa en el camarín “Víctor Jara” del Teatro Antonio Varas | Carlos Contreras @cacogal_fotos
Víctor y la Universidad Técnica del Estado (actual USACH)
Víctor Jara trabajó en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado (UTE), institución que se puso al servicio de las necesidades de la sociedad, haciéndose partícipe del programa de gobierno de la Unidad Popular; y por ello, tras el golpe de Estado de 1973, la casa central fue atacada. Estudiantes, trabajadoras y trabajadores -como Víctor Jara- fueron detenidos por los militares y trasladados al Estadio Chile -hoy Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara-.
Frente a la escultura que está a un costado de la Biblioteca de la USACH, Emilio Daroch, presidente de la Corporación Solidaria UTE-USACH y exestudiante de dicha casa de estudios, comentó:
“Me echaron de la universidad porque caímos presos el 12 de septiembre de 1973, siendo dirigente estudiantil participaba en todas las acciones de apoyo con el Gobierno de la Unidad Popular. Para mí hablar en este lugar es algo muy especial, es un lugar donde el rector Enrique Kirberg y estudiantes fueron golpeados por los militares, y es un espacio donde, previo al Golpe de Estado, trabajábamos en el desarrollo de la UTE con representantes de la cultura como nuestro compañero Víctor Jara”, rememoró Daroch.
Equipo, trío Berrú y amigos y amigas de la Fundación Víctor Jara en la USACH | Carlos Contreras @cacogal_fotos
“Es importante decir que esta universidad se puso al servicio de su pueblo, de su desarrollo y del país. Por eso fue atacada tras el Golpe. Nosotros éramos jóvenes, estábamos con todo nuestro espíritu para resolver los trabajos de nuestra patria. Recorrimos voluntariamente el país y en esas actividades siempre estuvo nuestro compañero Víctor Jara, él cantaba aquí en la universidad. Es por eso que sentimos tanto aprecio por él”, agregó el presidente de la Corporación Solidaria UTE-USACH.
Hito de la ruta que fue sellado con las interpretaciones musicales de canciones como El pimiento, Dolencias y Vientos del Pueblo por parte del trío Berrú -compuesto por Tocori y Cristóbal, hijos del integrante fundador de Inti-Illimani y exestudiante de la UTE, Max Berrú-.
Legado y futuro
La “Ruta de Víctor” finalizó en la escultura del Parque Intercomunal Víctor Jara que representa el presente y futuro de su legado, teniendo en cuenta a los niños y niñas, y a la juventud que se alza y protesta exigiendo derechos.
Un último punto que contó con la conducción de la comediante Natalia Valdebenito y comenzó con la danza y música de los Diablos Rojos de Víctor Jara, continuando con las cuecas del trabajador Francisco Jara, la poesía sonora de Mapurbe de Piedra y las presentaciones musicales de José Seves, Elizabeth Morris, Horario Durán y el trío Berrú.
El encuentro fue sellado con los discursos del escultor Oscar Plandiura y las palabras de Amanda Jara, presidenta de la Fundación Víctor Jara, quien describió que: “Esta celebración ha sido un cumple-móvil y en cada lugar ha sido un regalo, una ofrenda para mi papá y mi mamá. Este es el primer cumpleaños sin mi mamá. Ella estaría tan contenta de haber visto más que la masividad, lo significativo de cada lugar y de las personas que se han acercado para ayudar, celebrar y cantar”.
Así también, la hija de Víctor y Joan, aseguró que “celebrar a Víctor es celebrar la vida, el amor, el arte, la creación y renueva el compromiso por la utopía de que querer otro mundo es posible. Sabemos que en otras partes de Chile y del mundo habrá diversas celebraciones en memoria de mi padre. Mi mamá alguna vez dijo Víctor sigue viviendo hoy en todos los que sueñan y trabajan por un mundo mejor. Sus canciones y su ancha sonrisa continúan iluminando nuestros sueños y esperanzas”.
Equipo de la Fundación Víctor Jara junto a amigos y amigas que participaron en el último hito de la ruta de Víctor | Carlos Contreras @cacogal_fotos
Amanda Jara también reflexionó en torno a los más de 30 años del trabajo incesante de la Fundación Víctor Jara, pero, asegurando que “los cimientos de nuestra organización comenzaron en 1973 con una maleta que con mi mamá y mi hermana Manuela sacamos de Chile, con todas nuestras cosas y la de mi padre”.
Finalmente, la presidenta de la Fundación Víctor Jara detalló que la organización tiene como misión preservar la vida y obra de Víctor, los derechos humanos, la memoria y el arte. Para nosotros la enseñanza y la difusión de las artes son auténticas armaduras que cada uno puede construir. Y es que el arte sobrevive a los golpes y con él sobrevivimos nosotros también. Eso nos ha demostrado la obra de Víctor Jara, la que sigue sumergida en la sociedad chilena y en el mundo. El arte se enseña y se multiplica, con esa tarea se ha constituido la fundación”, concluyó Amanda Jara.
El taller organizado por la Fundación Víctor Jara está dirigido para mujeres mayores de 40 años y tendrá una duración de tres meses. Un proyecto financiado por el Programa Sitios de Memoria, de la Unidad Sitios de Memoria, del Servicio Nacional del Patrimonio.
Desde el pasado 9 de agosto se desarrolla en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara el taller “Memoria y mosaico: mujeres en trozos de colores” organizado por la Fundación Víctor Jara. Un taller dirigido a mujeres mayores de 40 años y que busca trabajar las memorias desde el arte.
El curso que está a cargo de Nataly Vargas y Grisel Rico pretende aportar a las mujeres -a través de la horizontalidad del arte- una forma de conectar con procesos vividos durante los períodos de dictadura 1973, retorno a la democracia y el estallido social desde sus experiencia vividas, trascendiendo lo generacional.
De acuerdo a ambas talleristas, “la metodología de acompañamiento es a través de la escucha activa y recopilación de datos de manera grupal, recurriendo a fortalecer la transmisión oral y el tejido humano”.
El taller de mosaico se realiza en el Sitio de Memoria Estadio Víctor Jara
Tanto Nataly Vargas como Grisel Rico mencionan que “el mosaico es utilizado como herramienta de arte terapia, trabajando desde la fractura de su vivencia a la materialidad, debido a su relación directa con lo cotidiano dando la posibilidad de crear algo nuevo. Crear un mosaico es aprender a enfrentarse a situaciones, donde todo se puede romper, pero aprendemos a dar nuevas formas de vida”, añadieron las talleristas.
PRIMERAS SESIONES
Ya van cuatro sesiones del taller de mosaico, donde en jornadas de dos horas, las asistentes han trabajado en la elaboración de un diseño de mosaico individual para luego dar paso al trabajo grupal. De acuerdo a Vargas y Rico, “las participantes han agradecido que sea un espacio solo para ellas, mujeres de su edad. Al transcurrir el proceso nos compartieron que han ido avanzando desde su autopercepción, algunas maquillándose para asistir y cambiando sus colores de vestir.”
Paola Espinosa, integrante del curso de mosaico y además del de creación de arpilleras, comenta que se enteró a través de las redes sociales de ambos talleres. Paola asegura que le ha ayudado para reencontrarse consigo misma: “Es primera vez que participo en actividades dedicadas a mí, para encontrarme también con parte de nuestra historia y también para contar mis vivencias. Encuentro que esto es muy positivo y estoy muy agradecida de la oportunidad que nos están dando”.
En la misma línea, su compañera Marta, quien se enteró de las clases a través de afiches en las calles, asegura que el taller le ha parecido “excelente”. “Me ha gustado mucho porque me están ejercitando mis manos que ya están casi muertas”.
El taller de mosaico es financiado por el Programa Sitios de Memoria, de la Unidad Sitios de Memoria, del Servicio Nacional del Patrimonio.