El primer ciclo del proyecto de Escuela Popular de la Fundación Victor Jara finalizó con el taller de serigrafía, el que tendrá un segundo ciclo con quienes participaron del curso.
A mediados de mayo comenzó el taller de serigrafía que es parte de la Escuela Popular: jóvenes, memoria y derechos humanos de la Fundación Victor Jara. Un curso que se situó en el Sitio de Memoria Estadio Victor Jara y que dentro de sus objetivos busca jóvenes exploren, aprendan y reflexionen en torno a la relevancia de la memoria y los derechos humanos a través del oficio de la serigrafía. Pero no solo eso, sino que también entregar herramientas artísticas y sociales dentro de un espacio seguro, abierto al diálogo, la inclusión y el respeto mutuo.
Ana González, encargada de educación, afirmó que «para la Fundación ha sido súper importante porque es el primer taller de la Escuela Popular: jóvenes, memorias y derechos humanos, donde participaron jóvenes entre 15 y 17 años. Fue una instancia en la que pudimos visibilizar su experiencia de trabajar en un sitio de memoria con una técnica bella como lo es la serigrafía, pero donde también, dentro de este aprendizaje, les enfatizamos en la relevancia de valorar la memoria, los derechos humanos y la historia reciente. En este proceso vimos cómo ellos han transitado desde lo individual a lo colectivo».
Tras la visita guiada en el Sitio de Memoria en la que participaron las y los estudiantes decidieron, junto a su profesor, Francisco Sutherland, que la exhibición final la harían en un espacio del recinto que es denominado como el «polígono», que antes del Golpe de Estado de 1973 era un gimnasio, pero cuando el ex Estadio Chile fue usado como centro de detención, tortura y exterminio, en dicho espacio, militares realizaron simulacros de fusilamiento para torturar a las y los prisioneros políticos. Esta intervención artística en el «polígono» fue un acercamiento a la memoria, un homenaje, y un enfásis al «no olvidar».
De acuerdo a Ignacio Salazar (17) el taller de serigrafía «fue una experiencia súper bonita, el recuperar sitios de memorias como este, y sobre todo en pos del arte, es algo súper valorable y que no se ve mucho. Además, una disciplina como la serigrafía es súper cara, y el ofrecerla de manera gratuita, la hace democrática y accesible». Su compañera, Emilia Santana (17) comentó que «desde un inicio me gustó mucho, porque siempre me interesó el dibujo, la pintura y los grabados. No había tenido la oportunidad de poder explayarme en eso y esto fue la oportunidad perfecta. Agradezco demasiado la instancia, porque conocí gente muy interesante, compañeros que se desempeñan en otros oficios, que pintan y dibujan».
Por su parte, a Gabriel (15) le pareció una experiencia muy bonita e interesante. «Los profesores son geniales, los compañeros muy buena onda. Es una experiencia que recordaré por mucho tiempo». Para Gaspar (14) agradable y en la que se sintió cómodo. «Me hice amigos aquí y aprendí cosas nuevas. Se valora que hagan estos talleres para la juventud», concluyó.
Durante el segundo semestre, se realizará una etapa de continuidad del taller de serigrafía en la que participarán las y los jóvenes de primer ciclo.
*Este proyecto es posible gracias a la donación del músico Roger Waters y está en línea con el trabajo que está realizando la Fundación, el que tiene un enfoque pedagógico sobre las infancias, juventudes, artes, culturas, memorias y derechos.
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